En reacción a la noticia de que Estados Unidos va a transferir municiones de racimo a Ucrania, Patrick Wilcken, investigador de Amnistía Internacional sobre Asuntos Militares, de Seguridad y Policiales, ha declarado:
“Amnistía Internacional lleva largo tiempo insistiendo en que las municiones de racimo son armas de efectos inherentemente indiscriminados que han causado un daño indecible a la población civil en todo el mundo, a veces decenas de años después de la terminación de los conflictos.
“La guerra de agresión de Rusia ha ocasionado enormes sufrimientos a la población de Ucrania. Las consideraciones humanitarias, así como la preocupación por la población civil de países desgarrados por la guerra y sus secuelas, han llevado a 111 Estados, entre ellos muchos de los aliados de Ucrania, a ratificar la Convención sobre Municiones en Racimo y prohibir el uso, la fabricación, la transferencia y el almacenamiento de este tipo de armas.”
“El plan de la administración Biden de entregar municiones de racimo a Ucrania es un paso atrás que socava los considerables avances conseguidos por la comunidad internacional para tratar de proteger a la población civil de tales peligros tanto durante como después de los conflictos armados.”
“Amnistía Internacional insta al gobierno estadounidense a que reconsidere la cuestión, se adhiera a la Convención, destruya sus arsenales de armas y suspenda cualquier uso, producción y transferencia de municiones de racimo.”
Información complementaria
Las municiones de racimo son pequeñas submuniciones que se lanzan y dispersan mediante cohetes, descargas de artillería y contenedores arrojados desde aeronaves y se diseminan por una gran área, en ocasiones del tamaño de una cancha de fútbol.
Muchos de estos sistemas tienen elevados índices de “fallo”, por lo que dejan grandes áreas contaminadas con artefactos explosivos no detonados que pueden seguir siendo letales mucho después de que haya terminado el conflicto. Según informes, Estados Unidos piensa enviar municiones de racimo MCMDP (convencional mejorada de doble propósito), cuyos índices de fallo son del 6% o más. Las leyes estadounidenses prohíben la transferencia de armas con índices superiores al 1%.
La población civil, especialmente los niños y niñas, es la que corre más peligro de sufrir heridas o morir a causa de municiones de racimo sin estallar después del conflicto, y la tierra puede seguir contaminada durante años, impidiendo su uso para actividades agrícolas o de otro tipo.
La Convención sobre Municiones en Racimo, que entró en vigor el 1 de agosto de 2010 y ha sido ratificada por 111 Estados, prohíbe el uso, la fabricación, el almacenamiento y la transferencia de municiones de racimo. Rusia, Ucrania y Estados Unidos, entre otros países, no son Estados Parte de la Convención.
El derecho internacional humanitario consuetudinario prohíbe el uso de armas de efectos inherentemente indiscriminados; el lanzamiento de ataques indiscriminados que maten o hieran a civiles constituye un crimen de guerra.
La invasión rusa de Ucrania
Inmediatamente después de la invasión en gran escala de Ucrania por Rusia, Amnistía Internacional condenó esta acción como un acto de agresión que constituye un crimen de derecho internacional. Amnistía Internacional también ha documentado crímenes de guerra y otras violaciones del derecho internacional perpetrados durante la guerra de Rusia en Ucrania, como las ejecuciones extrajudiciales de civiles a manos de las fuerzas rusas, la tortura y otros malos tratos, los abusos cometidos contra prisioneros de guerra, el bombardeo deliberado de un teatro de Mariúpol que se utilizaba como refugio para la población civil y otros crímenes de guerra. En concreto, hemos documentado el empleo ilegítimo de municiones de racimo por las fuerzas rusas en numerosas ciudades del este de Ucrania, en ataques que en algunos casos constituyen crímenes de guerra. Instamos a ambas partes a que respeten las leyes de la guerra y hagan rendir cuentas a los responsables de violarlas en juicios con las debidas garantías.