Hace un año, el 20 de agosto de 2023, la selección española femenina de fútbol se coronaba campeona del mundo tras un impresionante torneo en el Mundial de Australia y Nueva Zelanda. Fue un momento histórico que significaba mucho más que una victoria en el campo. Fue un símbolo de la creciente visibilidad y reconocimiento del fútbol femenino en un país como España, donde este deporte sigue estando dominado por los hombres.
Sin embargo, en medio de la euforia y el júbilo por el logro sin precedentes, un acto de violencia sexual opacó la tan aclamada victoria. Durante la entrega de medallas, Luis Rubiales, entonces presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), besó a la capitana Jennifer Hermoso en la boca sin su consentimiento. Este momento, capturado en video y retransmitido en vivo a millones de personas, se convirtió rápidamente en el centro de una controversia mundial.
Alexia Putellas (11 de España), Jenni Hermoso (10 de España) e Irene Paredes (4 de España) celebran su victoria en la Copa Mundial y sostienen el trofeo durante la ceremonia de entrega de trofeos tras la final entre España e Inglaterra. © Daniela Porcelli / SPP
1. El contexto de la celebración y el acto de violencia sexual
El beso no fue un gesto inofensivo ni un error trivial, sino un acto de violencia sexual, definido así por el contexto de poder y la falta de consentimiento. El hecho de que Rubiales, en su posición de autoridad y representando a una institución deportiva de tan alto nivel, se sintiera autorizado a realizar tal acto, reflejó de manera dolorosa las dinámicas de poder y la cultura machista aún profundamente arraigada en muchos ámbitos, incluido el deportivo.
2. La reacción y la denuncia pública: “Me sentí vulnerable y víctima de una agresión”
El beso no consentido fue grabado y su viralización en redes sociales y medios de comunicación provocó una ola de indignación. No solo en España, sino en todo el mundo. El acto fue condenado, evidenciando la magnitud del problema de la violencia sexual en todas sus formas. La respuesta fue rápida y Jennifer Hermoso no se quedó en silencio. En un comunicado, expresó: “Me sentí vulnerable y víctima de una agresión, un acto impulsivo, machista, fuera de lugar y sin ningún tipo de consentimiento por mi parte. Sencillamente, no fui respetada”.
Su denuncia pública fue un acto de valentía que desnudó las injusticias que muchas veces quedan silenciadas por temor a represalias, especialmente en entornos donde los perpetradores ostentan posiciones de poder. La firmeza de su declaración puso de manifiesto la urgencia de abordar el machismo sistémico que aún permea nuestras sociedades.
El expresidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, besa a Jenni Hermoso sin su consentimiento tras la victoria de España en la final de la Copa Mundial Femenina de la FIFA 2023. © Richard Callis / SPP
3. Las repercusiones: Acoso, sororidad y el movimiento #SeAcabó
El beso no consentido fue solo el inicio de una serie de acciones condenables por parte de Luis Rubiales y su entorno. Jennifer Hermoso denunció ante el juez que, tras el incidente, fue sometida a un acoso constante por parte de Rubiales y personas cercanas a él, en un intento de minimizar el incidente y coaccionarla para que no tomara medidas legales. Este tipo de comportamiento es tristemente común en casos de violencia sexual, donde las víctimas no solo tienen que lidiar con la agresión inicial, sino también con un hostigamiento posterior que busca silenciarlas y desprestigiarlas.
Sin embargo, lo que Rubiales y su entorno no anticiparon fue la respuesta masiva de apoyo a Jennifer Hermoso. En cuestión de días, miles de personas se movilizaron, tanto en las calles como en las redes sociales, para denunciar el machismo. Bajo el lema #SeAcabó, se gestó un movimiento que clamaba por el fin de la impunidad para los agresores y exigía un cambio profundo en la manera en que se gestionan y sancionan este tipo de comportamientos.
Nemanja Gudelj del Sevilla FC posa con una camiseta en apoyo a Jenni Hermoso con el hashtag 'SeAcabo' durante el partido de fútbol de la liga española entre el Sevilla FC y el Girona FC, el 26 de agosto de 2023. © Joaquin Corchero/Shutterstock
4. Visibilización de la violencia sexual en el ámbito deportivo
La actuación de Luis Rubiales no solo puso en evidencia la gravedad de los besos no consentidos, sino que también ayudó a visibilizar las múltiples formas que puede adoptar la violencia sexual. Desde tocamientos inapropiados hasta amenazas, intimidación, acoso o violación. El espectro es amplio y devastador. El beso forzado a Jennifer Hermoso es un ejemplo claro de cómo la violencia sexual puede manifestarse de manera pública y, a menudo, normalizarse.
El sindicato FutPro, que representa a muchas de las futbolistas profesionales, reaccionó rápidamente al incidente y solicitó a la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) que adoptara "medidas ejemplares" para luchar contra esta lacra.
5. La presión social y la intervención de Amnistía Internacional
Las manifestantes sostienen tarjetas rojas expresando su opinión durante una manifestación convocada por asociaciones feministas en apoyo de la centrocampista española Jenni Hermoso. © Guillermo Gutierrez Carrascal/SOPA Images/Shutterstock
El caso de Jennifer Hermoso también motivó una fuerte reacción por parte de la sociedad civil y las organizaciones de derechos humanos. Desde Amnistía Internacional lanzamos una campaña con la que logramos más de 15.000 firmas que entregamos al Consejo Superior de Deportes (CSD). Durante la campaña exigimos la implementación de medidas estructurales para prevenir, detectar, investigar, sancionar y reparar de manera efectiva los casos de violencia sexual en las instituciones deportivas, incluyendo a la Real Federación Española de Fútbol.
