Sudán debe poner fin a su violenta represión de las manifestaciones. Así lo ha declarado Amnistía Internacional tras una semana de disturbios en la que muchos manifestantes han sido detenidos o han resultado heridos.
Las protestas se desataron por la muerte de cuatro estudiantes darfuríes en el estado de Gezira tras una sentada pacífica celebrada en su universidad el 3 de diciembre. Los cuatro habían sido detenidos por agentes del Servicio de Seguridad Nacional y fueron hallados muertos más tarde en un canal cerca de la universidad.
La policía ha seguido haciendo uso de fuerza excesiva esta semana en Jartum durante las protestas que denunciaban la muerte de los estudiantes y pedían la sustitución del gobierno. Los manifestantes fueron golpeados y dispersados con gas lacrimógeno, y decenas de ellos fueron detenidos.
“Está claro que los servicios de seguridad sudaneses han hecho uso de fuerza excesiva desde que se escuchó el primer murmullo de disidencia, en la sentada estudiantil de la semana pasada”, ha manifestado Audrey Gaughran, de Amnistía Internacional.
“Las autoridades deben poner fin a la represión de quienes participan en manifestaciones pacíficas, y deben respetar el derecho de reunión pacífica y el derecho a la libertad de expresión”.
Los cuatro estudiantes hallados muertos se encontraban entre los 53 que fueron detenidos por agentes del Servicio de Seguridad Nacional el 3 de diciembre durante una sentada pacífica en la Universidad de Gezira.
Las circunstancias de su muerte siguen sin estar claras, aunque se cree que están relacionadas con la participación de los estudiantes en las protestas. Según los informes, los cuatro cadáveres presentaban señales de golpes, lo que sugiere la existencia de tortura o malos tratos. Unos testigos dijeron a Amnistía Internacional que los cadáveres tenían señales de hemorragia en la cabeza, y uno de ellos en el hombro.
El ministro de Justicia sudanés se ha comprometido a crear una comisión de investigación que indague la muerte de los cuatro estudiantes. Sin embargo, en el pasado el gobierno de Sudán no ha realizado investigaciones imparciales sobre violaciones graves de derechos humanos.
“Las autoridades deben garantizar que toda investigación sobre las recientes muertes de estudiantes es imparcial y transparente”, ha manifestado Audrey Gaughran.
Los estudiantes del estado de Gezira protestaban por la negativa de la administración de la universidad a dejarlos matricularse sin pagar la matrícula completa. Según el Acuerdo de Paz de Darfur, los estudiantes originarios de Darfur están exentos del pago de la matrícula.
Durante la sentada, las fuerzas de seguridad hicieron uso de la fuerza para dispersar a los estudiantes y detuvieron a 53 de ellos, incluidas cuatro mujeres. Muchos quedaron en libertad al día siguiente, pero no está claro si algunos continúan detenidos.
Dos abogados y dos profesores afiliados a un partido de oposición fueron también detenidos el 8 de diciembre por su presunta participación en las protestas. Permanecen detenidos sin cargos.
“Las autoridades deben respetar el derecho de reunión pacífica y el derecho a la libertad de expresión. La respuesta a las recientes protestas resulta sumamente inquietante. Mientras los informes indican que algunos manifestantes planean volver a las calles para continuar con las manifestaciones, es fundamental que los métodos represivos de las autoridades sudanesas se vean refrenados antes de que más gente resulte herida”, ha manifestado Audrey Gaughran.
Información complementaria Las protestas contra la administración de la Universidad de Gezira comenzaron el 2 de diciembre, y los manifestantes fueron atacados por estudiantes favorables al gobierno.
El enfrentamiento condujo a la detención de siete estudiantes darfuríes que, según los informes, participaban en una manifestación pacífica. El 3 de diciembre, un grupo más grande de estudiantes participó en una sentada que, según se dijo, fue totalmente pacífica. Las fuerzas de seguridad respondieron deteniendo a más de 50 personas.
El 6 de diciembre, los cadáveres de Adil Mohamed Ahmed y Mohamed Younis Nil fueron hallados en el canal cerca de los edificios de la Universidad de Gezira en la capital del estado, Mad Manani. Los cadáveres de otros dos estudiantes, Alsadig Yagoub Abdallah y Nouman Ahmed Koreishi, fueron hallados al día siguiente en el mismo canal.
Después de esto, las protestas se extendieron rápidamente a Jartum y otras localidades de Sudán. El 8 de diciembre, la policía detuvo en Jartum a nueve activistas que participaban en las protestas. Quedaron en libertad al día siguiente.
El 11 de diciembre, un grupo de estudiantes se congregó para otra protesta en la Universidad Islámica de Omdurmán, en Jartum, y allí se le enfrentaron estudiantes progubernamentales y la policía. Los manifestantes fueron golpeados y dispersados con gas lacrimógeno. Además, hubo un incendio en los dormitorios de la Universidad Islámica de Omdurmán, que dejó a los estudiantes sin alojamiento.
Amnistía Internacional ya ha manifestado anteriormente su preocupación por el uso excesivo de la fuerza por parte de las fuerzas de seguridad contra manifestantes: la ocasión más reciente fue tras la oleada de protestas que comenzó en junio de este año.