Manahel al-Otaibi y Salma al-Shehab: encarceladas por defender los derechos de las mujeres saudíes
¿Qué crimen ha cometido esta anciana turca?
Esta acción ha finalizado. Hemos sido 10.357 firmantes
Damos las gracias a las más de 10.000 personas que han respaldado nuestra petición para que las autoridades turcas dejen de perseguir a las Madres del Sábado y escuchen su reclamación de justicia para sus hijos desaparecidos hace años.
Desde Amnistía Internacional seguimos acompañando a estas mujeres y a sus familiares, y también seguimos pidiendo al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, que cumpla la promesa que les hizo hace siete años cuando se comprometió a trabajar sobre las desapariciones forzadas, una de las más graves violaciones de los derechos humanos en Turquía. Para ello, debe empezar por levantar la prohibición que pesa sobre su vigilia pacífica semanal y conducir a Turquía a firmar y ratificar la Convención Internacional para la Protección de Todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas.
Petición antes del cierre
Amplifica las voces de las “Madres del Sábado” y pídele a Erdoğan que las escuche en vez de tratar de silenciarlas.
Ella es Emine Ocak, tiene 82 años y no sabe nada de su hijo desde 1995, en una época en la que cientos de personas desaparecieron en Turquía sin dejar rastro. Emine forma parte de las "Madres del Sábado", un grupo de familiares que se reúnen desde hace años ese día para recordar a sus seres queridos y reclamar justicia.
“Venimos y nos sentamos ahí pacíficamente. Las madres vienen a hablar de cuánto añoran a sus hijos. Los hermanos y hermanas piden una tumba sobre la que poder llorar... Las autoridades deberían responder a esta pregunta: ¿Por qué nos han hecho esto? ¿A quién hemos hecho daño?”Emine
El sábado 25 de agosto, cuando iban a celebrar su vigilia número 700, la policía de Estambul empleó gas lacrimógeno, cañones de agua y balas de plástico para dispersar la concentración. Detuvo a 47 personas durante varias horas. Desde entonces las autoridades no han permitido más vigilias aunque cada semana los familiares siguen intentándolo a riesgo de sufrir más violencia policial.