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Actuamos por los derechos humanos
en todo el mundo

El aceite de palma encubre violaciones de derechos humanos

Niño transportando una carretilla llena de racimos de fruta de palma sobre un puente estrecho
Niño transportando una carretilla llena de pesados racimos de fruta de palma © Amnesty International / WatchDoc
¡Gracias!

Esta acción ha finalizado. Hemos sido 28.754 firmantes

Amnistía Internacional seguirá trabajando porque Colgate-Palmolive, Kellogg’s, Nestlé, Reckitt Benckiser, Procter & Gamble y Unilever asuman su responsabilidad, se aseguren que el aceite de palma que utilizan esté libre de abusos de derechos humanos y exijan a Wilmar poner fin al abuso de los derechos de las personas que trabajan en sus plantaciones.

Gracias a las personas que han firmado esta petición.

Petición antes del cierre

Colgate-Palmolive, Kellogg’s, Nestlé, Reckitt Benckiser, Procter & Gamble y Unilever venden productos de alimentación y cosméticos que contienen aceite de palma y derivados. Ingredientes que proceden del trabajo infantil, del trabajo forzado y de las violaciones de derechos humanos que se producen en las plantaciones de palma que el gigante Wilmar y sus proveedores poseen en Indonesia, el mayor productor mundial de aceite de palma.

Estas empresas aseguran que no toleran abusos laborales en sus cadenas de suministro de aceite de palma. Y Colgate, Nestlé y Unilever aseguran a sus consumidores que sus productos utilizan “aceite de palma sostenible”. Wilmar, a su vez, afirma que el trabajo infantil no existe en sus plantaciones

Sin embargo, las plantaciones de palma de Wilmar encubren violaciones de derechos humanos.
No voy a la escuela. Llevo el saco con la fruta, pero sólo puedo llevar la mitad. Me duelen las manos y mi cuerpo”. “La compañía está contenta si traemos a nuestros hijos porque ellos pueden recoger la fruta caída
Hijo y padre trabajadores en plantaciones de aceite de palma en Indonesia

En ellas trabajan niños de 8 a 15 años que son obligados a cargar con sacos de palma de entre 12 y 25 kilos. Las medidas de seguridad en las que trabajan las personas brillan por su ausencia y han hecho que muchos y muchas trabajadoras tengan graves lesiones por usar productos químicos extremadamente tóxicos. “Le dije al jefe que cuando utilizo el pesticida me siento mal. Desde el año pasado me mareo y vomito. El médico de la empresa me dijo que era falta de ejercicio y el jefe que siguiera trabajando. Cada vez estoy peor, me duele el estómago y me cuesta comer”.

A su vez, las mujeres no tienen seguro médico ni pensiones y ganan, en algunos casos, menos de tres dólares al día. “Cuando trabajamos por una o dos horas, ¿deberían pagarnos? No sabemos nada, sólo somos trabajadoras” pregunta una trabajadora a la investigadora de Amnistía Internacional.

Colgate-Palmolive, Kellogg’s, Nestlé, Reckitt Benckiser, Procter & Gamble y Unilever cierran los ojos ante las violaciones que se producen en las plantaciones de Wilmar y se benefician de las mismas.

Es hora de que asuman su responsabilidad, se aseguren que el aceite de palma que utilizan esté libre de abusos de derechos humanos y exijan a Wilmar poner fin al abuso de los derechos de las personas que trabajan en sus plantaciones.