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Hacen falta medidas urgentes para acabar con la catástrofe humana de Sudán

El Consejo de Seguridad de la ONU debe cumplir su obligación de proteger a la población civil de Sudán y tomar medidas inmediatas para poner fin a los ataques aéreos militares indiscriminados, afirma Amnistía Internacional en un nuevo informe que pone de relieve la necesidad de que se conceda acceso inmediato a las organizaciones de ayuda humanitaria a las zonas afectadas por el conflicto de los estados sudaneses de Kordofán del Sur y Nilo Azul.

Desde que estalló la violencia en ambos estados hace un año, más de medio millón de personas han sido desplazadas por los continuos ataques aéreos indiscriminados de las Fuerzas Armadas de Sudán, así como por la grave escasez de alimentos, agravada por la negativa de las autoridades sudanesas a permitir la entrada en las zonas de las organizaciones independientes de asistencia humanitaria.

Decenas de miles de refugiados han huido al vecino Sudán del Sur, donde corren más riesgos de sufrir abusos contra los derechos humanos y dificultades humanitarias.

“La situación es desesperada y se acaba el tiempo para garantizar que los refugiados tienen una protección adecuada y suministros durante los seis meses de la estación de lluvias, cuando las limitaciones logísticas en Sudán del Sur paralizan los intentos de proporcionar asistencia”, ha declarado Khairunissa Dhala, investigadora en Sudán del Sur de Amnistía Internacional.

“Hace ya más de un año que el Consejo de Seguridad de la ONU reacciona con lentitud y observa cómo se desarrolla esta catástrofe. Es hora de que cumpla su mandato y actúe para impedir que esta atroz situación se deteriore aún más. En concreto, Rusia y China deben respaldar una respuesta más enérgica del Consejo de Seguridad.”

En marzo y abril de 2012, Amnistía Internacional visitó ocho campos de refugiados en Sudán del Sur cuyos residentes corrían peligros como el de ser reclutados forzosamente por grupos armados y el de sufrir la violencia sexual, además de la escasez de alimentos y agua.

Según el informe titulado We can run away from bombs, but not from hunger: Sudan’s refugees in South Sudan dado a conocer hoy por la organización, algunos residentes del campo de refugiados de Yida, en el estado de Unity, han esperado casi 10 horas para recibir un recipiente de agua o tres semanas para acceder a raciones de comida.

Amnistía Internacional halló que un gran porcentaje de los refugiados son menores no acompañados que han huido de la violencia para continuar su educación, sólo para encontrarse con que en algunos campos los centros escolares tienen dificultades para funcionar y en otros prácticamente no existen.

En los campos de refugiados del estado de Alto Nilo, la organización recibió informes sobre el reclutamiento forzoso de niños y varones jóvenes por el grupo armado de la oposición Movimiento de Liberación Popular de Sudán-Norte.

Las niñas y mujeres jóvenes del campo de Yida, muchas de las cuales llegaron a él solas, hablaban abiertamente de su temor a ser violadas y a la violencia sexual.

Halima Ahmed, refugiada en el campo de Yida, dijo a Amnistía Internacional:

“Por la noche siempre tenemos miedo. Hombres y muchachos suelen venir a acosarnos. A veces la policía les echa. Una vez, en mitad de la noche, un hombre entró en nuestra habitación”.

Las investigaciones de Amnistía Internacional concluyeron que, a pesar de los riesgos, hay pocas alternativas a vivir en los campos.

“Mientras las Fuerzas Armadas de Sudán sigan cometiendo violaciones graves del derecho internacional humanitario y de los derechos humanos en los estados sudaneses de Kordofán del Sur y Nilo Azul, la gente tiene pocas opciones salvo quedarse en estos campos”, declaró Khairunissa Dhala.

“Con el inicio de la estación de lluvias, el número de refugiados en los campos sigue aumentando, sometiendo a excesiva presión unos recursos que ya son limitados. Sólo en las últimas seis semanas han llegado alrededor de 50.000 refugiados y según informes hay más en camino”.

Amnistía Internacional pide además a la ONU que acelere los esfuerzos para preposicionar suministros humanitarios para la estación de lluvias, refuerce los programas de educación y garantice la implementación de medidas para proteger a las mujeres y a las niñas en los campos de refugiados.

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