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El derecho a una vivienda digna

Richard y Josefina en su casa durante un momento de la entrevista. © Paco Ruano

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El derecho a una vivienda digna

Texto: Mireya Cidón (@Mnodic), responsable de edición en Amnistía Internacional. Fotografías: Paco Ruano,

Richard Rodríguez y Josefina Hernández son una realidad que se produce demasiadas veces en nuestro país. Son una familia con tres hijas de 13, 8 y 2 años. La crisis de 2008 los dejó en una situación de extrema vulnerabilidad y tuvieron que abandonar en 2015 su piso de alquiler. Llevaban ocho años solicitando una vivienda social sin éxito, y tuvieron que entrar en un piso vacío de una entidad financiera (ahora propiedad de un fondo buitre). En todo momento intentaron negociar un alquiler social con el banco, sin lograrlo y, años después, siguen con miedo a que llamen a su puerta con una nueva orden de desalojo que los deje en la calle.

España debería tener un parque de vivienda público al nivel del existente en Europa, capaz de absorber a las miles de familias que no pueden alquilar o comprar una vivienda de renta libre. Pero el objetivo está lejos de alcanzarse y por eso siguen luchando: por la defensa del derecho a la vivienda y por una ley que los proteja.

Esta es la historia de Richard y Josefina.

La vivienda es un derecho humano

Richard explicando el derecho a la vivienda durante la entrevista. © Paco Ruano

La vivienda es un derecho humano reconocido por el derecho internacional. La Constitución española dice que debe estar garantizado sin discriminación. ¿Son ambas cosas una realidad?

No, en absoluto. Este derecho no se ha cumplido nunca. España no tiene una ley de vivienda y eso hace imposible su acceso a las familias que estamos en un distinto nivel económico y social. Uno no puede ir ante un juez o un político y decirle: “quiero que me activen el artículo 47 reconocido en nuestra Constitución”. Y cuando algo no se puede hacer es como si no existiera.

Pero los desahucios sí existen, pese a que la vivienda es un derecho y un bien de primera necesidad con el que no se debe especular. ¿Qué deberían hacer las administraciones?

Las administraciones deberían favorecer la promoción pública porque la vivienda es un bien fundamental como el agua o la comida. Es un derecho básico que está muy relacionado con otros derechos humanos como el trabajo, la salud, la educación… Es una inmoralidad especular con ella y solo buscar el beneficio.

Se ha pasado de hablar y mostrar desahucios en televisión al discurso del miedo por la ocupación. Mucha gente desconoce el itinerario de las personas antes de ocupar una vivienda vacía. ¿Cuál es tu opinión al respecto?

Los desahucios son una lacra que sufren miles de familias en España, pese a que nadie puede desarrollarse socialmente si no tiene un lugar donde vivir. La vivienda es un punto de anclaje básico que si falta no puedes hacer todo lo demás. Se debería hablar de la necesidad que hay de implementar políticas sociales que resolvieran este gran problema. Pero es más fácil obviar el tema. Hay miles de familias que están sufriendo un maltrato institucional, pero los medios de comunicación y los políticos prefieren hablar de la ley de la propiedad porque mezclando conceptos y hablando de ocupación (cuando es allanamiento) rompen con la empatía y dividen a la sociedad.

La vivienda es un derecho y un bien de primera necesidad

La vivienda es un derecho y un bien de primera necesidad. © Paco Ruano

¿Sentís que la gente mira hacia otro lado? ¿Pensáis que una mayor sensibilización o movilización social ayudaría a mejorar la situación?

Hace unos años había más comprensión con este problema. Nuestra lucha se alimentaba de la desobediencia civil y del apoyo popular. Una de las proclamas que hacíamos cuando íbamos a parar un desahucio era “un desalojo, otra ocupación”. Y lo decíamos con fuerza. Pero ahora eso ya no lo podemos decir en las calles porque hay un temor. Se han encargado de meternos a todos en el mismo saco de la “ocupación”. Todos somos contrabandistas, mafiosos, personas sin necesidades que entramos en las viviendas vacías y las destrozamos. Hablan de allanamiento, pero lo llaman ocupación para confundir a la sociedad, para meter miedo. Una cosa es el allanamiento de morada, que es delito y es sancionado por el Código Penal, y otra la ocupación de una vivienda vacía y que lleva años en ese estado, ya sea propiedad de un banco o de un fondo buitre.

