La milicias ucranianas y las fuerzas separatistas son responsables de crímenes de guerra, ha declarado hoy Amnistía Internacional. La organización, que ha dado a conocer imágenes de satélite que revelan una acumulación de artillería y blindados rusos en el este de Ucrania, acusa a Rusia de promover los crímenes de los separatistas.
Dado que las negociaciones sobre alto el fuego siguen marcadas por la incertidumbre y que la situación sobre el terreno sigue siendo peligrosa, Amnistía Internacional insta a todas las partes, incluida Rusia, a que dejen de infringir las leyes de la guerra.
“Todas las partes implicadas en este conflicto están actuando con total desprecio hacia la vida de la población civil y están incumpliendo flagrantemente sus obligaciones internacionales”, ha declarado Salil Shetty, secretario general de Amnistía Internacional, que en los próximos días viajará a Kiev y Moscú.
“Las pruebas de que disponemos muestran que Rusia está promoviendo el conflicto, mediante la injerencia directa y el respaldo a los separatistas en el este de Ucrania. Rusia debe acabar con el flujo continuado de armamento y otros suministros a una fuerza insurgente enormemente implicada en la comisión de violaciones graves de los derechos humanos.”
Investigadores sobre el terreno de Amnistía Internacional en Ucrania oriental han documentado incidentes de bombardeos, secuestros, torturas y homicidios de carácter indiscriminado.
Pese a que el Kremlin ha negado repetidamente cualquier implicación en los combates en Ucrania, las imágenes de satélite disponibles y los testimonios recopilados por la organización aportan pruebas contundentes de que la magnitud de los combates ha alcanzado ya una dimensión que Amnistía Internacional califica de conflicto armado internacional.
En las imágenes de satélite, captadas entre el 13 y el 29 de agosto, se aprecia la ubicación de nuevas posiciones artilleras en el interior de las fronteras ucranianas, entre ellas lo que parecen ser unidades Howitzer D-30 para el lanzamiento de obuses de 122 mm, en posición de fuego hacia el oeste. Dos de esas ubicaciones cuentan con un vehículo de apoyo y lo que parecen ser búnkeres. En imágenes del 29 de agosto se constata la presencia de seis vehículos anfibios blindados, aparentemente del tipo BRDM-2.
También se aprecia otra ubicación artillera similar en unos terrenos al nordeste de las anteriores, también en territorio ucraniano. Imágenes del 26 de agosto muestran unidades autopropulsadas de artillería relativamente avanzadas (probablemente del tipo 2S19 Msta-S, para obuses de 152 mm), en posición de fuego suroeste hacia emplazamientos militares ucranianos.
Entre el 26 y el 29 de agosto, la artillería se ha desplazado hacia posiciones de fuego orientadas al oeste, en el interior de Ucrania. Las imágenes del 29 de agosto muestran lo que parecen ser numerosos vehículos militares en la zona próxima al límite arbóreo y en terrenos vecinos.
“Estas imágenes de satélite, unidas a la información obtenida de soldados rusos capturados en territorio ucraniano, además de los avistamientos de tropas y vehículos militares rusos desplazándose por la frontera, no dejan dudan de que se trata ya de un conflicto armado internacional”, afirma Shetty.
Investigadores sobre el terreno de Amnistía Internacional en el este de ucrania se han entrevistado con personas que huían de los combates en las proximidades de las localidades de Alechevsk, Donetsk, Kramatorsk, Krasny Luch, Lisichansk, Lugansk, Rubeznoe, Pervomaisk y Slovyansk. Los investigadores también han entrevistado a población refugiada ucraniana en la región rusa de Rostov.
Según el relato de los civiles residentes en estas zonas, fuerzas gubernamentales ucranianas sometieron a sus barriadas a intensos bombardeos. Los testimonios sugieren que estos ataques fueron indiscriminados y que se pueden considerar crímenes de guerra. Los testigos aseguran asimismo que combatientes separatistas secuestraron, torturaron y mataron a vecinos suyos.
Los residentes de Slovyansk contaron a Amnistía Internacional, como caso ilustrativo, que combatientes separatistas secuestraron al clérigo local, a dos de sus hijos y a dos feligreses y pidieron por ellos un rescate de 50.000 dólares estadounidenses. Según los testigos, para cuando la comunidad local consiguió reunir la suma exigida para el rescate, los captores ya habían matado a todos los hombres.
Amnistía Internacional también ha recibido informes fidedignos sobre secuestros y apaleamientos perpetrados por batallones de voluntarios que actúan junto con las fuerzas armadas regulares ucranianas.
El 23 de agosto, por ejemplo, varias decenas de hombres armados llegaron, en vehículos en los que ondeaban banderas de Ucrania, a la localidad de Oleksandrivka, en la región de Luhansk, y secuestraron a un guardia de seguridad. Al menos uno de los vehículos llevaba el identificativo “Batallón Aidar” (milicia que opera en la región de Luhansk). Los testigos de los hechos aseguran que los captores acusaron al guardia de colaborar con los separatistas, le propinaron golpes con las culatas de sus armas y lo encerraron incomunicado hasta el 27 de agosto, cuando se informó a su familia de que lo habían trasladado a otra localidad y recluido en dependencias locales de los servicios estatales de seguridad de Ucrania.
Amnistía Internacional pide a las autoridades ucranianas que investiguen de forma efectiva las denuncias de violaciones graves del derecho internacional humanitario y que pongan a disposición judicial a las personas responsables de crímenes de guerra. Autoridades civiles y militares pueden ser procesadas conforme al principio de responsabilidad de mando en el caso de crímenes de guerra de los que tuvieran o hubieran debido tener conocimiento, y que no hubieran impedido o no hubieran sancionado a los responsables.
“La población civil en Ucrania necesita justicia y protección”, afirmó Salil Shetty.
“Sin investigaciones exhaustivas e independientes, se corre el riesgo cierto de que la población ucraniana no cicatrice las heridas de esta guerra durante generaciones.”