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Desmovilización y reinserción de los niños soldado

Londres.- Amnistía Internacional pide al gobierno de Burundi y a los dirigentes de todos los grupos y ex grupos políticos armados que dejen inmediatamente de utilizar y reclutar a niños soldado y se impliquen realmente en su desmovilización y reinserción. Según afirma Amnistía Internacional en un nuevo informe titulado Burundi: Child soldiers - the challenge of demobilisation (sólo disponible en inglés), los dirigentes militares han exacerbado los diez años de conflicto de Burundi reclutando y secuestrando a niños, a los que destrozan su infancia y cuyo futuro ponen en peligro. “Hacer frente a la práctica y a las consecuencias del reclutamiento de niños es un elemento importante para lograr una paz duradera en la cual se respeten los derechos humanos de todos”, ha dicho Amnistía Internacional. Los niños, incluso por debajo de los 15 años, han sido utilizados como instrumento de guerra barato y reemplazable. A algunos se los ha secuestrado y arrancado de sus familias, y otros se han enrolado voluntariamente como consecuencia de la exclusión social y la ruptura familiar o tras presenciar atrocidades. La pobreza y los años de guerra han facilitado que toda una generación de niños se vea involucrada en el conflicto armado. "Independientemente de la forma en que hayan sido reclutados, es frecuente que los niños soldado hayan presenciado situaciones de violencia extrema o incluso participado en ellas, además de haber sido víctimas de abusos. El hecho de que los niños hayan pasado años en las fuerzas armadas, en un ambiente de extrema violencia, tendrá repercusiones duraderas en el país y sus ciudadanos salvo que se afronte urgentemente el problema”, ha añadido la organización. Las fuerzas armadas y los grupos armados de oposición de Burundi han reclutado y usado niños soldado como porteadores, informadores, “esposas” y combatientes. Los niños soldados burundeses han luchado en Burundi y en la República Democrática del Congo. Muchos de ellos han sido traumatizados, humillados, maltratados y brutalmente castigados, además de verse expuestos a peligros innecesarios dada su inexperiencia y su mal adiestramiento. Incluso los que han sido utilizados fundamentalmente como porteadores se han podido encontrar en primera línea durante el combate, pues se ocupaban de transportar a los muertos y los heridos. En julio de 2003, las Fuerzas Nacionales de Liberación de Agathon Rwasa (PALIPEHUTU-FNL) secuestraron de su lugar de origen, la comuna de Mukike, en la provincia de Bujumbura Rural, a Pierre (nombre ficticio), de 14 años, junto con otros seis niños, y lo obligaron a transportar municiones y mercancías robadas. Pierre estuvo con las FNL dos meses antes de ser capturado y detenido por miembros de las fuerzas armadas. “La comunidad internacional y el gobierno de Burundi debe comprometerse, con carácter prioritario, a proporcionar apoyo a largo plazo para facilitar la reinserción y ofrecer oportunidades alternativas a los ex niños soldado.” Sin un apoyo sostenido, los niños desmovilizados pueden regresar voluntariamente o ser reclutados forzosamente al ejército o a otros grupos armados, perpetuando así el círculo vicioso del conflicto. También pueden verse obligados a vivir en las calles, donde son vulnerables al delito y a la explotación. Cualquier programa de desmovilización, reinserción y rehabilitación debe prestarespecial atención a las necesidades de las niñas soldado, que pueden sufrir especiales traumas como víctimas de la violencia sexual. Las niñas pueden presentar especiales dificultades para ser reintegradas o enfrentarse a la marginalización o la agresión sexual durante el propio proceso de desmovilización. Los adultos jóvenes que en su día fueron niños soldado deben ser incluidos en estos programas de desmovilización y reinserción. Jean-Bosco N tenía 15 años cuando se unió a las fuerzas armadas de Burundi. Durante algún tiempo antes de su reclutamiento formal las había estado siguiendo y había trabajado con ellas. Jean Bosco dijo a Amnistía Internacional que a menudo presenció cómo los soldados disparaban contra la población civil cuando huían, y que habían recibido orden de hacerlo. Al volver de operaciones militares, los soldados solían torturar y maltratar a los civiles, y sólo eran objeto de medidas disciplinarias por parte de sus superiores si los abusos se consideraban demasiado flagrantes. Tras ser detenido y maltratado en varias ocasiones por infracciones disciplinarias, desertó. Ahora, con 19 años, es miembro de los Custodios de la Paz, milicia gubernamental sin adiestramiento, pero con armas. “Los bandos del conflicto han mostrado poco entusiasmo aparente por desmovilizar a los niños soldado. Es esencial que se comprometan en el proceso para garantizar su éxito. Amnistía Internacional también pide a la comunidad internacional y a los diferentes agentes sociales implicados que animen a los líderes burundianos a apoyar el proceso y a proporcionar suficiente ayuda técnica y económica para garantizar un enfoque amplio y coordinado.” "La comunidad internacional debe mantener el interés y el compromiso en este proceso y observar los progresos del programa, así como los acontecimientos que se produzcan en el país, a fin de evitar que los dirigentes militares y otros manipulen el proyecto de desmovilización. Si se produjeran nuevos reclutamientos o continuara habiendo indicios del uso de niños soldado, se deberá emitir una condena pública en los más duros términos”, ha añadido la organización. Para que la desmovilización, la reintegración y la rehabilitación sean verdaderamente sostenibles, el gobierno de Burundi también debe abordar la cuestión de la proliferación de armas en el país. Información general No hay cifras fiables sobre el número de niños que han tomado parte en el conflicto durante los últimos 10 años. Sin embargo, según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el número de menores de 18 años que es preciso desmovilizar y reinsertar en la sociedad oscila entre 6.000 y 7.000. Hasta ahora, el UNICEF ha conseguido un acuerdo con el gobierno de Burundi y dos grupos políticos armados menores, el FNL (Mugabarabona) y el CNDD-FDD (Ndayikengurukiye), para la desmovilización y la reinserción de sus niños soldado, se calcula que unos 3.000. Desde enero de 2004, 300 niños soldado de las fuerzas gubernamentales y del CNDD-FDD (Ndayikengurukiye) han sido ya desmovilizados, y se están reintegrando a sus comunidades. Se están elaborando planes para la futura desmovilización de miles más. También es preciso desmovilizar y reintegrar a decenas de miles de adultos combatientes, un reto considerable en una situación de extrema pobreza y de conflicto entre Burundi y la vecina República Democrática del Congo, y en una región inundada de armas pequeñas. La forma en que se gestione este proceso tendrá un efecto importante en la situación de los derechos humanos de Burundi, tanto actualmente como a largo plazo.

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