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Toni Poveda

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Toni Poveda: Es intolerable que una institución como la UEFA se haya negado a apoyar una acción que defiende los derechos humanos

Por Elena Gallego, Equipo de diversidad sexual y de género de Amnistía Internacional España,

Antonio Poveda Martínez, también conocido como Toni Poveda, es un histórico activista LGBTI y VIH, expresidente de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales y ex coordinador general del Colectivo Lambda de Valencia. En la actualidad es vicepresidente de la Fundación Pedro Zerolo y director de la Coordinadora Estatal de VIH y sida (CESIDA).

¿Cómo nació tu activismo?¿No te pareció peligroso cuando surgió?

Yo empecé mi activismo con la crisis del sida, es decir, en los años más duros de esa pandemia. A principios de los noventa se morían muchos amigos y amigas y no había respuesta institucional. Solo empezaba a haberla, aunque muy tímidamente, en los colectivos LGBTI. Era una cuestión de vida o muerte. Como decía el lema de la organización ACT UP: “Acción = Vida”. A quien no conozca esta negra etapa de la pandemia del VIH en nuestro país puede parecerle exagerado, pero se trataba de esto literalmente, teníamos que actuar para seguir vivos. En esos años mi miedo a las consecuencias del sida era mayor que a las agresiones, pero más tarde sí que viví situaciones de peligro asociadas a la visibilidad.

Marcha del Orgullo celebrada en Madrid en 2017

Marcha del Orgullo celebrada en Madrid en 2017. © AI

¿Cuál crees que sería la gran victoria de los derechos LGBTI en España? ¿Y la gran derrota?

La gran victoria será la aprobación de las leyes Trans y LGBTI que está en manos de un gobierno dividido y que se tiene que entender. No es tan difícil que se sienten en una mesa PSOE, Unidas Podemos y una representación de las entidades y se cierre un acuerdo que se traduzca en leyes que faciliten la vida de las personas LGBTI, especialmente de las personas trans que son las que se llevan la peor parte de la discriminación. Si esto no se consigue en esta legislatura, esta será la gran derrota.

¿Qué opinas del surgimiento de grupos de ultraderecha como VOX y su discurso de odio? ¿Por qué crees que la gente vota a estos partidos?

La parte más cruel que puede haber en el discurso de odio es la que se dirige hacia los menores, y justo eso es lo que está potenciando esta formación política con las y los menores no acompañados, mal llamados “menas”, un término que desnaturaliza sus derechos humanos.

No sé por qué la gente vota a estos partidos, pero sí que creo que en España es mucha más la gente tolerante que la intolerante. El gran problema es que la intolerante no tiene ningún inconveniente en discriminar activamente, y la que es tolerante no aplica sus valores de forma agresiva o violenta. La tolerante responde de forma serena, pero contundente, ante las agresiones.

¿Es ahora más difícil ser una persona LGBTI en España que antes?

Sigue siendo difícil, pero en España se ha avanzado mucho en la igualdad de derechos y en la aceptación social. Es cierto, por ejemplo, que cada vez somos más visibles y que la ultraderecha está más envalentonada, y esto provoca que una parte minoritaria de la sociedad se atreva a agredir a las personas LGBTIQ. Por eso es tan importante que se aprueben cuanto antes la ley LGBTIQ, la ley integral Trans y la ley de Igualdad de trato. Es necesario eliminar los obstáculos que siguen impidiendo la plena ciudadanía y legislar para que discriminar no salga tan barato como en la actualidad.

Marcha del Orgullo

Marcha del Orgullo. © Anaïd de Dieuleveult/ Hans Lucas

Cómo referente histórico del orgullo, ¿cuáles han sido las fases/cambios principales en las últimas décadas desde la primera marcha?

