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No debe devolver a ex diplomático a Arabia Saudí por temores de tortura

Un ex diplomático saudí corre grave peligro de ser detenido y torturado o de sufrir otros malos tratos si las autoridades qataríes llevan adelante los planes de devolverlo a Arabia Saudí, ha afirmado Amnistía Internacional. 

La semana pasada, la policía qatarí citó dos veces a Mishal bin Zaar Hamad al Mutiry, de 50 años, que antes trabajaba en la embajada de Arabia Saudí en Países Bajos y que se encuentra en Qatar desde agosto de 2011 tras huir de Arabia Saudí. 

Según la información recibida, el pasado domingo la policía le preguntó por qué no cumplía la orden emitida el 2 de enero por el Ministerio del Interior de Qatar de abandonar el país en el plazo de 48 horas, so pena de ser devuelto a Arabia Saudí, su país natal. 

El ex diplomático ha afirmado que fue encarcelado y torturado en Arabia Saudí tras acusar a la embajada saudí en Países Bajos de estar implicada en financiación de terrorismo. 

Contó a Amnistía Internacional que lo habían devuelto a su país en 2006 después de que lo capturaran en La Haya unos individuos que, según cree, eran agentes armados saudíes.

Las autoridades de Qatar deben suspender de inmediato los planes de devolver a Mishal bin Zaar Hamad al Mutiry a Arabia Saudí, donde corre grave peligro de sufrir de nuevo detención arbitraria y tortura”, afirmó Hassiba Hadj Sahraoui, directora adjunta del Programa Regional de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el Norte de África. 

“Debe dársele la oportunidad de solicitar asilo sin demora, de modo que pueda ponerse a salvo.”

En 2003, Al Mutiry había denunciado ante su gobierno que, al parecer, la embajada de Arabia Saudí en la ciudad neerlandesa de La Haya, donde trabajaba a la sazón, financiaba terrorismo. En vez de investigar las denuncias, lo despidieron del trabajo en la embajada, tras lo cual él hizo públicas las acusaciones. En septiembre de 2004, Países Bajos le concedió asilo político. 

Al Mutiry contó a Amnistía Internacional que, en 2006, hombres vestidos de civil, que según cree eran agentes saudíes, lo abordaron en Países Bajos y lo trasladaron, pistola en mano, a Bruselas, la capital de Bélgica. Se llevaron a uno de sus hijos en otro vehículo. 

Una vez en Bruselas, los hombres armados le dijeron que tenía que tomar un vuelo a Arabia Saudí. 

“No me quedaba más opción que ir, pues ellos tenían a mi hijo”, explicó Al Mutiry. 

Afirma que lo detuvieron a su llegada a la capital saudí, Riad, donde permaneció recluido durante seis meses en la prisión de la Dirección General de Investigaciones. 

Al parecer, estuvo recluido en régimen de incomunicación la primera semana y fue sometido a tortura y otros malos tratos, como palizas y permanecer de pie durante horas seguidas. 

Quedó en libertad sin cargos al cabo de seis meses y se le prohibió salir de Arabia Saudí. 

El 11 de agosto de 2011, huyó al vecino Qatar, donde ha permanecido desde entonces.

Justo un año después, en septiembre de 2012, las autoridades qataríes lo detuvieron, al parecer con la intención de devolverlo a Arabia Saudí, pero lo dejaron en libertad alrededor de una semana más tarde debido a la presión ejercida por ONG. 

Por lo general, en Arabia Saudí no se toleran las críticas al Estado. 

Se castigan severamente las críticas a figuras, políticas o prácticas del gobierno: a menudo se recluye a los disidentes en régimen de incomunicación –y a veces en régimen de aislamiento– sin que medien cargos contra ellos, y se les niega el acceso a abogados o a tribunales donde impugnar la legalidad de la detención. 

Con frecuencia se recurre a la tortura o a otros malos tratos para extraer “confesiones” a los detenidos. 

Qatar ha ratificado la Convención de la ONU contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, que prohíbe sin excepción a los Estados expulsar o extraditar a una persona a un país en el que haya razones de peso para creer que correrá peligro de ser torturada.

“Si las autoridades qataríes devuelven a Al Mutiry, vulnerarán las obligaciones que les incumben en virtud del derecho internacional al exponerlo a un grave peligro de tortura y detención arbitraria a manos de las autoridades saudíes, que intentan castigarlo por ejercer pacíficamente su derecho a la libertad de expresión”, afirmó Hadj Sahraoui.

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