Tras 15 años solicitando una vivienda social no habéis tenido acceso a ninguna solución por parte de las administraciones. ¿Cómo os sentís al saber que estáis en manos de un fondo buitre?

Llevamos años peleando por un derecho y aquí seguimos despertando cada mañana con miedo a recibir una nueva orden de desahucio. Nosotros llevamos nueve. Y todo porque no se quiere ver la vivienda como un derecho fundamental, sino como un bien de mercado.

Todo es una cuestión de dinero. Ahora los nuevos amos del ladrillo son los fondos buitre.

Ellos son quienes gobiernan el derecho a la vivienda y quienes quieren desahuciar a las familias. Lo que ha ocurrido ha sido algo muy grave socialmente hablando porque estas ventas a fondos buitre han implicado un cambio a peor en las condiciones impuestas por los nuevos propietarios a los inquilinos, que se ven con la soga al cuello.

En Barcelona, por ejemplo, a los bancos con pisos que llevan años y años cerrados, pero en los que viven familias que su única alternativa es dormir en la calle, les obligan a poner un alquiler social. Eso es lo que pedimos, un alquiler social. Somos unas 30.000 personas en cada convocatoria de la Empresa Municipal de la Vivienda y Suelo del Ayuntamiento de Madrid, optando a 200 o 300 viviendas en el mejor de los casos… La lista de espera para conseguir una vivienda es terrible tanto en el Ayuntamiento como en la Comunidad de Madrid.

Es necesario aumentar el parque de vivienda social

Josefina visualiza el tráiler de la película "En los márgenes" de Juan Diego Botto que habla sobre la problemática de los desahucios. © Paco Ruano

Vosotros queréis negociar, queréis un alquiler social… ¿por qué no se puede?

Por supuesto que queremos negociar. Lo hemos querido hacer desde el minuto uno. Pero el BBVA, que es el banco a quien le pertenecían estos pisos antes de venderlos a un fondo buitre, no hace alquileres sociales. En esta calle hay tres o cuatro viviendas vacías vendidas a fondos buitre que no ofrecen por un alquiler social, prefieren tener los pisos vacíos y esto debería estar prohibido por ley. España es el país de Europa que más vivienda vacía acumula y el que más desahucia. En nuestro país se producen alrededor de 100 desahucios al día, unos 40.000 al año. ¡40.000!

¿Qué tres aspectos deberían abordarse como prioritarios para atender la extrema vulnerabilidad en la que viven las familias que se enfrentan a desalojos?

En primer lugar se debería aumentar el parque de vivienda social. En países como Austria, por ejemplo, si se construyen 100 viviendas, el 20% tiene que ser social sí o sí. De lo contrario no autorizan la construcción. ¿Por qué no se hace algo parecido en España? En segundo lugar hay que ayudar a las personas que están en situación de especial vulnerabilidad: familias con hijos menores, hogares monoparentales, gente joven… facilitarles el acceso a la vivienda y proteger a estas personas de los desalojos, según el caso. Los servicios sociales también deberían cumplir con su misión ayudando a las personas a reinsertarse en la sociedad sin discriminación y sirviendo de puente entre las familias vulnerables y los organismos públicos de vivienda. En tercer lugar, controlar los precios, sobre todo en zonas muy tensionadas.

¿Se puede poner techo a los abusos?

Se puede y se debe. No todos nacemos ricos. A veces la vida da un giro de 180 grados y te pone en situaciones que nunca hubieras imaginado. Y el problema de la exclusión social es lo difícil que resulta volver a formar parte de la sociedad. No debería haber nadie sin vivienda mientras haya viviendas para cubrir esta necesidad básica, pero al final todo se reduce a dinero. El sistema actual lo que hizo fue rescatar a los bancos al tiempo que echaba a familias a la calle, dejándolas sin hogar. De poco vale el sufrimiento de tanta gente anónima cuando a cambio se ganan cantidades ingentes de dinero.

Por la defensa del derecho a la vivienda

Richard se emocionó al hablar sobre la película de Juan Diego Botto "En los márgenes". © Paco Ruano

¿Cómo se aprende a vivir frente a un precipicio crónico?

