Malí es uno de los 19 países que según Naciones Unidas siguen reclutando a niños y niñas soldados en todo el mundo. Estos menores se ven sometidos a situaciones extremas, son utilizados para cometer atrocidades, sufren malos tratos, violaciones o son testigos de asesinatos.
Esta acción ha finalizado (30 de abril de 2014)
Según información de Amnistía Internacional, aún hay niños/as soldados detenidos por parte del Gobierno de Mali en la gerdamnería de Bamako. Según los acuerdos suscritos por el Gobierno y Naciones Unidas, estos menores deben ser transferidos inmediatamente a los programas de reinserción que UNICEF lleva a cabo en el terreno. Desde Amnistía Internacional seguiremos vigilando las vulneraciones de derechos humanos en el país y os mantendremos informados de la situación de estos niños y niñas.
Gracias a las más de 34.000 personas que han sumado su voz para pedir que acabe el sufrimiento de estos niños y niñas en Mali. Petición antes del cierre
Aunque no se conocen las cifras exactas, cada día cientos de miles de niños y niñas participan en conflictos en lugares como
Malí,
República Centroafricana,
Sudán del Sur,
Irak,
Colombia o
Yemen. Un niño nos contaba en Malí "
Nos adiestraban para disparar apuntando al corazón o a los pies. Antes del combate, teníamos que comer arroz mezclado con un polvo blanco y una salsa con un polvo rojo. También nos ponían inyecciones. A mí me pusieron tres. Después de esas inyecciones y de comer el arroz mezclado con el polvo, me convertía en un vehículo de motor, podía hacer cualquier cosa por mis dueños. Veía a nuestros enemigos como si fueran perros y lo único que había en mi mente era disparar contra ellos.” No siempre participan activamente en los combates, también se les asignan funciones de apoyo, como ser porteadores de soldados heridos, de munición, ser espías o mensajeros y,
en el caso de las niñas, a veces son obligadas a servir de esclavas sexuales. Los actos de violencia de los que son testigos o que son forzados a cometer tienen consecuencias muy graves en el desarrollo de estos niños, en su salud física y mental, y puede mermar seriamente su capacidad de desarrollarse si no reciben el apoyo que necesitan. En Malí, estos niños y niñas son reclutados por grupos armados.
Tras abandonar estos grupos, algunos de tan sólo 13 años, están siendo recluidos en cárceles por las fuerzas malienses junto con adultos, y algunos afirman haber sido torturados. “
Me tuvieron 15 minutos colgado del techo y amenazaron con aplicarme descargas eléctricas –contó uno de ellos a Amnistía Internacional–.
Amenazaron con matarme.”
Desde Amnistía Internacional queremos que el Gobierno de Malí garantice que ningún menor es detenido junto a adultos y que ponga en marcha de forma eficaz programas que reintegren a los niños y niñas soldado en una vida normal.