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Un año después del acuerdo de Accra, quedan pendientes cuestiones básicas de derechos humanos

Londres.- A pesar de que quedaron importantes cuestiones sin resolver, el acuerdo de paz del 18 de agosto del año pasado permitió albergar la esperanza de ver por fin terminada la larga crisis de derechos humanos de Liberia, afirma Amnistía Internacional en un nuevo informe. "El Acuerdo General de Paz firmado en Accra auguró mejores tiempos para el pueblo liberiano tras más de una década de terribles abusos contra los derechos humanos. Transcurrido un año desde entonces, se han hecho avances importantes pero el proceso de adopción de las medidas necesarias para garantizar la de protección de los derechos humanos se desarrolla  a un ritmo decepcionantemente lento”, ha explicado la organización. Una delegación de Amnistía Internacional visitó Liberia el mes pasado para evaluar los efectos del acuerdo de paz, el despliegue de la Misión de las Naciones Unidas en Liberia (UNMIL) y las promesas formuladas en febrero en la Conferencia Internacional para la Reconstrucción de Liberia. Los continuos avances realizados en cuestiones como el despliegue de las fuerzas de la UNMIL y el desarme y la desmovilización han traído consigo indudables mejoras. “Hemos observado una mejora de la situación con que nos encontramos en Liberia en noviembre del año pasado, cuando los civiles continuaban siendo víctimas de homicidios, violaciones, palizas, trabajos forzados y saqueos –ha manifestado Amnistía Internacional–. No obstante, en zonas menos accesibles, donde tiene todavía que establecerse una presencia efectiva de la UNMIL y no han comenzado aún el desarme y la desmovilización,  los civiles continúan en situación de riesgo.” Según informes, en el condado de Lofa, controlado todavía por las fuerzas de los Liberianos Unidos por la Reconciliación y la Democracia, continúan el hostigamiento, las intimidaciones, la extorsión, el trabajo forzado y los saqueos, y lo mismo cabe decir de condados del sureste, como Sinoe, Grand Kru, River Gee y Maryland, donde las fuerzas del Movimiento por la Democracia en Liberia mantienen su dominio. En el condado de Nimba, donde quedan fuerzas del antiguo gobierno y del Movimiento por la Democracia en Liberia, los civiles se sienten aún amenazados y sujetos a restricciones, pues no pueden circular libremente y son sometidos a hostigamiento para que entreguen alimentos y otros bienes. "Las fuerzas de la UNMIL deben cumplir con energía su mandato, establecido en virtud del Capítulo VII de la Carta de las Naciones, a fin de proteger a los civiles”, ha señalado Amnistía Internacional. “Al mismo tiempo, el Gobierno Nacional de Transición, en el que hay representantes del anterior gobierno, los Liberianos Unidos por la Reconciliación y la Democracia y el Movimiento por la Democracia en Liberia, tiene también que asumir sus responsabilidades –ha añadido la organización–-. Al firmar el acuerdo de paz, se comprometió a promover el respeto pleno del derecho internacional humanitario y de los derechos humanos, pero apenas se le ha oído condenar la conducta de las fuerzas representadas en él.” La sociedad civil liberiana transmitió a Amnistía Internacional el mensaje rotundo y firme de que la impunidad de los autores de crímenes lesa humanidad, crímenes de guerra y otras violaciones graves del derecho internacional tiene que acabar. No hay duda de que el hecho de no haber abordado la impunidad en el pasado hizo que continuaran los abusos y se prolongara el conflicto. Como dijo concisa y acertadamente una organización no gubernamental liberiana, “la impunidad es la fuerza impulsora del conflicto”. "La comunidad internacional y el Gobierno Nacional de Transición deben manifestar categóricamente que no puede haber impunidad por crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra y que sus autores serán puestos a disposición judicial”, ha afirmado Amnistía Internacional. A medida que Liberia sale, tambaleante, de la crisis de derechos humanos, la protección de tales derechos de inmediato y a largo plazo ha de tener prioridad. La sección de derechos humanos y protección de la UNMIL ha elaborado un ambicioso y exhaustivo programa de trabajo, pero sigue sin recibir todo su personal y los fondos necesarios. "Es preciso reclutar lo antes posible a todos los agentes de derechos humanos estipulados a fin de vigilar y documentar la situación de los derechos humanos en todo el país –ha explicado Amnistía Internacional–. Tenemos que ver informes periódicos y, lo que es más importante, públicos de la UNMIL sobre la situación de los derechos humanos." Asimismo, la unidad de género y el asesor superior en cuestiones de género de la UNMIL carecen de los medios necesarios para garantizar que la protección de los derechos de las mujeres y las niñas forma parte de todos los aspectos de la operación de la UNMIL y se tiene plenamente en cuenta a medida que Liberia hace frente al terrible legado del conflicto. A este respecto, Amnistía Internacional ha señalado: "La alta incidencia de la violación y otras formas de violencia sexual durante el conflicto hace necesario dar una respuesta adecuada a las necesidades de quienes fueron víctimas de tal violencia, así como brindar protección efectiva a los derechos fundamentales de las mujeres y las niñas en la situación de posconflicto de Liberia”. Los organismos de protección de los niños también han expresado honda preocupación por las deficiencias del proceso de desarme, desmovilización, rehabilitación y reintegración de los niños relacionados con fuerzas combatientes. La sociedad civil liberiana, la UNMIL y otros organismos de la ONU y las organizaciones no gubernamentales nacionales e internacionales han expresado una gran frustración por el hecho de que las generosas promesas hechas en la Conferencia Internacional para la Reconstrucción de Liberia no hayan ido acompañadas del desembolso de los fondos precisos. Esta circunstancia está impidiendo la puesta en práctica de los planes de establecimiento de los mecanismos e instituciones necesarios para proteger los derechos humanos. «La Asociación de Abogadas de Liberia nos ha dicho lo siguiente: “Teníamos muchas esperanzas en Accra, pero parece que vamos en el mismo barco [...] si el sistema no funciona, no podemos hacer nada”.» Los países donantes deben cumplir urgentemente las promesas formuladas en febrero, pero el Gobierno Nacional de Transición también forma parte de la ecuación: si no muestra un compromiso firme con el acuerdo de paz y la reconstrucción posconflicto sobre la base de la buena gestión de los asuntos públicos, el imperio de la ley y el respeto de los derechos humanos, la confianza, el apoyo y la buena voluntad de la comunidad internacional se verán rápidamente menoscabados.

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