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Irak: 38 personas ejecutadas en tan solo cuatro días

Retrato de Samar Sa’ad ‘Abdullah
Samar Sa’ad ‘Abdullah, condenada a muerte en 2005 © Particular
¡Gracias!

Esta acción ha finalizado. Hemos sido 20.097 firmantes

Petición antes del cierre

Durante 2013 fueron ejecutadas 169 personas en Irak, un 30% más que en 2012. En enero de 2014, en tan solo cuatro días, al menos 38 fueron ahorcadas.

Esta acción ha finalizado (9 de mayo de 2004)

Hemos enviado a las autoridades de Irak todas las firmas recogidas. Lamentablemente, el número de condenas a muerte y ejecuciones continúa siendo muy elevado, por lo que Amnistía Internacional seguirá trabajando en favor de la abolición de la pena de muerte en Irak. Gracias a las más de 20.000 personas que han participado.

Petición antes del cierre

Samar Sa'ad ' Abdullah. Condenada a muerte en 2005 por asesinato. Siempre ha negado su participación en los hechos. Su condena fue ratificada en 2007 por el Tribunal de Casación. Cuando compareció ante el tribunal dijo al juez que era inocente y que había confesado porque había sufrido torturas a manos de la policía. Sin embargo, el juez ignoró sus quejas. Podría ser ejecutada en cualquier momento. Ahmad 'Amr' Abd al-Qadir Muhammad. Detenido en 2006. Incomunicado durante más de un año. Afirma que fue torturado y obligado a confesar su pertenencia a un grupo armado y haber planificado la colocación de explosivos. Condenado a muerte en 2011. En su veredicto el tribunal señaló que su confesión había sido obtenida mediante tortura. Podría ser ejecutado en cualquier momento. Ahmad y Samar son solo dos de las miles de personas que abarrotan los corredores de la muerte en Irak. En los últimos tres años las ejecuciones han crecido de manera muy preocupante. En 2013, las 169 ejecuciones que tuvieron lugar suponen un aumento de un 30% respecto a 2012. Según un informe publicado a principios de año por el Ministerio de Derechos Humanos de Irak, los tribunales penales habían dictado más de 2.600 sentencias de muerte entre 2004 y 2012, una media de 280 al año. La verdadera cifra de ejecuciones probablemente es muy superior, ya que muchas condenas a muerte no llegan a conocerse. En Irak la mayoría de las sentencias a muerte se imponen tras juicios sumamente injustos, durante los cuales los presos no tienen acceso a representación letrada adecuada. Las “confesiones” suelen extraerse bajo tortura u otros malos tratos, que, según informes creíbles, pueden consistir en aplicar descargas eléctricas en partes especialmente sensibles del cuerpo de la persona presa, colgarla de las muñecas con esposas, golpearla en la planta de los pies (falaqa) con un cable o la culata de una pistola, y taladrarle el cuerpo. Las autoridades iraquíes afirman que la pena de muerte es necesaria para hacer frente al elevado número de ataques de los grupos armados contra la población civil. Pero la realidad es muy distinta: la situación de seguridad del país ha empeorado en los últimos años y no hay pruebas que avalen la opinión de que la pena capital tiene un efecto disuasorio sobre el delito o los ataques.