La prohibición de un canal de televisión paquistaní crítico con el gobierno, impuesta por motivos políticos, constituye una violación del derecho a la libertad de expresión, ha dicho Amnistía Internacional.
El Consejo Nacional Regulador de Medios de Comunicación Electrónicos de Pakistán ha suspendido hoy las transmisiones del canal privado ARY TV durante 15 días. El canal ha sido acusado de “calumniar” teóricamente a la judicatura del país después de emitir una entrevista de un hombre sometido actualmente a un juicio de gran resonancia ante el Tribunal Superior de Lahore.
“ARY TV debe ser autorizado a reanudar sus emisiones de inmediato. No hay justificación posible para que las autoridades paquistaníes amordacen a sectores de los medios de comunicación simplemente por sus inclinaciones políticas”, ha dicho Mustafa Qadri, investigador de Amnistía Internacional sobre Pakistán.
“La prohibición de ARY es un aleccionador recordatorio de la amenaza del procesamiento penal basado en disposiciones demasiado genéricas sobre desacato al tribunal o acciones contra el Estado. Los periodistas en Pakistán reciben ataques desde todos los flancos y se enfrentan a hostigamiento e incluso secuestro y homicidio por desempeñar su labor.”
La decisión y el proceso tienen lugar en un contexto de creciente enfrentamiento político entre el gobierno electo, las fuerzas armadas y algunos grupos políticos de oposición.
En junio, el Consejo Nacional Regulador de los Medios de Comunicación Electrónicos de Pakistán suspendió Geo TV –uno de los canales de televisión más importantes del país y principal competidor de ARY– durante 15 días, según informes, por presiones de las fuerzas armadas, después de que la cadena acusara a un alto cargo de los servicios de inteligencia de orquestar el intento de homicidio de uno de sus periodistas.
Aunque Geo TV ya ha vuelto a emitir, su distribución se ha restringido considerablemente. Muchos miembros de la plantilla se han quejado de acoso y ataques de desconocidos que, según sospechan, pertenecen a las fuerzas de seguridad, así como de personas del público indignadas con su supuesto sesgo antimilitar.
“El periodismo es una profesión increíblemente peligrosa en Pakistán. En vez de intentar controlar lo que dicen los periodistas, las autoridades paquistaníes deberían esforzarse más en protegerlos para que puedan desempeñar su legítima labor", ha dicho Mustafa Qadri.