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Colombia: Ochenta activistas muertos en el año de la paz

Emilsen Manyoma
Emilsen Manyoma
¡Gracias!

Esta acción ha finalizado. Hemos sido 11.229 firmantes

Gracias a todas las personas que se han unido a la petición de Amnistía Internacional para que el gobierno de Colombia garantice la seguridad a tantas personas valientes que defienden los derechos humanos en ese país. Su situación sigue siendo muy arriesgada a pesar de haberse firmado la paz y cada día mueren, son amenazados u hostigados defensores y defensoras de derechos humanos, activistas sociales, líderes campesinos, afrodescendientes e indígenas. Desde Amnistía Internacional seguimos sus casos, trabajamos para que no queden impunes y para que el gobierno les brinde la protección que está obligado a brindarles.

Petición antes del cierre

El 17 de enero de 2017 se encontraron los cadáveres de Emilsen Manyoma y de su compañero, Joe Javier Rodallega, en Buenaventura. Emilsen era lideresa de la red Comunidades Construyendo Paz en los Territorios (CONPAZ) que defiende los derechos de los grupos afrodescedientes, indígenas y campesinos que propugnan la justicia social y medioambiental.

Emilsen era valiente; dio la cara por otras personas. Alzó la voz frente a quienes quieren expulsar a la población afrodescendiente de Buenaventura en pos de intereses económicos y para ello no dudan en torturarla o directamente matarla. Diez defensores y defensoras de derechos humanos fueron asesinados en Colombia en enero de 2017. Ochenta en 2016, el año del acuerdo de paz. Una preocupante tendencia al alza que no cesa. Cada día llegan noticias de incursiones paramilitares en diferentes regiones de Colombia; diversos grupos armados tratan de tomar el control de algunos de los territorios antes controlados por las FARC. Gran parte del horror que ha vivido Colombia durante décadas no está directamente vinculado al combate directo entre las partes, sino en los ataques selectivos contra civiles. Quienes trabajan defendiendo los derechos o protegiendo la tierra y los recursos naturales frente a poderosos intereses económicos y políticos, siguen en el punto de mira.

Poner fin a los combates entre las fuerzas de seguridad estatales y las FARC no significará una paz real si  las autoridades no toman medidas efectivas para parar los ataques contra civiles.

Pide al Presidente colombiano que garantice también la paz a defensoras y defensores de derechos humanos, a activistas sociales y comunitarios.