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Halil Savda, defensor de derechos humanos, da las gracias a Amnistía Internacional

Acto de Amnistía Internacional celebrado el pasado 10 de diciembre de 2011 a favor de Halil Savda. © Pierre Huault
"La historia de la vela que alumbra en la oscuridad se remonta a aquel momento en que unos hombres levantaron sus copas para brindar por la libertad. Hoy, 51 años después, su llama sigue brillando y vosotros, como la gran organización que sois, tratáis de abrir cerrojos en todos los rincones del mundo. La historia de Amnistía Internacional es la lucha por la libertad y la justicia, y por eso es tan importante. Mi profundo agradecimiento a todos los que contribuís a la causa de la libertad y la justicia…", Halil Savda

Halil Savdapreso de concienciaAmnistía Internacional. Pacto Internacional de Derechos Civiles y PolíticosConvenio Europeo de Derechos Humanos

Halil Savda


Su carta de agradecimiento dice así:

El cerrojo de la cárcel


Queridos Milena, Andrew, Sally, Murat, Burcu y Dominique,

A través de vosotros, deseo transmitir mis felicitaciones a todos los trabajadores, activistas, simpatizantes y voluntarios de Amnistía Internacional.

A pesar de haber sido privado de mi libertad por decir “no mates”, os escribo con una cálida conciencia que no he permitido que se cobre la fría cárcel.

Llevo encarcelado desde el 24 de febrero de 2012. Y así seguiré hasta el 3 de junio de 2012.
La cárcel es dura… desolada, hostil, oscura. Sabiendo que tengo razón y que estáis de mi parte, intento no perder la amabilidad, la inocencia y la conciencia detrás de estos barrotes donde se desperdicia el tiempo.

A pesar de estar en prisión, me llegan vuestras cartas y felicitaciones, y cada vez volvemos a encontrarnos. Esas cartas y felicitaciones, y todos vuestros esfuerzos para acabar con la lacra del artículo 318, “distanciar al público del servicio militar”, me sirven de estímulo y me dan fuerzas aquí dentro.

Llevamos meses tratando de abrir el cerrojo de esta prisión. Habéis hecho campaña para que se abra ese cerrojo, y seguís haciéndolo. Habéis emitido comunicados de prensa y llamamientos a la acción urgente. Habéis recogido firmas, escrito cartas. Pero la prisión sigue cerrada a cal y canto… Quienes me han encerrado aquí están en estado de putrefacción. Si no lo estuvieran, escucharían los llamamientos a la justicia que venís haciendo con fuerza durante meses.

Merezcan o no un comentario la justicia y el gobierno turcos, el hecho es que no escuchan nuestras voces, no reaccionan ante nuestra reivindicación de justicia, y el preso continúa privado de libertad. El gobierno no está dispuesto a usar la llave que tiene en sus manos para abrir el cerrojo. Sé que un día, vuestra lucha y demanda de justicia conseguirán que haya voluntad de usar esa llave. Mantengo la esperanza y la fe en esto. Vosotros también debéis confiar y creer en ello.

Tal vez nuestro método para abrir el cerrojo sea arduo y delicado y requiera paciencia, pero es el camino acertado. No es el de Alejandro Magno, empleando con brutalidad la espada para deshacer el nudo gordiano. Nuestra marcha se inspira en la “marcha de la sal” de Gandhi: paciente, ardua, lenta y delicada, pero justa. Gandhi consiguió abrir el cerrojo de la opresión. Emprendió esa marcha solo y sin preocuparse de quién le seguiría…

La historia de la vela que alumbra en la oscuridad se remonta a aquel momento en que unos hombres levantaron sus copas para brindar por la libertad. Hoy, 51 años después, su llama sigue brillando y vosotros, como la gran organización que sois, tratáis de abrir cerrojos en todos los rincones del mundo. La historia de Amnistía Internacional es la lucha por la libertad y la justicia, y por eso es tan importante. Mi profundo agradecimiento a todos los que contribuís a la causa de la libertad y la justicia…

Queridos hermanos y hermanas:

Muchos dicen que las violaciones de derechos humanos fomentan el odio y el ánimo de venganza en las personas. Es cierto… Comprendo la indignación de aquellos cuyos derechos han sido violados. He procurado conservar la dignidad ante violaciones que he experimentado. Porque primero quiero realizar en mí mismo el cambio que deseo para el mundo. Yo elijo responder de esta manera al trato injusto que recibo.  Creo en las palabras de Mahatma Gandhi: “Debéis ser el cambio que queréis ver en el mundo”. Y comprendo al doctor Martin Luther King cuando dijo que “la oscuridad no hace desaparecer la oscuridad; sólo la luz puede hacerlo”, conclusión a la que también yo he llegado.

Me apena haber tenido que soportar tales abusos. No guardo rencor a los jueces que me condenaron, ni a los políticos que nos trajeron la lacra del artículo 318. Me dan lástima. Porque sé que no comprenden el carácter sagrado de la vida, el valor del pensamiento libre, la defensa de los derechos, y, aunque estoy encarcelado, de poder pensar libremente. No comprenden lo que significa la libertad de pensamiento, es posible que nunca la hayan experimentado, y eso ya es suficiente para compadecerlos.

Sigo soñando con una Turquía democrática donde se respeten los derechos humanos. Siento que es posible en el fondo de mi corazón.

Vuestros esfuerzos y que, como parte de esta campaña, me enviéis cartas, firméis peticiones, recojáis firmas, con tanta implicación, me animan a creer que es posible.
¡La libertad y la paz están cerca!


Halil SAVDA
Diyadin K1 Tipi Kapalı Cezaevi
Diyadin-AĞRI

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