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Ilham Tohti © Private

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Uigur, la etnia silenciada de China

Mariso Baeza (@Mariso_B), Estructura de Trabajo de China - Amnistía Internacional,

El gobierno chino ejerce una enorme presión para evitar que la situación de la etnia uigur sea conocida

Hoy, 23 de septiembre se cumplen dos años de la condena a cadena perpetua del profesor universitario Ilham Tohti. Ilham es conocido por su activismo pacifista en favor de la población uigur. Luchaba por la convivencia y el entendimiento entre las dos etnias (Uigur y Han) que pueblan mayoritariamente la región china del Sing-Kiang. Se le acusó de separatismo y se le condenó en un juicio secreto, sin que su defensa tuviera acceso a las pruebas que supuestamente existían en su contra. Fue torturado bajo custodia, privado de alimentos durante diez días, inmovilizado con grilletes durante 20 y su defensa no pudo contactar con él durante seis meses.

Su detención se produjo dentro de la campaña de “mano dura” contra el terrorismo que las autoridades pusieron en marcha tras los graves atentados ocurridos en 2014. En el marco de la misma se han practicado detenciones masivas e indiscriminadas y se ha encarcelado a centenares de personas, tras juicios que no reúnen las mínimas garantías para los acusados, en su mayoría uigures. Con frecuencia, las autoridades han considerado las reivindicaciones de su cultura uigur como "terrorismo", "separatismo" y "extremismo religioso". Aunque las restricciones para practicar su religión, hablar su lengua y expresar su cultura vienen de muchos años atrás.

China, julio de 2007: la policía empuja a mujeres de la etnia uigur que participan en una protesta. © Amnistía Internacional / Foto de Guang Niu

La etnia uigur

La etnia uigur es de habla turca, y de religión principalmente islámica sunní. Habita Asia central y, en China, se concentra en la región noroccidental. Desde 1949, forma parte de la República Popular de China, constituyendo actualmente la Región Autónoma Uigur del Sin‐Kiang. De acuerdo con la Constitución y la Ley de Autonomía Étnica Regional, tiene el derecho a proteger, salvaguardar y difundir su cultura, así como a órganos de autogobierno.

Pero el Estado chino no ha protegido a la etnia uigur de la discriminación laboral en su propia región autónoma. La discriminación laboral y el desempleo frente al privilegio que tiene la población Han a la hora de obtener empleos públicos vienen provocando malestar y protestas en la población desde hace años. Ha habido denuncias de carteles que ofrecían empleo indicando “Abstenerse uigures”. Este fue uno de los motivos para la manifestación del 5 de julio de 2009, inicialmente pacífica y que acabó derivando en violencia tras la dura intervención policial. La represión policial se saldó con miles de detenciones y cientos de personas muertas y desaparecidas.

Además, las autoridades ejercen un estricto control sobre las mezquitas y los miembros del clero, interviniendo en el nombramiento de los imanes, apostando policía dentro y en los alrededores de las mezquitas y controlando de cerca todas las actividades religiosas. Las personas que trabajan para el gobierno en la Región Autónoma Uigur del Sin‐Kiang, incluidos profesores, agentes de policía, trabajadores de empresas públicas y otros funcionarios corren el riesgo de perder su trabajo si se implican en alguna actividad religiosa. A estudiantes de primaria y secundaria y a miembros del partido comunista se les ha prohibido cumplir con el Ramadán. Un ejemplo de la represión religiosa cuando no se siguen los cauces oficialmente reconocidos la tenemos en Abdukiram Abduveli, líder religioso encarcelado en noviembre de 1990.

Ilham Tohti Profesor de universidad, bloger y miembro de la etnia uigur © FREDERIC J. BROWN/AFP/Getty Images

Sin lugar en el mapa

La familia de Abduquiram Abduveli denunció hace dos años la gravedad de su estad de salud: desnutrido, necesita una silla de ruedas y ni siquiera puede sostener el teléfono más de dos minutos. Les informaron de que había desarrollado cáncer de huesos y no saben si está recibiendo tratamiento, ya que sólo pudieron verle en una grabación de vídeo.

A Abduquiram le condenaron inicialmente a 12 años de prisión por “incitar a la propaganda contrarrevolucionaria”. Era un religioso musulmán que viajaba a menudo dentro de la región de Sin-kiang hablando abiertamente sobre el derecho de los uigures a practicar libremente Islam y defendiendo la igualdad económica entre los chinos han y uigures. Los 12 años de condena iniciales se han duplicado tras sucesivas prórrogas, algunas de ellas justificadas en base a falta de colaboración (por ejemplo, rezar o negarse a la reeducación); otras impuestas sin que ni tan siquiera exista un documento oficial que justifique el motivo.

La situación de la población uigur es tan grave como la tibetana pero la primera carece de difusión internacional. Es necesario darla a conocer para que pare la represión que sufren bajo el silencio informativo impuesto por las autoridades chinas.

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