“Las autoridades burundesas deben actuar sin demora para revertir el creciente clima de temor y violencia, haciendo un llamamiento público a la calma y llevando a los atacantes ante la justicia."Muchos defensores y defensoras de los derechos humanos, y también muchos periodistas, se han visto obligados a huir de Burundi desde principios de año a causa de la represión emprendida por el gobierno contra sus detractores tras la decisión del presidente Pierre Nkurunziza de presentarse a un tercer mandato. El 2 de agosto, Esdras Ndikumana, periodista burundés que informaba para Radio France Internationale (RFI) desde el lugar del asesinato del general Nshimirimana, fue detenido por las fuerzas de seguridad gubernamentales. Quedó en libertad unas horas después, tras haber recibido una brutal paliza a consecuencia de la cual sufrió lesiones tales como la fractura de un dedo. “Las autoridades burundesas deben garantizar una protección efectiva para todas las personas; esa protección debe incluir medidas para que los periodistas y los defensores y defensoras de los derechos humanos puedan trabajar en un entorno seguro. Los ataques de motivación política, incluido el asesinato del general Nshimirimana, deben investigarse de manera independiente e imparcial, y los responsables deben ser procesados", ha manifestado Sarah Jackson. “Los esfuerzos regionales e internacionales para poner fin a la crisis de Burundi deben reanudarse sin demora para prevenir nuevas violaciones de derechos humanos."
Burundi: Los disparos contra un activista de derechos humanos intensifican el clima de temor
Pierre-Claver Mbonimpa fue preso de conciencia de mayo a septiembre de 2014, tras haber sido acusado de amenazar la seguridad del Estado y utilizar documentación falsa. Aunque quedó en libertad por motivos médicos, los cargos en su contra aún no se han retirado. Durante los nueve años que el general Adolphe Nshimirimana fue director del Servicio Nacional de Inteligencia de Burundi, Amnistía Internacional documentó ejecuciones extrajudiciales, tortura, intimidación y acoso de opositores políticos. Amnistía Internacional pide a las autoridades burundesas que investiguen y enjuicien a los responsables de esas violaciones de derechos humanos y que otorguen reparación a las víctimas. El informe publicado por Amnistía Internacional en julio de 2015 Braving Bullets: Excessive force in policing demonstrations in Burundi, mostró el uso de fuerza letal y excesiva por parte de la policía burundesa para silenciar a quienes se oponían a la decisión del presidente Pierre Nkurunziza de presentarse a un tercer mandato. En abril de 2015, Amnistía Internacional lanzó la campaña Komera, Turikumwe (Valor, Estamos Juntos) para mostrar su solidaridad con los defensores y defensoras de los derechos humanos burundeses que se enfrentaban a intimidación y acoso en el periodo previo a las elecciones presidenciales del país, celebradas en julio.
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