Álvaro Sánchez Calle es médico interno residente. En pleno temporal Filomena recorrió 17 kilómetros para llegar a su guardia y recibió, por ello, la felicitación del ministro de Sanidad, Salvador Illa. Hemos hablado con él, admirados por su compromiso, para conocer su opinión sobre la situación sanitaria actual.
Muchos profesionales sanitarios ya advertisteis de las consecuencias de celebrar las navidades sin respetar todas las medidas de prevención. Viendo los datos de contagio, ¿qué piensas? ¿Hemos perdido el control?
Yo creo que sí. Estamos en lo que podemos denominar una tercera ola con los datos disparados y sin haber alcanzado el pico todavía. Ni los gobernantes, ni los profesionales sanitarios ni la sociedad en general hemos sido todo lo taxativos que deberíamos haber sido estas fiestas y deberíamos reflexionar hasta qué punto hemos transgredido lo que decía el sentido común que no hiciéramos porque, por culpa de esto, ahora estamos en una situación ciertamente preocupante.
La atención primaria y urgencias no dan abasto y la mayoría de los hospitales tienen varias salas solo para COVID-19. ¿Por qué tipo de medidas apostarías tú?
Las medidas fundamentales son las de prevención, aunque con los datos disparados, llegamos tarde. Ahora toca seguir atendiendo a la gente lo mejor posible en los hospitales con la lección aprendida. Y seguir concienciándonos de que no podemos correr riesgos ni poner a nadie en peligro. Al final es un esfuerzo conjunto, una concienciación a nivel colectivo. Es tomarnos en serio las consecuencias de una pandemia y entender que la falta de compromiso (da igual de a qué nivel estemos hablando) se traduce en contagios y, en el peor de los casos, en muertes.
¿Qué medidas serían necesarias? ¿Hay suficientes profesionales? ¿Suficiente material? ¿Suficientes camas?
Estamos mejor preparados que en marzo, que es cuando vivimos un momento realmente dramático. En los hospitales tenemos medidas de protección de calidad y no hay escasez. Disponemos de material y no estamos en una situación de colapso por falta de camas. De lo que carecemos es de rastreadores y también de personal sanitario: de médicos/as, de enfermeros/as, de celadores/as… Hay comunidades que han apostado por políticas neoliberales de privatización de la sanidad y eso ha hecho que los recursos que podrían haber estado destinados a sanidad pública se hayan destinado a otros fines. Por ejemplo, en la Comunidad de Madrid ahora disponemos de un hospital con más de 1.000 camas, pero seguimos contando con los mismos recursos humanos, lo que se traduce en una sobrecarga de trabajo aún mayor.
¿Qué medidas se han tomado que hayan mejorado vuestro trabajo diario?
Están funcionando las medidas preventivas que son, además, muy sencillas y baratas: lavado de manos, mantener la distancia, limitar el contacto y el uso de la mascarilla.
Y, por supuesto, la campaña de vacunación, que ya está en marcha.
¿Qué opinión te merece la situación en la que se encuentra la atención primaria?
Ellos y ellas son los que hacen el cribado inicial para no colapsar a los hospitales y es de sobra conocida la sobresaturación a la que se enfrentan. Tienen una sobrecarga de trabajo grandísima.
Sabemos que, en Madrid, muchos recursos se están movilizando hacia el hospital Isabel Zendal, pero no son sustituidos. ¿La creación de este hospital es una respuesta acertada?
El hospital Isabel Zendal se ha construido por una cuestión de marketing político en beneficio del interés económico de ciertas empresas. Es algo que no necesitábamos y que solo genera un agujero económico. Se está trasladando personal sanitario de otros hospitales a este y dejando los huecos de origen sin cubrir. Esta medida no soluciona ningún problema.
Habría que saber por qué los recursos necesarios para la construcción de este hospital no se han empleado para contratar a más personal sanitario y quién está obteniendo beneficio de ello.
¿Cuál es tu opinión profesional sobre las vacunas? ¿Entiendes la desconfianza de la gente? ¿Cuál es tu consejo?