Nosotros hemos superado la “culpa” y ahora entendemos que esta es una lucha colectiva que debe traer un cambio sistémico global, pero lo hemos pasado muy mal y seguimos sufriendo. Mi familia y yo llegamos a este piso casi en la clandestinidad, a escondidas, con mucho miedo y mucha vergüenza… Escuchábamos una sirena de la policía pasar y el corazón se nos disparaba. Hoy en día seguimos viviendo con angustia, con frustración, con mucha soledad y una sensación de fracaso muy dolorosa porque esta situación es un atentado emocional terrible que te destroza por dentro. No tienes presente y el futuro se ve muy negro. Al final poca gente entiende por lo que pasamos. La presión que vivimos es insoportable.

El derecho a la vivienda en el cine

Un instante de la película de Juan Diego Botto "En los márgenes" con Penélope Cruz de fondo. © Paco Ruano

Has participado de figurante en la película que estrena Juan Diego Botto como director: “En los márgenes”. Háblame de esta experiencia.

Formar parte de la película de Juan Diego Botto ha sido una experiencia inolvidable. Es un homenaje que nos han hecho porque ni Penélope Cruz, ni Luis Tosar, ni Juan Diego tenían necesidad de subirse a este carro. Son personas de éxito, y ya ves… han demostrado lo buenas personas que son. El director y su mujer, Olga Rodríguez, que es periodista, vinieron a las asambleas de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) con nosotros, participaron en acciones, acampadas... Juan Diego ha estado en mi casa, escuchándonos para entender la situación. Pero lo más inolvidable para mí fue un momento increíble en el que la realidad superó la ficción. Estábamos en el set, yo actuando de figurante, cuando recibí la notificación del último intento de desalojo. Con las emociones a flor de piel… me vine abajo. Me eché a llorar y en el rodaje se generó un momento muy emotivo. Me sentí muy arropado por todo el mundo, incluida la propia Penélope Cruz.

Esta película puede que reactive el debate de los desahucios. ¿Lo ves necesario?

Sí, es muy necesario mostrar la verdad sobre la necesidad social de vivienda y sobre la intensificación y cronificación de la pobreza. La falta de acceso y las pocas ayudas. Sería bueno visibilizar aquello que vivimos para que la gente comprendiera por lo que pasamos y lo difícil que es, pero los pobres o los trabajadores empobrecidos como yo no interesamos. Nuestros problemas no abren titulares, salvo para decir que ocupamos casas de personas que “salen a comprar el pan”. Esas barbaridades se dicen y la gente se las cree. Falta solidaridad combativa y sobra individualismo. Necesitamos cambios en las formas de ser y de vivir para apoyar a quienes nos hemos visto superados por este tipo de situaciones sobrevenidas. Sería muy bueno hablar del problema y hablar de las soluciones para mejorar la vida de miles y miles de personas, entre ellas muchos niños y niñas, pero es difícil que esto se dé.

Habéis calificado los fondos buitre como los nuevos amos del ladrillo. Si yo digo Cerberus, ¿qué sentís?

Cerberus es el fondo buitre que compró el bloque de viviendas en el que estamos. Cerberus es un destructor de vidas. Un destructor de derechos sociales. Bloquea el acceso para que la gente no pueda conseguir un alquiler en una de las casas que ellos compran. Cerberus es sinónimo de avaricia, de insensibilidad, de opresión. Y la culpa es del gobierno que los deja acampar a sus anchas.

La vivienda es un derecho fundamental. © Paco Ruano

¿Si digo la PAH?

La PAH es nuestra familia. La PAH ha sido un apoyo incondicional. Es sinónimo de esperanza, de cambio. Han estado a nuestro lado, asesorándonos y acompañándonos. La PAH para nosotros significa vida, significa compromiso. Significa respirar.

¿Y si digo Amnistía Internacional?

Estamos muy agradecidos a Amnistía Internacional y a todo el trabajo que realizáis. Sois necesarios para cambiar el panorama del derecho a la vivienda en España y animo a todo el mundo a firmar la ciberacción que tenéis abierta con nuestro caso. Luchar por el derecho a una vivienda digna es algo beneficioso para todas las personas y no solo para quienes vivimos en condiciones de precariedad. Debemos firmar para proteger nuestros derechos y para mejorar la vida de miles de familias.

 

 

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