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Vigilia frente a la embajada iraní.

Vigilia frente a la embajada iraní. © Amnesty International/Stephane Lelarge

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Irán: varios hombres en peligro de ejecución. Cada minuto cuenta

Por Adela Alcaraz, coordinadora de la Estructura de Trabajo sobre Irán en Amnistía Internacional España,
Imagina que una persona querida es arrestada, torturada y condenada a muerte por cargos falsos. Imagina que esa persona tenía 17 años cuando fue detenida y declarada culpable de asesinato y condenada a pena de muerte en un juicio manifiestamente injusto y cargado de irregularidades.

No imagines, esta es la situación de una persona real en Irán; se llama Mohammad Reza Azizi, y fue detenido en septiembre de 2020, cuando tenía 17 años de edad y declarado culpable de asesinato y condenado a muerte por un tribunal iraní en agosto de 2021. El tribunal penal basó su sentencia de condena a muerte en las “confesiones” obtenidas en el interrogatorio al que fue sometido tras su detención, el cual tuvo lugar sin la presencia de un abogado, y en base a la consideración realizada por la Organización de Medicina Legal de Irán —institución forense estatal bajo supervisión de la Magistratura— de que el acusado había alcanzado “desarrollo mental y madurez” en el momento del delito, sin proporcionar ninguna explicación sobre cómo había llegado a tal conclusión. Su condena a muerte y su ejecución prevista incumplen el derecho internacional, que prohíbe de manera estricta la imposición de la pena de muerte a personas que tenían menos de 18 años en el momento de cometer el presunto delito.

Seis hombres condenados a muerte en Irán

De arriba a abajo y de izquierda a derecha: Mojahed Abbas Kourkouri, Reza Rasaei, Manouchehr Mehman Navaz, Mohammad Reza Azizi, Fazel Bahramian y Mehran Bahramian. © Private

Otros cinco hombres iraníes están en riesgo inminente de ser ejecutados por participar en el levantamiento “Mujeres, Vida, Libertad”: estos hombres son Mojahed (Abbas) Kourkouri, Manouchehr Mehman Navaz, Mehran Bahramian, Fazel Bahramian y Mamousta Khazrnejad. Todos ellos fueron declarados culpables y condenados a muerte tras juicios manifiestamente injustos y manchados por la tortura.

Mehran Bahramian y Fazel Bahramian fueron condenados a muerte en enero de 2024 por un Tribunal Revolucionario de Semirom, provincia de Isfahán, tras ser detenidos en diciembre de 2022 por participar en la ceremonia conmemorativa de los 40 días de la muerte del hermano de Fazel, asesinado por las fuerzas de seguridad durante las revueltas. Según fuentes informadas, las fuerzas de seguridad los detuvieron de forma violenta en sus domicilios, los trasladaron a un centro de detención perteneciente de la Guardia Revolucionaria y los sometieron a desaparición forzada durante tres meses, negando a su familia cualquier información sobre su suerte y paradero. Fueron sometidos a tortura y otros malos tratos para obtener sus “confesiones”, que les provocaron fracturas de miembros y tímpanos en el caso de Mehran Bahramian, y lesiones en la cabeza en el caso de Fazel Bahramian.

El clérigo suní kurdo Mamousta Khazrnejad fue declarado culpable de «corrupción en la tierra» (efsad-e fel arz) y condenado a muerte por un Tribunal Revolucionario de Urumieh, provincia de Azerbaiyán Occidental, tras un juicio manifiestamente injusto que concluyó en diciembre de 2023. Fue detenido por las fuerzas de seguridad en su domicilio en noviembre de 2022, tras pronunciar un discurso en un acto en memoria de un transeúnte asesinado durante el levantamiento «Mujer Vida Libertad» y tras haber publicado en su canal de Telegram declaraciones en apoyo de las protestas. Según fuentes informadas, el tribunal que lo condenó a muerte se basó en las «confesiones» forzadas que hizo bajo tortura y otros malos tratos cuando estaba recluido en un centro de detención del Ministerio de Inteligencia, sin la presencia de su abogado.

Mojahed Kourkouri fue detenido el 20 de diciembre de 2022 por agentes del Ministerio de Inteligencia y la Guardia Revolucionaria durante un enfrentamiento armado, en el que fue herido gravemente en la rodilla y en el brazo. Se le acusa injustamente del homicidio de un niño que, según las investigaciones de Amnistía Internacional, fue cometido por las fuerzas de seguridad iraníes en la represión de las protestas, como así lo admitió el padre del menor. Ha estado recluido desde su detención en régimen de aislamiento prolongado y sometido en repetidas ocasiones a tortura y otros malos tratos.

Manouchehr Mehman Navaz fue condenado a muerte por delitos como lanzar piedras o incendio provocado, en clara violación del derecho internacional que prohíbe imponer la pena capital por delitos que no impliquen homicidio intencionado. Un Tribunal Revolucionario de Teherán lo declaró culpable y lo condenó a muerte por prender, supuestamente, fuego a un edificio oficial durante las protestas de septiembre de 2022 “con intención de hacer frente al Estado islámico”. El Tribunal resolvió, tras un juicio manifiestamente injusto, que este hecho constituía “enemistad con Dios”. La condena a muerte le fue impuesta apenas dos semanas después de que comenzara su juicio, el 29 de octubre de 2022.

Estos son los abominables métodos que utilizan las autoridades de Irán para infundir terror y “mantener el orden entre la población”.

Amnistía Internacional pide a las autoridades iraníes

Amnistía Internacional se opone a la pena de muerte en todos los casos sin excepción, con independencia de la naturaleza del delito, las características de la persona condenada o el método de ejecución utilizado por el Estado para matarla, y exige a las autoridades iraníes que establezcan la suspensión de todas las ejecuciones con vistas a la abolición total de la pena de muerte.

La pena de muerte es el exponente máximo de pena cruel, inhumana y degradante, y su abominable naturaleza se ve aún más agravada por la constatación de que ha sido impuesta tras un juicio deficiente y sin garantías procesales como es el derecho a la defensa.

 

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