El 13 de mayo de 2005, Dilorom Abdukadirova acudió, junto con miles de personas a una protesta en la ciudad de Andiyán para manifestarse por la situación económica en su país, Uzbekistán.
Esta acción ha finalizado (6 de octubre de 2014)
Las firmas recogidas a través de esta acción serán entregadas a las autoridades uzbekas en un acto que se celebrará conjuntamente en diez capitales europeas, el próximo 21 de octubre. Ese día, uniremos nuestras voces para pedir al gobierno de Uzbekistán que ponga en libertad a Dilorom Abdukadirova de inmediato y sin condiciones, y que ordene una investigación independiente e imparcial sobre las denuncias de que fue torturada bajo custodia. Amnistía Internacional seguirá trabajando para erradicar la tortura y otros tratos crueles inhumanos y degradantes en Uzbekistán, donde éstos son una práctica sistemática de las fuerzas de seguridad y el personal penitenciario.
¡Gracias a las más de 16.000 personas que han tomado parte en esta acción!Petición antes del cierre
Las fuerzas de seguridad reprimieron la manifestación y abrieron fuego contra los manifestantes.
Dilorom huyó hacia la frontera con Kazajistán para ponerse a salvo. Allí, recibió un visado de refugiada para Australia.
Cuatro años después, volvió a Uzbekistán para reunirse con su familia, animada por las promesas de las autoridades, que aseguraban que no le sucedería nada si regresaba a su casa. En cambio,
fue detenida y acusada de intentar derrocar el orden constitucional y de salir ilegalmente del país. Permaneció dos semanas en una celda del departamento de policía de Andiyán, sin acceso a su familia o a un abogado. Durante el juicio, celebrado en 2010, sus familiares dijeron que estaba muy delgada, que tenía contusiones en el rostro y que no llevaba su hiyab, cosa extraña ya que Dilorom es musulmana devota y su familia duda que se lo quitase por su propia voluntad.
Tras un juicio injusto, fue declarada culpable y condenada a diez años y dos meses de prisión. Su familia escribió a las autoridades para quejarse del trato que había recibido bajo custodia. En 2012, tras un juicio a puerta cerrada,
la condenaron a otros ocho años, acusada de haber violado las normas de la prisión por su mala conducta.
Dilorom permanece en prisión, donde su familia teme que vuelva a ser sometida a malos tratos. No se ha llevado a cabo
ninguna investigación imparcial sobre las denuncias que indican que Dilorom Abdukadirova fue torturada bajo custodia. Dilorom
nunca debió ser detenida, ni mucho menos torturada por ejercer su derecho a la libertad de expresión.
Es una presa de conciencia, por lo que debe ser liberada de inmediato.
¡ACTÚA!