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Alarmante índice de ejecuciones en los escasos países que aplican la pena capital

© Amnesty International
En 2011, el ritmo de las ejecuciones en los países en donde se llevaron a cabo fue alarmante, pero el número de los que aplican la pena capital se ha reducido en más de un tercio en comparación con la cifra de hace 10 años, ha concluido Amnistía Internacional en su examen anual de las condenas a muerte y ejecuciones. Sólo el 10 por ciento de los países del mundo, 20 de 198, llevaron a cabo ejecuciones el año pasado. Se ejecutó o condenó a muerte a personas por diversos delitos, como el adulterio y la sodomía en Irán, la blasfemia en Pakistán, la brujería en Arabia Saudí, el tráfico de huesos humanos en la República del Congo, y delitos relacionados con las drogas en más de 10 países.  Entre los métodos de ejecución utilizados en 2011 figuraron la decapitación, el ahorcamiento, la inyección letal y el fusilamiento. Al concluir 2011 había en torno a 18.750 personas condenadas a muerte, y al menos 676 fueron ejecutadas en todo el mundo durante el año pasado. Pero estas cifras no incluyen los miles de ejecuciones que Amnistía Internacional cree que se llevaron a cabo en China, que mantiene los datos en secreto. Ni tampoco reflejan el posible alcance de la aplicación de la pena de muerte en Irán; Amnistía Internacional dispone de informes creíbles sobre un considerable número de ejecuciones que no se han reconocido oficialmente. “La inmensa mayoría de los países se han distanciado de la aplicación de la pena de muerte”, ha declarado Salil Shetty, secretario general de Amnistía Internacional. “Nuestro mensaje a los líderes de la aislada minoría de países que continúan ejecutando a personas es claro: en esta cuestión van a la zaga del resto del mundo, y ya es hora de que tomen medidas para poner fin a esta pena, la más cruel, inhumana y degradante.” En Oriente Medio se registró un notable aumento de las ejecuciones, hasta casi un 50 por ciento más que en el año anterior. Esto se debió a cuatro países –Arabia Saudí (al menos 68 ejecuciones), Irak (al menos 82), Irán (al menos 360) y Yemen (al menos 41)–, que fueron responsables del 99 por ciento de todas las ejecuciones registradas en la región de Oriente Medio y el Norte de África. Sólo el aumento en Arabia Saudí e Irán ya equivale al aumento neto de 149 ejecuciones registradas en todo el mundo, en comparación con la cifra de 2010. Miles de personas fueron ejecutadas en China en 2011, un número superior al conjunto del resto del mundo. Las cifras sobre pena de muerte se consideran secreto de Estado; Amnistía Internacional ha dejado de publicar las que recopila de fuentes oficiales chinas, puesto que probablemente son muy inferiores al número real. Una vez más, Amnistía Internacional emplazó a las autoridades chinas a publicar información sobre personas condenadas a muerte y ejecutadas, y a confirmar así su afirmación de que diversos cambios en la ley y en la práctica han provocado una importante disminución en la aplicación de la pena de muerte en el país durante los últimos cuatro años. Con respecto a Irán, Amnistía Internacional recibió informes creíbles sobre un gran número de ejecuciones no confirmadas, e incluso secretas, que casi duplicarían la cifra reconocida oficialmente. Al menos tres personas fueron ejecutadas en Irán por delitos cometidos cuando tenían menos de 18 años, lo que constituye una vulneración del derecho internacional. Según los informes, en ese país se registraron otras cuatro ejecuciones no confirmadas, además de una en Arabia Saudí, de personas menores de edad en el momento de la comisión del delito. Estados Unidos fue una vez más el único país de América y único miembro del G8 –el grupo integrado por las principales economías mundiales– que ejecutó a presos, un total de 43 en 2011. En Europa y países de la antigua Unión Soviética ya no se aplica la pena capital, salvo en Bielorrusia, que ejecutó a dos personas. Oceanía siguió siendo una zona sin pena de muerte, a excepción de cinco condenas a muerte impuestas en Papúa Nueva Guinea. En Bielorrusia y Vietnam no se informó a los presos, ni tampoco a sus familias o abogados, de su inminente ejecución. Se tuvo conocimiento de que se llevaron a cabo ejecuciones públicas en Arabia Saudí, Corea del Norte y Somalia, y también en Irán. En la mayoría de los países donde se condenó a muerte o ejecutó a personas, los juicios no cumplieron las normas internacionales sobre garantías procesales. En algunos, esto conllevó la extracción de “confesiones” mediante tortura u otras formas de coacción, como ocurrió en Arabia Saudí, China, Corea del Norte, Irán e Irak. La aplicación de la pena de muerte afectó de forma desproporcionada a los ciudadanos extranjeros, especialmente en Arabia Saudí, Malaisia, Singapur y Tailandia. Pero en 2011 se registraron algunos avances, incluso en los países que siguen manteniendo un elevado índice de ejecuciones. En China, el gobierno eliminó la pena de muerte para 13 delitos, fundamentalmente de índole económica; además, se presentaron en la Asamblea Nacional Popular propuestas para reducir el número de casos de tortura bajo custodia, reforzar la función de los abogados defensores, y garantizar que las personas sospechosas de delitos punibles con la muerte disponen de asistencia letrada. En Estados Unidos, el número de ejecuciones y nuevas condenas a muerte disminuyó drásticamente con respecto a las registradas hace 10 años. Illinois se convirtió en el 16 estado en abolir la pena capital. En el estado de Oregón se anunció una moratoria de las ejecuciones. Y víctimas de delitos violentos se pronunciaron en contra de la pena de muerte. “Podemos ver un progreso gradual incluso en el reducido número de países que ejecutaron a personas en 2011. Son pequeños avances, pero se ha demostrado que estas medidas progresivas a la larga conducen al fin de la pena de muerte”, ha manifestado Salil Shetty. “No va suceder de la noche a la mañana, pero estamos decididos a que llegue el día en que la pena de muerte pase a la historia.” Amnistía Internacional se opone a la pena de muerte en todos los casos sin excepción, independientemente del delito del que se trate, de las características del delincuente y del sistema de ejecución utilizado por el Estado. La pena de muerte viola el derecho a la vida y es la forma más extrema de pena cruel, inhumana y degradante.