La mejor vara de medir para saber si desde las instituciones y desde la sociedad se avanza en los derechos del colectivo LGBTIQ es en los Orgullos, y eso en Amnistía Internacional lo sabéis perfectamente. En nuestros primeros Orgullos nos insultaban y nos agredían y la policía miraba para otro lado. En la actualidad, tenemos en Madrid el mejor Orgullo europeo, pero lo más importante es que en las urbes y hasta en los pueblos más pequeños nos podemos encontrar concentraciones, actos institucionales y banderas en los ayuntamientos. Sin duda, este es un gran avance que valoramos poco en este país.

¿Crees que en estos momentos de lucha el colectivo LGBTI está más dividido que hace tiempo?

No lo creo, hay una mayor automatización de los colectivos por identidades o por localidades más pequeñas, pero sigue habiendo redes importantes, tanto estatales como autonómicas y locales, que hacen un gran esfuerzo por unificar discursos y reivindicaciones, pero no es tarea fácil.

¿Cuáles son los retos en la lucha contra el VIH a nivel estatal e internacional en un mundo pospandemia? 

Siguen siendo los objetivos de ONUSIDA para el 2030: hacer pruebas del VIH al mayor número de personas, especialmente a los grupos de población que presentan tasas más altas de nuevos diagnósticos año tras año, y que quienes den positivo empiecen el tratamiento cuanto antes porque las personas con buena adherencia consiguen la carga viral indetectable y no pueden transmitirlo, incluso teniendo relaciones sexuales sin preservativo. Aunque, desde luego, el gran reto es la lucha contra el estigma y la discriminación asociada al VIH y al sida.

Se habla de que tras la pandemia vendrá una época de ocio, consumo, diversión, etcétera. ¿Hay miedo a una expansión de las ITS?

Quizá la palabra no sea “miedo”. La idea es que hay que estar preparadas ante una situación previsible, ya que históricamente siempre ha pasado lo que comentas después de grandes crisis y pandemias. En esta ocasión tenemos las herramientas para evitar que haya una expansión de las infecciones de transmisión sexual y lo que hay que hacer. Las administraciones, por ejemplo, deben invertir más en la respuesta para evitarlo. Es muy importante que no bajen la guardia; además de la pandemia de la COVID-19 seguimos teniendo la del sida y hay que seguir luchando porque es posible que lleguemos a ver una generación libre del VIH.

El estadio de Munich con los colores arcoíris

Al hilo de los acontecimientos actuales, ¿qué opinas de la nueva ley impulsada por el gobierno húngaro que prohíbe las representaciones homosexuales tanto en los libros de texto como en las películas?

Esta ley pretende equipar la pedofilia con la homosexualidad, con lo que vulnera los derechos más básicos de la población LGBTI, discriminándola claramente y alejándola de los derechos que ya disfrutamos en muchos países de la Unión Europea. Esta ley, que supuestamente pretende proteger a los menores LGBTI húngaros, lo único que va a conseguir es que vivan con miedo y sean estigmatizados. También va a fomentar los delitos de odio hacia esta comunidad, por lo que la Unión Europea tiene que responder con contundencia.

Estas políticas de ultraderecha vulneran los principios más básicos y no deben permitirse. Y, ojo, porque en España también tenemos esta misma ultraderecha. Sin ir más lejos, pusieron como condición que se derogase la ley LGBTI y la ley Trans para apoyar la investidura de Isabel Ayuso como presidenta de la Comunidad de Madrid. Para evitar estas cosas hay que tomar medidas urgentemente.

¿Y la prohibición de la UEFA a que se iluminara el estadio de fútbol Allianz Arena contra la homofobia? Alegaron neutralidad. ¿Puede alguien ser neutral ante situaciones homófobas?

No estamos hablando de ideologías. Estamos hablando de derechos humanos, por lo tanto, la UEFA como institución deportiva, debería apoyar los valores del deporte, es decir, el respeto, la igualdad y la diversidad. Es intolerable que una institución deportiva de ese calado se haya negado a apoyar una acción que defiende los derechos humanos. Teniendo en cuenta la homofobia que hay en el fútbol, cualquier iniciativa que combata la LGBTIfobia o cualquier otro tipo de discriminación en el deporte debería ser apoyada y aplaudida.

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