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ONU: Los mezquinos intereses particulares no deben echar por tierra la iniciativa de Ban Ki-moon para poner fin a la crisis de refugiados

© Bulent Kilic / AFP / Getty Images.
  • En la ONU se están manteniendo conversaciones para acordar un pacto mundial sobre refugiados para 2018.
  • Queda sólo una semana para que esta propuesta, que podría cambiar la situación, se cierre antes de la cumbre de septiembre.
  • Un resultado sólido brindaría una nueva esperanza a 20 millones de personas refugiadas en todo el mundo.
  • Los Estados se arriesgan a un fracaso histórico si sacrifican los derechos de las personas refugiadas por sus propios intereses nacionales.
Cuando queda poco menos de una semana, un grupo de improbables aliados –entre los que se encuentran Australia, China, Egipto, India, Rusia, Pakistán y Reino Unido, entre otros– amenaza con echar por tierra el único esfuerzo mundial que hay en curso para proporcionar una acción concreta con la que hacer frente a la crisis mundial de refugiados que afecta a 20 millones de personas. Así lo ha advertido Amnistía Internacional hoy.

Para final de julio, los Estados miembros de las Naciones Unidas reunidos en Nueva York tienen previsto finalizar el texto de un acuerdo para un pacto mundial sobre refugiados con el que hacer frente a la crisis actual y abordar emergencias similares en el futuro. En los próximos días, los Estados tendrán su última oportunidad de modificar sus posturas antes de que se cierre el documento final para su adopción en una cumbre de la ONU que se celebrará en septiembre.

Mientras se acaba el tiempo para finalizar lo que podría y debería ser un acuerdo que cambie la situación, es mucho lo que pende de un hilo. Millones de personas refugiadas de todo el mundo se encuentran en una situación desesperada; el 86 por ciento viven en países de ingresos medios o bajos, que a menudo no están equipados para recibirlas, mientras que muchos de los Estados más ricos del mundo son los que menos personas refugiadas acogen y menos contribuyen. Esta situación es intrínsecamente injusta”, ha manifestado Salil Shetty, secretario general de Amnistía Internacional.

“Ahora que está previsto que más de 150 jefes de Estado y de gobierno se reúnan en la ONU en septiembre para sentar los cimientos de un nuevo marco global con el que abordar esta crisis de refugiados, deberíamos encontrarnos en la antesala de un hito histórico. Sin embargo, lo que se avecina es posiblemente un vergonzoso fracaso histórico, en el que algunos Estados están dispuestos a sacrificar los derechos de las personas refugiadas por sus egoístas intereses nacionales.”

No obstante, aún hay tiempo de alejarse del precipicio. Junto con nuestros millones de simpatizantes en todo el mundo, en Amnistía Internacional haremos saber a nuestros dirigentes que no aceptaremos el fracaso.”

Desde noviembre de 2015, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, viene pidiendo un nuevo enfoque hacia los grandes movimientos de personas refugiadas y migrantes. En mayo de 2016, Ban Ki-moon formuló a la Asamblea General varias propuestas, entre ellas la de acordar unos pactos internacionales sobre refugiados y migrantes. La semana que viene se firmará un plan final antes de proceder a su adopción el 19 de septiembre, en la primera cumbre de alto nivel sobre refugiados y migrantes jamás celebrada en la Asamblea General de la ONU, una cumbre que se ha calificado de “oportunidad histórica de elaborar un modelo a seguir para lograr una mejor respuesta internacional”.

Una piedra angular del nuevo acuerdo es el reparto internacional de responsabilidades: ningún país debería tener que asumir más de lo que en justicia le corresponde, y todos los Estados deberían reconocer su responsabilidad común, legalmente vinculante, de hacer realidad los derechos humanos de las personas que se han visto obligadas a abandonar sus hogares a causa de la guerra o la persecución. Sin embargo, en lugar de compartir la responsabilidad, muchos Estados siguen permitiéndose eludirla, en una postura corta de miras y, en última instancia, contraproducente.

Amnistía Internacional ha propuesto un plan de cinco puntos para que los Estados miembros de la ONU compartan la responsabilidad de acoger y ayudar equitativamente a las personas refugiadas, de acuerdo con su PIB, su índice de desempleo y otros criterios objetivos.

Sin embargo, los gobiernos parecen estar a punto de rechazar los objetivos de reparto de responsabilidades que se plantearán en la cumbre, por una diversidad de motivos. Incluso la frase “compartir la responsabilidad” corre peligro. Y el pacto sobre los refugiados se pospondrá dos años porque algunos Estados insisten en equipararlo de manera absoluta con un pacto sobre la migración.

Todas estas excusas se reducen a una falta de voluntad política: la disposición a tolerar el sufrimiento totalmente evitable de millones de personas, a seguir levantando vallas y a continuar con sus asuntos como si no pasara nada.

“El tiempo de actuar como si no pasara nada ya ha terminado. Puesto que los países ricos no hacen casi nada por acoger y ayudar a las personas refugiadas, ha llegado el momento de la idea del reparto de responsabilidades como base de un pacto mundial. Los países ricos e influyentes deben dejar de poner excusas y arrimar el hombro”, ha manifestado Salil Shetty.

“La comunidad internacional se ha unido en el pasado para responder a las crisis de refugiados, y la UE ha acordado recientemente soluciones para problemas mundiales igual de amplios. Un mecanismo concreto de reparto de responsabilidades podría salvar a millones de personas de la miseria, la muerte en el mar o la enfermedad, al proporcionar a las personas refugiadas rutas auténticas, seguras y legales para huir de la guerra y la persecución.”

Información complementaria

La declaración política cuya aprobación está prevista para septiembre y el pacto mundial sobre responsabilidad compartida respecto a las personas refugiadas que le seguiría en 2018 no sustituirían al marco existente de protección, consagrado en la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados, de 1951, y el Protocolo que la acompaña, de 1967. Al contrario, su finalidad sería aprovechar estas normas para crear un sistema duradero con el que hacer frente tanto a los flujos prolongados de refugiados como a las oleadas periódicas.

Amnistía Internacional lleva mucho tiempo captando apoyos en todo el mundo para mejorar el reparto de responsabilidades respecto a hacer realidad los derechos de las personas refugiadas, y en septiembre lanzará una campaña global pionera sobre la crisis de refugiados.

La membresía y los simpatizantes de la organización en todo el mundo seguirán captando apoyos ante sus gobiernos para apoyar un reparto de responsabilidades auténtico y genuino que brinde a las personas refugiadas una oportunidad real de comenzar una nueva vida con seguridad y dignidad.

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