Yo apoyo la vacunación al 100%. Es algo que estábamos aguardando con esperanza y, ahora que ha llegado, la gente siente miedo. Estamos ante una variante de un virus que conocemos desde hace tiempo, por lo que estas vacunas no han empezado de cero. Lo importante es entender contra qué luchamos: contra un virus que es mortal en un porcentaje muy elevado de la población. Yo creo que el temor es infundado. Tenemos que confiar en la ciencia, en la labor de los científicos. Y puestos a analizar, admitamos que cuando se quiere y se aplican los recursos necesarios, se crean respuestas en poco tiempo para patologías graves. ¿Cuántas enfermedades podrían tener una cura si la ciencia recibiera los recursos suficientes? Eso es lo que necesitamos: una investigación reforzada.
Y a nivel mundial, ¿cómo ves el reparto de vacunas?
Este virus es global y debemos pensar en los países más desfavorecidos para apoyar sus campañas de vacunación. Pensar localmente es cortoplacista y egoísta. Debemos pensar globalmente y ser conscientes de que esto no va a estar resuelto hasta que gran parte de la población mundial esté vacunada. Y para conseguirlo, el esfuerzo se va a tener que hacer entre todas las economías del mundo.
¿Cómo se encuentra de ánimo el personal sanitario?
Hay profesionales que llevan implicados desde el comienzo y que apenas han descansado. Estas personas están agotadas. Son compañeros y compañeras muy implicados que están realizando una labor encomiable. El esfuerzo que se está llevando a cabo merece ser reconocido y aplaudido.
Álvaro Sánchez Calle es el joven MIR que recorrió 17 kilómetros por la nieve para hacer la guardia en el Hospital Puerta de Hierro, en Majadahonda, Madrid. © Private
¿Con qué te quedas de todo lo vivido hasta ahora?
Me quedo con la cohesión de todo el personal sanitario. Todos sabemos cuál es el problema y estamos remando en la misma dirección para sumar y vencer la pandemia. El gran valor está siendo el esfuerzo colectivo y la defensa de lo público. Esto es lo más valioso que debemos sacar de este varapalo que estamos viviendo.
¿Qué llamamiento harías a quienes están gestionando la pandemia?
A los gestores les pido cohesión y una apuesta contundente por lo público. Les pido implicación y conciencia.
¿Y a la sociedad en general?
Comenzaría por lo mismo. Por implicación y conciencia. Es responsabilidad de todos y todas estar informados y debemos ser conscientes de en qué y cómo se utilizan los recursos públicos. Es cierto que la gente nos respalda y agradece nuestra labor, pero ese apoyo debe refrendarse a nivel institucional, apostando por la sanidad pública y mejorando las condiciones laborales del personal sanitario. Está muy bien que nos apoyen y aplaudan, pero deben ser conscientes de quiénes reman a favor de una sanidad pública fuerte y consolidada, y quiénes no.
También les pediría que se olviden del discurso cínico de “todos los políticos son iguales” o del tan manido “esto no lo podemos cambiar”, “así son las cosas”. No, las cosas no son así ni debemos conformarnos. Tenemos que identificar los problemas y buscar soluciones. Esa es la forma de mejorar las cosas. Implicándonos y luchando por un mundo mejor, por una sanidad mejor.
¿Crees que tras lo vivido somos más conscientes de la importancia de la sanidad pública?
La última década ha sido una década de recortes y de damnificación del sistema público, de beneficios privados y de intereses políticos y todo esto ha empeorado la situación en la que estamos. Veremos a ver si en el año 2030 podemos mirar atrás y ver que lo sucedió en 2020 nos sirvió para darnos cuenta de lo importante que es una sanidad pública fuerte. No creo que sea algo que podamos ver a corto plazo.
¿Y qué le pedirías a Amnistía Internacional?
A una organización como Amnistía Internacional, le pido que sigáis luchando por causas como esta. También por el resto de campañas. Os pido que las hagáis visibles para tener conciencia de las violaciones de derechos humanos que se cometen en el mundo y poder aportar nuestro granito de arena. Animo a todo el mundo a firmar vuestra petición online en defensa de la sanidad pública.