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Denuncias de tortura sistemática en las cárceles

Mapa de los Emiratos Árabes Unidos

En cartas manuscritas de personas detenidas, sacadas clandestinamente de la cárcel, se afirma que agentes de seguridad del Estado de Emiratos Árabes Unidos (EAU) han sometido a detenidos a malos tratos sistemáticos, incluida tortura. Así lo han manifestado hoy Alkarama, Amnistía Internacional y Human Rights Watch. Las organizaciones han recibido 22 declaraciones escritas por algunas personas de un total de 94 sometidas a juicio por su presunta participación en una trama para derrocar al gobierno. Los malos tratos descritos en las cartas coinciden con otras denuncias de tortura en centros de seguridad del Estado de EAU e indican que la tortura es práctica sistemática en estos lugares. En las declaraciones se explican con diverso grado de detalle las condiciones en prisión preventiva. Varios detenidos describen malos tratos que se ajustan claramente a la definición de la tortura del artículo 1 de la Convención de la ONU contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, que EAU ratificó en julio de 2012. “Me golpearon en todo el cuerpo con un tubo de plástico –explica un detenido–. Me ataron a una silla y amenazaron con aplicarme electrocución si no hablaba. Me insultaron y me humillaron.” “El sistema judicial de EAU perderá toda credibilidad si estas denuncias se ocultan debajo de la alfombra a la vez que encarcela a quienes critican al gobierno –ha manifestado Joe Stork, director adjunto para Oriente Medio de Human Rights Watch–. Si el gobierno no investiga y toma medidas, será difícil no llegar a la conclusión que la tortura es práctica habitual en EAU.” El 4 de marzo de 2013, en la primera sesión del juicio, algunos de los acusados dijeron al juez que habían sufrido graves malos tratos durante meses bajo custodia. Hablaron de reclusión en régimen de asilamiento por largos periodos, problemas para dormir por la iluminación fluorescente permanente, calefacción insuficiente y uso de capuchas cuando los sacaban de la celda –incluso para ir al retrete o para interrogarlos–. Dijeron que los guardias de la prisión los habían insultado reiteradamente. Según personas presentes en la sala, el juez ordenó que realizar un examen médico a los detenidos, pero no se lo hicieron. Las cartas recibidas por las organizaciones de derechos humanos indican que estas formas de maltrato eran sistemáticas. Todos los detenidos que describieron sus condiciones dijeron que estaban recluidos en régimen de aislamiento, con luz muy fuerte en la celda permanentemente. Excepto seis, todos dijeron que los habían sometido a temperaturas extremas y que unos hombres que decían ser agentes de seguridad del Estado interrogaban a los detenidos con los ojos vendados. Dos explicaron que los habían amenazado con someterlos a electrocución. “Oí sonidos ahogados y gritos, indicadores de tortura sistemática, golpes en las puertas de hierro para impedirme dormir y ruidos muy fuertes por la trampilla del aire acondicionado, como motores de avión”, dijo otro detenido. Lo contado en las cartas coincide con denuncias previas de tortura. Amnistía Internacional documentó descripciones creíbles de tortura en 2003 y manifestó su preocupación por el trato dispensado a una persona de nacionalidad emiratí en 2007, así como a una de doble nacionalidad, estadounidense y libanesa, en 2009. En septiembre de 2012, un ciudadano sirio, Abdulelah al-Jadani, dijo a Human Rights Watch que los agentes de un centro de seguridad del Estado lo habían golpeado y azotado, inmovilizado en dolorosas posturas en tensión y colgado de la pared de brazos y piernas. Añadió que lo habían sometido a privación prolongada del sueño y a frío extremo en la celda. Cuando se conocieron las denuncias de Al-Jadani se ignoraba el paradero de los emiratíes detenidos por motivos políticos, aunque fuentes locales dijeron a las organizaciones que probablemente se hallaran recluidos en el mismo centro de seguridad del Estado donde Al-Jadani afirma que fue torturado. El 6 de septiembre, 6 de los 94 detenidos comparecieron ante un juez en el Tribunal Supremo. El hijo de uno de ellos estuvo en la sala y explicó después que se los veía desaliñados, desorientados y angustiados. Otros detenidos también han denunciado haber sido torturados. Uno de ellos es Saud Kulaib, que está recluido en la cárcel de Al Sader, pero pasó cinco meses, del 29 de diciembre al 27 de mayo, en régimen de incomunicación. En Al Sader ha dicho a familiares suyos y a otros reclusos que estuvo todo el tiempo recluido en régimen de aislamiento y que lo sometieron a temperaturas extremas y a privación del sueño. Saud Kulaib afirma también que los agentes lo golpearon, le hicieron un gran corte en la mano con una cuchilla de afeitar, amenazaron con arrancarle las uñas y le dijeron que su esposa estaba detenida y en huelga de hambre. "Me colgaron varias veces por las piernas de una barra de hierro, en una postura muy dolorosa, entre dos sillas y con las manos atadas con una cadena de hierro, que me dejó marcas visibles aún hoy", ha explicado Saud Kulaib. "Luego me dieron fuertes golpes en las piernas durante más de media hora. A continuación me arrojaron agua fría en la cabeza y el cuerpo. A veces me quitaban la ropa y me dejaban sólo en calzoncillos para torturarme como ya he dicho.” No se sabe bien a qué cargos se enfrenta Saud Kulaib. Fuentes locales creen que su detención está relacionada con unos comentarios que hizo en redes sociales sobre la presunta tortura de uno de los 94 acusados, Ahmed al-Suweidi. El 10 de junio de 2012, Saud Kulaib publicó en Twitter un comentario en el que afirmaba que Al-Suweidi estaba “siendo sometido a fuerte tortura bajo la supervisión de un alto cargo”. En septiembre, Alkarama y Human Rights Watch documentaron la desaparición forzada de Al-Suweidi por un periodo de seis meses. Activistas locales creen que el argumento de la acusación en el juicio está basado en una confesión forzada de Al-Suweidi. Según testigos presentes en la sala, el 4 de marzo, durante la primera sesión judicial, Al-Suweidi dijo a los jueces: “Sé que lo que voy ha decir puede costarme la vida, pero niego los cargos y pido al tribunal que proteja mi vida y la de mi familia”. “No investigar tan graves denuncias de tortura aumenta la sucesión de violaciones de los derechos de los 94 acusados, que abarcan desde los imprecisos cargos presentados contra ellos por su relación con Al Islah, o Asociación para la Reforma y la Guía Social, hasta la reiterada supresión de su derecho de defensa”, ha señalado Hassiba Hadj Sahraoui, directora adjunta del Programa de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el Norte de África. Otro grupo de 30 personas acusadas de ser una célula de la Hermandad Musulmana también han denunciado haber sido torturadas. El 19 de junio, las autoridades emiratíes las remitieron al Tribunal Supremo Federal para su enjuiciamiento. No se han dado a conocer sus nombres, pero fuentes locales creen que entre ellas figuran 13 egipcios detenidos entre el 21 de noviembre y el 7 de enero. El hijo de uno de ellos, Ali Sonbul, ha contado a Human Rights Watch que unos familiares de los detenidos que fueron a verlos a prisión le dijeron que están recluidos en régimen de aislamiento y han sufrido “tortura psicológica y física”. Con ocasión del Día Internacional en Apoyo a las Víctimas de la Tortura, 26 de junio, Human Rights Watch, Amnistía Internacional y Alkarama instan a las autoridades de EAU a:

