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Negar un nuevo juicio a un preso en espera de ejecución, “una parodia de justicia”

Okunishi Masaru está en el corredor de la muerte en Japón desde 1969. © Private
La decisión del Tribunal Supremo de Japón de negar un nuevo juicio a un preso de 87 años de edad en espera de ejecución que fue condenado a muerte por asesinato basándose en su confesión forzada es “una parodia de justicia”, ha dicho hoy Amnistía Internacional tras rechazarse su última apelación.

Ayer el Tribunal Supremo rechazó por séptima vez la petición de volver a ser juzgado de Okunishi Masaru, que ha pasado más de 40 años en espera de ejecución y es uno de los presos que más tiempo lleva en el corredor de la muerte del mundo. Esto significa que es probable que muera en la cárcel, a pesar de las dudas sobre su sentencia condenatoria.

"Es una parodia de justicia que a Okunishi Masaru haya vuelto a negársele la posibilidad de un nuevo juicio que su caso indudablemente merece”, ha dicho Catherine Baber, directora del Programa Regional para Asia y Oceanía de Amnistía Internacional.

El octogenario, que lleva en el corredor de la muerte desde 1969, tras ser declarado culpable del asesinato de cinco mujeres, “confesó” ser autor del crimen tras ser interrogado por la policía durante muchas horas a lo largo de cinco días y sin la presencia de un abogado.

Durante su primer juicio se retractó de su “confesión” y fue absuelto por falta de pruebas. Sin embargo, un tribunal superior anuló la sentencia y lo condenó a muerte.

Su última petición de volver a ser juzgado se le denegó en parte porque el Tribunal Supremo decidió que su “confesión” inicial aún era válida, a pesar de que Okunishi se había retractado.

Los abogados de Okunishi piensan presentar una nueva petición para que vuelva a ser juzgado, pero el proceso puede demorar varios años.  

“Las irregularidades que presentó un proceso de interrogatorio que generó una confesión forzada–como la ausencia de abogado– exigen que haya un nuevo juicio, y dada la precaria salud del preso, este juicio debe celebrarse urgentemente", ha dicho Baber.

Durante más de cuatro décadas, Masaru ha vivido con el temor constante de que ése fuera su último día. En Japón, a los presos del corredor de la muerte sólo se les informa de que van a ser ejecutados unas horas antes de la ejecución, que se realiza en secreto.

Como la mayoría de los presos en espera de ejecución, Okunishi ha pasado la mayoría del tiempo en régimen de aislamiento.

“Okunishi no es el único preso en espera de ejecución cuya condena se ha basado fundamentalmente en confesiones forzadas. Las autoridades japonesas deben revisar urgentemente sus casos para asegurarse de que a estos presos no se les acaba el tiempo para conseguir justicia”, ha dicho Baber.

Actualmente en Japón hay más de 130 prisioneros en espera de ejecución, una de las cifras más altas en más de 50 años.  

Con el gobierno del Partido Demócrata Liberal se ha producido una alarmante escalada del uso de la pena de muerte en el país. Desde que el primer ministro Shinzo Abe subió al poder, en diciembre de 2012, han sido ejecutadas seis personas.
El preso que más tiempo lleva en espera de ejecución
Uno de los casos de pena de muerte más apremiantes de Japón es el de Hakamada Iwao, que lleva en el pabellón de la muerte desde 1968.

Se cree que Iwao, que tiene 77 años y está mentalmente enfermo tras décadas de aislamiento, es el preso que más tiempo lleva en espera de ejecución en todo el mundo.

Tras un juicio injusto, fue declarado culpable del asesinato de su jefe, la esposa de éste y sus dos hijos. Hakamada “confesó” tras 20 días de interrogatorio policial, pero se retractó de la confesión en el juicio y dijo al tribunal que la policía lo había golpeado y amenazado.

Uno de los tres jueces que lo condenaron declaró públicamente que cree en su inocencia.

Según los abogados de Hakamada, en pruebas periciales recientes no se ha encontrado ninguna coincidencia entre el ADN de su cliente y muestras tomadas de la ropa que, según la fiscalía, vestía el asesino.

“Hakamada es otro preso a quien se debería conceder un nuevo juicio” ha dicho Barber.

“Pedimos también a las autoridades japonesas que mejoren las condiciones del resto de los presos en espera de ejecución, entre otras cosas poniendo fin a su régimen de aislamiento.”

Información complementaria

Amnistía Internacional ha pedido al gobierno japonés que suspenda las ejecuciones como primer paso hacia la abolición de la pena de muerte.

El sistema de justicia de Japón sigue dando mucha importancia a confesiones a menudo conseguidas mediante tortura y otros malos tratos. No hay límites claros para la duración de los interrogatorios, que se realizan sin la presencia de abogados.

Amnistía Internacional ha documentado el uso habitual de posturas forzadas durante largos periodos de tiempo, golpes, intimidación y privación del sueño.

La organización ha pedido reiteradamente que se hagan reformas en el sistema de justicia de Japón con arreglo a las normas internacionales.

Amnistía Internacional se opone a la pena de muerte en todos los casos sin excepción, con independencia del carácter o las circunstancias del delito, de las características y la culpabilidad o inocencia del acusado y del método utilizado por el Estado para llevar a cabo la ejecución. La pena de muerte viola el derecho a la vida y es el máximo exponente de pena cruel, inhumana y degradante.

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