Resúmenes regionales


América Una vez más, Estados Unidos fue el único país de América en donde hubo ejecuciones. En 2011 se registraron un total de 43 ejecuciones en 13 de los 34 estados que conservan la pena de muerte, una disminución de un tercio con respecto a 2001, y de 78 nuevas condenas a muerte, la mitad que en 2001.

Caribe
Una zona sin ejecuciones en la que parece disminuir el número de países que imponen nuevas condenas a muerte. Según la información recibida, sólo tres países impusieron un total de seis condenas a muerte: Guyana, Santa Lucía y Trinidad y Tobago

Asia y Oceanía
En 2011 hubo en toda la región evidentes indicios positivos de que se estaba cuestionando la legitimidad de la pena capital. Según los informes recibidos, sin contar con los miles de ejecuciones que al parecer fueron llevadas a cabo en China, en siete países de la región de Asia y Oceanía fueron ejecutadas al menos 51 personas. Se tuvo noticia de que se impusieron al menos 833 nuevas condenas a muerte en 18 países de la región. La subregión de Oceanía siguió siendo una zona sin pena de muerte, a excepción de cinco condenas a muerte impuestas en Papúa Nueva Guinea. No se registraron ejecuciones en Japón –por primera vez en 19 años– ni en Singapur. Las autoridades de ambos países habían mostrado previamente su firme apoyo a la pena capital.

África subsahariana En 2011 se registraron avances significativos: Benín aprobó legislación para ratificar el tratado clave de la ONU que pretende la abolición de la pena de muerte. Nigeria confirmó su moratoria oficial de las ejecuciones y Sierra Leona anunció públicamente que se sumaba a esa medida. Y la Comisión de Reforma Constitucional de Ghana recomendó la abolición de la pena de muerte. Hubo al menos 22 ejecuciones en tres países del África subsahariana: Somalia, Sudán y Sudán del Sur. Sólo 14 de los 49 países de la región conservan la pena de muerte.

Oriente Medio y Norte de África
Pudieron confirmarse al menos 558 ejecuciones en 8 países. Además, en 2011 se confirmaron al menos 750 condenas a muerte impuestas en 15 países. La violencia constante en países como Libia, Siria y Yemen hizo que resultase especialmente difícil reunir información adecuada sobre la aplicación de la pena de muerte en la región en 2011. No se dispuso de información sobre las ejecuciones judiciales llevadas a cabo en Libia, y no se tuvo conocimiento de la imposición de condenas a muerte. En su lugar, a menudo se recurrió a las ejecuciones extrajudiciales, la tortura y la detención arbitraria. Cuatro países –Arabia Saudí, Irak, Irán y Yemen– fueron responsables del 99 por ciento de todas las ejecuciones registradas en Oriente Medio y el Norte de África. Las autoridades de Argelia, Jordania, Kuwait, Líbano, Marruecos y Sáhara Occidental y Qatar siguieron dictando condenas a muerte pero absteniéndose de ejecutarlas.

Europa y Asia Central Bielorrusia ejecutó a dos hombres, con lo que se convirtió en el único país de Europa y la antigua Unión Soviética y, aparte de Estados Unidos, el único de los Estados miembros de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), que llevó a cabo ejecuciones en 2011.



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