“El hecho de que las autoridades rusas no investiguen el envenenamiento del líder de la oposición Aleksei Navalny será una flagrante violación del derecho a la vida de éste”, ha declarado Amnistía Internacional ante la conclusión de las autoridades alemanas de que Navalny fue envenenado con un agente neurotóxico de la familia Novichok. Marie Struthers, directora de Amnistía Internacional para Europa Oriental y Asia Central, declaró:
“Las autoridades rusas deben abrir inmediatamente una investigación sobre el uso aparente de un arma química prohibida para envenenar a un líder de la oposición. No hacerlo reforzará las sospechas de la implicación de altos cargos rusos en este delito o en su encubrimiento.
“Las autoridades rusas niegan su implicación en la tentativa de asesinato de Navalny, destacado detractor del gobierno, pero hasta ahora no han abordado las consecuencias de la conclusión de que ha sido envenenado con un arma química. En 2017, las autoridades rusas declararon que habían destruido todo su arsenal de armas químicas. De ser esto cierto, hay que preguntarse si el gobierno ruso ha perdido el control hasta el punto de que se pueden producir y distribuir libremente armas químicas en su propio territorio.
“La única conclusión alternativa posible es que las autoridades rusas han engañado a la comunidad internacional y en realidad siguen en posesión de armas químicas y las usan para eliminar a rivales políticos. Ambas posibilidades son deplorables y el Kremlin debe ofrecer respuestas. El mundo debe conocer la verdad sobre este descarado atentado contra la vida de un líder ruso de la oposición”.
Información complementaria
El 2 de septiembre, el gobierno alemán anunció que las pruebas realizadas por un laboratorio militar alemán mostraban que el líder ruso de la oposición Aleksei Navalny fue envenenado con un agente neurotóxico Novichok. El 22 de agosto, Navalny había sido trasladado al hospital Charité de Berlín ante la insistencia de su familia.
Aleksei Navalny perdió el conocimiento cuando volaba desde Tomsk (Siberia) a Moscú el 20 de agosto. Está en coma e inconsciente desde esa fecha. Cuando fue tratado en Rusia, los profesionales de la medicina dijeron que no había rastros de veneno en su cuerpo, afirmación que siguen respaldando las autoridades rusas.