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Matanza y violación de civiles mientras se intensifica la violencia y el hambre amenaza

Así quedó una iglesia después de ser saqueada en Malakal. © Amnesty International
Londres.- Una nueva investigación sobre el conflicto de Sudán del Sur ha sacado a la luz horrendas atrocidades cometidas por las dos partes en el conflicto, con ataques selectivos contra civiles a causa de su origen étnico y su supuesta afiliación política, que constituyen crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad, afirma Amnistía Internacional en un informe publicado hoy.

Nowhere Safe: Civilians Under Attack in South Sudan documenta testimonios de primera mano de supervivientes de matanzas, víctimas de abusos sexuales y testigos de un conflicto que ha obligado a más de un millón de personas a huir de sus hogares y ha llevado al país más joven del mundo al borde de una catástrofe humanitaria.

El informe describe abusos contra los derechos humanos cometidos por las fuerzas rivales, unas leales al presidente Salva Kiir y otras al ex vicepresidente Riek Machar, desde que estalló el conflicto a mediados de diciembre de 2013. Se ha atacado sistemáticamente a civiles en ciudades y poblados, dentro de sus casas y en iglesias, mezquitas, hospitales e incluso recintos de la ONU donde habían buscado refugio. En algunos de estos lugares, los investigadores de Amnistía Internacional encontraron esqueletos humanos y cuerpos en estado de descomposición que eran comidos por perros. En otros lugares vieron fosas comunes, incluidas cinco en Bor que contenían 530 cadáveres, de acuerdo con un representante del gobierno. En todas partes vieron viviendas desvalijadas y arrasadas por el fuego, instalaciones médicas destruidas y almacenes de ayuda alimentaria humanitaria saqueados.

Esta investigación desvela los inimaginables sufrimientos de muchos civiles que no han podido escapar de la creciente espiral de violencia en Sudán del Sur. La población civil ha sido víctima de matanzas en los mismos lugares donde buscó refugio. Menores de edad y mujeres embarazadas han sido víctimas de violación y personas ancianas y enfermas han muerto por disparos cuanto estaban postradas una cama de hospital”, ha afirmado Michelle Kagari, directora adjunta del Programa Regional para África Oriental de Amnistía Internacional.

“Las fuerzas de ambos bandos han mostrado una absoluta indiferencia por los principios más fundamentales del derecho internacional de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario. Los responsables de perpetrar, ordenar o consentir estos graves abusos, algunos de los cuales constituyen crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad, deben rendir cuentas, sea cual sea la posición que ocupan en la cadena de mando de los dos partes en el conflicto.”

Aunque el conflicto se desencadenó por una disputa política, ha adquirido una dimensión marcadamente étnica; los miembros de las fuerzas gubernamentales, de etnia principalmente dinka, son leales al presidente Kiir, y desertores del ejército mayoritariamente nuer y sus milicias aliadas son leales al ex vicepresidente Machar. Cada bando ataca sistemáticamente a los miembros de la otra comunidad étnica. El informe de Amnistía Internacional, basado en investigación sobre el terreno realizada en marzo de 2014, documenta casos en los que civiles dinka, nuer y shilluk han sido atacados debido a su etnia y a su supuesta afiliación política.

Un superviviente de una matanza relató cómo fue detenido por soldados en Yuba y recluido junto con al menos otros 300 hombres en dependencias abarrotadas de un cuartel del ejército. “Hacía mucho calor y no teníamos agua. Hacia las siete o las ocho de la tarde abrimos las ventanas para que entrara el aire. Cuando lo hicimos, los soldados dispararon al interior de nuestra habitación desde las ventanas. Muchas personas murieron en mi habitación. Los supervivientes se tumbaron entre los muertos, fingiendo estar también muertos. Los soldados disparaban desde las ventanas contra todo lo que se movía. Quedamos 12 supervivientes.”

Una mujer describió a los investigadores de Amnistía Internacional cómo su cuñada de 10 años fue violada por 10 hombres en Gandor, condado de Leer, y otra contó cómo fue una de las 18 mujeres violadas por soldados del gobierno en Palop. “Estaba embarazada de tres meses, pero como me violaron tantos hombres, perdí al bebé. Si me hubiera resistido a esa gente, me habrían matado. Nueve hombres me violaron.” Esta mujer dijo que a siete mujeres que se resistieron a ser violadas los soldados les introdujeron palos de gran tamaño en la vagina. Las siete murieron.