Con nuestra acción pusimos en evidencia la importancia de la presión social para generar cambios. Las firmas que recogimos no solo representaron un número, sino un reclamo masivo de justicia y de compromiso con la protección de los derechos de las deportistas.
6. Las consecuencias legales: La querella contra Luis Rubiales y su dimisión
Luis Rubiales durante la Asamblea extraordinaria convocada tras el beso sin consentimiento dado a la jugadora Jenni Hermoso. © Hugo Ortuño/Pacific Press/Shutterstock
La gravedad del caso no pasó desapercibida para el sistema judicial español. El 7 de septiembre de 2023, la Fiscalía de la Audiencia Nacional presentó una querella contra Luis Rubiales, acusándolo de un delito de agresión sexual y un delito de coacciones. Esta acción legal fue un paso importante en la búsqueda de justicia, ya que estableció que los actos de Rubiales no solo eran reprobables desde un punto de vista ético y social, sino también desde el ámbito legal.
La querella de la Fiscalía se basó en las pruebas presentadas y en el testimonio de Jennifer Hermoso, quien desde el principio dejó claro que el beso no fue consentido y que había sido objeto de presiones para que no denunciara lo sucedido. Tres días después de la presentación de la querella, el 10 de septiembre de 2023, Luis Rubiales anunció su dimisión como presidente de la RFEF. Esta dimisión, aunque tardía, fue un triunfo para todas las personas que exigimos responsabilidades y justicia.
Sin embargo, el proceso legal no termina ahí. En febrero de 2025, se espera que Rubiales sea juzgado por la Audiencia Nacional. Este juicio será un momento clave para la justicia en España, ya que no solo se evaluará su conducta, sino que también se sentará un precedente sobre cómo se manejan los casos de violencia sexual en el país. La posibilidad de que Rubiales tenga que hacer frente a una condena judicial subraya la importancia de las acciones legales en la lucha contra la impunidad en casos de violencia de género.
7. La violencia sexual como forma de violencia de género
Miles de mujeres marchan en Madrid en defensa de sus derechos y para exigir el fin de la violencia contra las mujeres, el racismo y la xenofobia. © John Milner / SOPA Images/SIPA
Es fundamental recordar que la violencia sexual es una forma de violencia por razón de género, una forma de discriminación que vulnera los derechos humanos de las mujeres y niñas de manera desproporcionada. Este tipo de violencia no se limita a un acto aislado o individual, sino que es parte de un sistema mucho más amplio de opresión y control que se ejerce sobre las mujeres en prácticamente todos los contextos políticos, culturales y sociales.
La violencia sexual se produce tanto en la esfera privada como en la pública, y adopta múltiples formas, desde el acoso callejero hasta el abuso sexual en el hogar, pasando por las agresiones en el lugar de trabajo o en espacios de ocio. En todos estos casos, la violencia sexual está arraigada en las mismas estructuras patriarcales que perpetúan la desigualdad de género, donde las mujeres son vistas y tratadas como objetos y donde su consentimiento es frecuentemente ignorado o subestimado.
En el caso de Jennifer Hermoso, el beso de Luis Rubiales no solo fue un acto individual de abuso de poder, sino que también representó un ejemplo de cómo la violencia sexual sigue estando presente en todos los niveles de la sociedad, incluso en entornos tan públicos y visibles como el mundo del deporte.
8. La realidad de la violencia sexual en España
La violencia sexual es una realidad que afecta a millones de mujeres en España. Según estadísticas recientes, más de 2,8 millones de niñas y mujeres residentes en España de 16 o más años han sufrido algún tipo de violencia sexual en algún momento de sus vidas. Esta cifra, aunque alarmante, es solo la punta del iceberg, ya que muchos casos no se denuncian debido al miedo, la vergüenza o la desconfianza en las instituciones.
Las mujeres en situación de discapacidad y las mujeres nacidas en el extranjero son las que más sufren esta violación de derechos humanos, teniendo que enfrentarse a múltiples barreras para obtener justicia y apoyo. Su vulnerabilidad las expone a la discriminación interseccional, lo que significa que sufren desafíos adicionales debido a su género, origen étnico, estatus migratorio o discapacidad. Estas particularidades subrayan la urgente necesidad de políticas públicas que las tengan en cuenta.
9. Firma nuestra petición contra la violencia sexual y de género y grita fuerte a las autoridades: ¡Se Acabó!
Una pancarta dice «ESTAMOS CONTIGO JENNI». La sostienen un par de aficionadas al fútbol antes del partido entre el Villarreal y el Barcelona, el 27 de agosto de 2023 en Valencia. © Omar Arnau/Shutterstock
El caso de Jennifer Hermoso, y la indignación que generó, ha sido un catalizador para la movilización social en contra de la violencia sexual y de género en España.
El lema #SeAcabó se ha convertido en un grito de guerra que exige un cambio profundo en la manera en que las instituciones actúan. Este movimiento es una expresión clara del poder de la acción colectiva para generar conciencia y presionar a las autoridades para que adopten medidas efectivas. Cuando nos unimos en torno a una causa justa podemos lograr cambios significativos y duraderos en la sociedad.
¡Firma hoy y pongamos fin a la violencia sexual y de género!