  • Practicar exámenes médicos forenses independientes a los acusados que afirman haber sido torturados.
  • No admitir en ningún procedimiento judicial ninguna prueba obtenida mediante tortura.
  • Garantizar que se realizan con prontitud investigaciones independientes e imparciales sobre las denuncias de tortura y otros malos tratos, desaparición forzada y otras violaciones graves de derechos humanos y se lleva a los responsables ante la justicia de acuerdo con las normas internacionales sobre juicios justos.
  • Garantizar que las víctimas de tortura, desaparición forzada y detención arbitraria reciben reparación plena.
  • Facilitar la inspección independiente de todos los centros de detención.
  • Ratificar el Protocolo Facultativo de la Convención de la ONU contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes.
El 7 de junio, el ministro de Asuntos Exteriores, Anwar Gargash, dijo al Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra que toda denuncia de tortura en EAU se iba a “tratar de acuerdo con las leyes de nuestro país para tomar las medidas previstas en la ley en caso de infracción”. “Para demostrar sus intenciones a la comunidad internacional, el Sr. Gargash debe ordenar realizar investigaciones sobre todas las denuncias de tortura y malos tratos cometidos por los servicios de seguridad del Estado, incluidas las de los 94 emiratíes”, ha manifestado Rachid Mesli, director del departamento jurídico de Alkarama.

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