La lista de periodistas que han muerto haciendo su trabajo, en el desempeño de sus funciones, es trágicamente larga. Cada una de esas muertes ha sido un mazazo para las familias, un duro golpe para sus colegas. La muerte de Anna Politkovskaya, asesinada hace poco más de 10 años al entrar en el ascensor del edificio de apartamentos en el que vivía en el centro de Moscú, sigue siendo una herida abierta para su familia, sus colegas y muchas otras personas que la conocían personalmente o por su labor informativa o por sus libros.
Cada 7 de octubre evocamos su memoria y recordamos que todavía sigue sin esclarecerse quién ordenó que la mataran ni el verdadero motivo por el que le quitaron la vida.
Impunidad.
La impunidad deriva en permisividad. La impunidad transmite el mensaje de que tales actos son permisibles. Es permisible atacar y apalear periodistas. Es lamentable, pero ahora vemos que en Moscú, Pskov, San Petersburgo y muchas otras ciudades y regiones se producen ataques frecuentes y sin freno contra periodistas y defensores y defensoras de los derechos humanos.
Cuando el Estado no puede o no está dispuesto a proteger a los periodistas, a la gente común, ciudadanía y periodistas deben alzar su voz e instarle a que lo haga, exigiéndole que respete la libertad de expresión y la libertad de escribir y contar la verdad. Deben tomar las calles.“Cuando el Estado no puede o no está dispuesto a proteger a los periodistas, a la gente común, ciudadanía y periodistas deben alzar su voz e instarle a que lo haga, exigiéndole que respete la libertad de expresión y la libertad de escribir y contar la verdad.”Sergei Nikitin
Esa solidaridad no conoce fronteras.
Hay algo más que ahora recuerdo. Hará unos 14 años, Anna Politkovskaya manifestó su desacuerdo con Amnistía Internacional en una conferencia de prensa conjunta en la que estaba presente la entonces secretaria general de la organización, Irene Khan. Anna expresó duras críticas hacia nuestra organización por actuar con un comedimiento mayor del acostumbrado. Nos instó a ser más activos.
Esa actitud de firmeza es lo que tantos admiraban de Anna.
Demostraba así su enorme entusiasmo por el trabajo que tanto amaba. No es fácil tratar con personas de esa talla. Pero son esos grandes personajes los que hacen grandes cosas.
Así es como recordamos a Anna Politkovskaya.