Debido al conflicto, la situación humanitaria en Sudán del Sur es cada día más precaria. La violencia permanente ha impedido que las personas desplazadas regresen a sus tierras en este momento crucial: la época de la siembra. Si no se siembran las cosechas durante esta temporada de lluvias, la hambruna será prácticamente inevitable. Con el comienzo de la estación de las lluvias, los caminos no tardarán en quedar intransitables, lo que impedirá la distribución de una ayuda humanitaria que se necesita con urgencia en muchas zonas afectadas por el conflicto. Se está impidiendo deliberadamente que la asistencia humanitaria, incluidos los suministros médicos y alimentarios, llegue a las personas desplazadas por el conflicto, y organismos de ayuda humanitaria han sido objeto de obstrucciones y ataques en los estados de Yonglei, Alto Nilo y Unidad; al menos tres trabajadores de ayuda humanitaria han perdido la vida.

Como respuesta al estallido de la violencia en Sudán del Sur, el Consejo de Seguridad de la ONU acordó por unanimidad en diciembre pasado un aumento temporal de la presencia de las fuerzas de mantenimiento de la paz, pero el despliegue se ha hecho con lentitud y a la Misión de la ONU en Sudán del Sur (UNMISS) ha tenido dificultades para cumplir su mandato de proteger a la población civil. El Consejo de Paz y Seguridad de la Unión Africana ha creado una Comisión de Investigación con el mandato de investigar las violaciones de derechos humanos, pero sus integrantes no han iniciado hasta fechas muy recientes las investigaciones sobre el terreno, y las promesas del gobierno de Sudán del Sur de investigar los abusos cometidos por sus fuerzas siguen sin cumplirse. Se necesitan con urgencia acciones concretas en los ámbitos local, regional e internacional para poner fin a la violencia, detener las represalias contra la población civil y hacer rendir cuentas a los responsables.

Amnistía Internacional propone varias recomendaciones clave:
  • La ONU debe modificar el mandato de la UNMISS para centrarlo en la protección de la población civil, las investigaciones sobre derechos humanos y la facilitación del acceso humanitario.
  • Las partes en el conflicto deben poner fin con carácter inmediato a todas las violaciones del derecho internacional de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario y permitir el acceso sin restricciones a la asistencia humanitaria de quienes lo necesiten.
  • Las dos partes deben cooperar plenamente con las investigaciones independientes e imparciales sobre violaciones de derechos humanos, incluidas las que lleve a cabo la Comisión de Investigación de la Unión Africana, y tomar medidas para poner a disposición de la justicia a los responsables de abusos contra los derechos humanos y de violaciones del derecho humanitario.

Notas para periodistas:
Una delegación de Amnistía Internacional realizó una visita de investigación a Sudán del Sur en marzo de 2014. La delegación visitó Yuba, capital de Sudán del Sur, la ciudad de Bor en el estado de Yonglei, la ciudad de Bentiu en el estado de Unidad, y la ciudad de Malakal en el estado de Alto Nilo. Los miembros de la delegación entrevistaron a más de 100 testigos y hablaron con representantes del gobierno local, nacional y estatal, con miembros del SPLA y del Servicio de Policía de Sudán del Sur, y con representantes de fuerzas opositoras.

Testimonios en el informe:
  • Una mujer describió cómo el 16 de diciembre de 2013, en plena noche, unos soldados sacaron de su casa en el distrito de Eden, en Yuba, a su hijo de 20 años y a otros dos hombres. “Los sacaran a la calle y les ataron las manos a la espalda y les ataron los pies con la misma cuerda, de tal manera que las manos y los pies quedaban juntos como se ata a una oveja y no podían moverse. Les dispararon repetidamente.” La mujer huyó a la casa de un vecino y después ella y otras nueve mujeres fueron víctimas de violación múltiple por soldados.
  • En Bor, estado de Yonglei, en enero de 2014 se encontraron los cuerpos sin vida de 18 mujeres en el recinto de la catedral de San Andrés y sus alrededores. Se cree que fueron víctimas de un ataque de fuerzas opositoras. Seis de las mujeres eran miembros del clero y todas pertenecían a la etnia dinka.
  • En Malakal, estado de Alto Nilo, Amnistía Internacional visitó un almacén del Programa Mundial de Alimentos que había sido saqueado y destruido en enero de 2014, cuando fuerzas opositoras se hicieron con el control de la ciudad. Según los informes, en menos de tres días se saquearon suministros alimentarios suficientes para alimentar a 400.000 personas durante tres meses.

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