Ante la noticia de que la defensora de derechos humanos Tep Vanny ha salido de prisión en virtud de un indulto real tras haber permanecido más de 700 días bajo custodia, Minar Pimple, director general de Operaciones Globales de Amnistía Internacional, ha declarado:
“La noticia de que Tep Vanny, después de más de dos años de injusta detención por su activismo pacífico, ha vuelto a reunirse con su familia es motivo de gran celebración.
Sin embargo, su liberación llega con mucho retraso. Tep Vanny ha soportado un catálogo de injusticias, desde cargos de motivación política hasta juicios injustos, y nunca debería haber sido encarcelada.
Además de permitir que Tep Vanny reanude su activismo sin miedo a sufrir más represalias, las autoridades camboyanas deben anular todas las sentencias condenatorias en su contra y poner fin a la investigación de cualquier otro cargo pendiente. Además, debe ponerse en libertad inmediata e incondicional a otros muchos defensores y defensoras de los derechos humanos y presos y presas de conciencia que siguen consumiéndose entre rejas en el país.”
Información complementaria
El 23 de febrero de 2017, el Tribunal de Primera Instancia de Phnom Penh declaró a Tep Vanny culpable de “actos deliberados de violencia con circunstancias agravantes” y la condenó a dos años y seis meses de cárcel.
La sentencia condenatoria se basaba en su participación pacífica en una manifestación celebrada en marzo de 2013 ante el domicilio del primer ministro, Hun Sen, para pedir la liberación de un miembro de la Comunidad del Lago Boeung Kak que había sido arbitrariamente detenido.
Además, se ordenó a Tep Vanny el pago de una multa de cinco millones de rieles camboyanos (unos 1.250 dólares estadounidenses), y de una indemnización conjunta de nueve millones de rieles a los dos demandantes, miembros de las fuerzas parapoliciales del distrito de Daun Penh de Phnom Penh.
El 27 de julio de 2017, y de nuevo el 7 de febrero de 2018, el Tribunal de Apelación de Phnom Penh confirmó tanto el fallo condenatorio como la pena de cárcel.
Amnistía Internacional consideró que Tep Vanny era presa de conciencia, recluida únicamente por su labor pacífica de defensa de los derechos humanos. Vanny también formó parte de la campaña global VALIENTE de la organización de derechos humanos, en la que más de 200.000 personas de todo el mundo se sumaron a un llamamiento para pedir su liberación.