El Gobierno de Kenia coacciona a 260.000 somalíes del mayor campo de refugiados del mundo para que vuelvan a su país asolado por la guerra. Aunque el cierre de Dadaab acaba de aplazarse 6 meses, Amnistía Internacional insiste en pedir un cambio de política para integrarlos en las comunidades locales.
Para 260.000 somalíes que viven en el mayor campo de refugiados del mundo, el de Dadaab en Kenia, el aplazamiento por seis meses de su anunciado cierre a fin de mes no pasa de ser un alivio temporal y una esperanza incierta. Porque, como acaba de denunciar un informe de Amnistía Internacional ("Ningún otro lugar adonde ir"), las autoridades kenianas llevan meses coaccionándoles para que regresen a su país, asolado por la guerra entre fuerzas gubernamentales y extremistas de Al Shabaab, donde sus vidas corren mucho mayor peligro que en su actual lugar de refugio.De regreso a Somalia
Lo saben bien las personas refugiadas que han intentado regresar a Somalia. Como dos hermanos de 15 y 18 años que tras llegar a Dadaab en 2011, volvieron a su país en enero de 2016 con sus padres y otros cinco hermanos. Fueron cuatro meses terribles: Al-Shabaab llegó a su barrio, asaltó las casas y el ganado y reclutó a la fuerza a niños y jóvenes, incluidos ellos. "Mis padres protestaron, pero mataron a mi padre y destrozaron toda la casa", cuenta el mayor. Al menos pudieron permanecer juntos hasta lograr huir a Dadaab. Pero desconocen "qué pasó con el resto de nuestra familia". Y tienen claro que no podrán repetir el viaje a una Somalia controlada por Al-Shabaab donde "conocen nuestros rostros" y "seremos asesinados si regresamos". Ahora, remachan, "Kenia es nuestra casa y aquí nos quedaremos".
Kenia coacciona a 260.000 somalíes del mayor campo Kenia acoge 500.000 refugiados, pero recibe escaso apoyo internacional: solo ha recaudado el 38% de lo solicitado por el ACNUR. © UNHCR/B.Heger
Ese violento telón de fondo llena de sentido la advertencia de Michelle Kagari, directora adjunta de Amnistía para África Oriental, el Cuerno de África y los Grandes Lagos, quien subraya que el aplazamiento del cierre de Dadaab "no constituye un cambio de política" de Nairobi en su "férrea determinación de repatriar a las personas refugiadas contra su voluntad y en contra de lo dispuesto por el derecho internacional". Miles de personas refugiadas, remarca, "continúan en peligro de ser repatriadas forzosamente" a una Somalia devastada por más de 20 años de conflicto entre Al Shabaab y las fuerzas gubernamentales apoyadas por la Unión Africana. En realidad, el cambio fue para endurecer la política de refugio, y Kenia lo justifica con dos grandes argumentos. Uno bastante endeble, la seguridad nacional, porque hay pocas pruebas que avalen las denuncias de Nairobi sobre una supuesta conexión entre personas refugiadas somalíes y el grupo armado Al Shabaab. Y el otro, más que fundado, la falta de apoyo internacional para abordar el problema.Kenia (más de 500.000 refugiados, incluidos 330.000 somalíes) es uno de los diez países que acogen a la mitad de los 21 millones de personas refugiadas del mundo, pero ha recibido escaso respaldo: el 31 de octubre solo se había recaudado el 38% de los 257 millones de euros solicitados por el ACNUR para ese país. Y ello mientras la Unión Europea, donante clave para Nairobi, ofrecía a Turquía 6.000 millones de euros para mantener fuera de Europa a las personas refugiadas. En cuanto al reasentamiento de refugiados vulnerables procedentes de Kenia, en 2015 fueron 5.001 (3.500 en Estados Unidos y 671 en la UE); y este año van 1.648 en EE.UU. y 118 en Europa.“Al Shabaab entró en el barrio. El hombre con el que vivía fue asesinado y a mí me dieron una paliza”Aisha, somalí y madre soltera de tres niños pequeños
Refugiados somalíes trabajan en la construcción de letrinas en el campo de Dadaab. © UNHCR/B.Bannon
Pero la resistencia a la repatriación es todavía muy mayoritaria. A pesar de las presiones y amenazas oficiales, un reciente estudio del Gobierno keniano y la agencia de Naciones Unidas para las personas refugiadas ACNUR cifra en solo el 25% los somalíes dispuestos a regresar a su país. La realidad rebaja aún más el número: hasta hace un mes solo habían vuelto 27.000, y hay serias dudas de que hayan sido retornos voluntarios. La resistencia es aún mayor en los colectivos más vulnerables. Investigaciones de Amnistía Internacional en Somalia en 2013-2014 constataron que las personas con discapacidad tienen mayor riesgo de sufrir violencia sexual y de género y otros abusos. Y también sufren marginación grupos minoritarios como los bantúes somalíes, sometidos a reclutamiento forzoso por el grupo armado Al Shabaab.“KENIA ES UNO DE LOS 10 PAÍSES QUE ACOGEN A LA MITAD DE LOS 21 MILLONES DE PERSONAS REFUGIADAs EN EL MUNDO.”
Manu Mediavilla
Las personas con discapacidad tienen mayor rieso de sufrir vioencia sexual y de género y otros abusos. © AI