Con motivo del primer aniversario de la decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos de anular la sentencia de la causa Roe contra Wade, Tarah Demant, directora nacional de Programas en Amnistía Internacional Estados Unidos, ha manifestado:
"Un año después de que la Corte Suprema tomara la vergonzosa decisión de despojar de sus derechos a millones de mujeres y niñas y personas susceptibles de quedar embarazadas en Estados Unidos se enfrentan a una crisis de derechos humanos sin precedentes".
“Un mosaico de leyes demoledoras se extiende por todo el país. Una de cada tres mujeres y niñas en edad reproductiva viven en estados donde ahora el aborto es totalmente o casi totalmente inaccesible. Existen grandes desiertos de atención médica, que obligan a viajar miles de kilómetros para obtener servicios de aborto, y se está sembrando deliberadamente el miedo para impedir el acceso de mujeres, niñas y demás personas susceptibles de quedar embarazadas a un aborto legal.
“Una de cada tres mujeres y niñas en edad reproductiva viven en estados donde ahora el aborto es totalmente o casi totalmente inaccesible”.
"Mujeres, niñas y demás personas susceptibles de quedar embarazadas se enfrentan a una cruda realidad en los estados donde no tienen acceso al aborto: los estados que tienen la legislación sobre el aborto más estricta presentan los peores índices de apoyo a la maternidad y tasas más altas de mortalidad materna y pobreza infantil. Y los grupos antiabortistas siguen criminalizando el aborto con más prohibiciones, sistemas de recompensas para denunciar a quienes buscan servicios de aborto, trabas para acceder a medicación abortiva y restricciones de información sobre el aborto".
"Pero, a pesar de los ataques coordinados y virulentos contra nuestros derechos, la inmensa mayoría de la ciudadanía estadounidense continúa apoyando el acceso al aborto seguro y legal, múltiples estados han añadido nuevas protecciones y hay activistas en todos los estados que siguen defendiendo sus derechos. El aborto es un derecho humano y es atención médica básica, y personas activistas en todo el país y en todo el mundo están más decididas que nunca a garantizar este derecho en todo el territorio de Estados Unidos.”
Erika Guevara-Rosas, directora de Amnistía Internacional para las Américas, dijo lo siguiente:
“La anulación de la sentencia de la causa Roe contra Wade hace un año fue un peligroso retroceso en el contexto de un avance mundial constante del derecho al aborto. El año pasado, Estados Unidos se sumó a un grupo muy reducido de países que han restringido el derecho al aborto en los últimos años, como Polonia, Nicaragua y El Salvador. Mientras, los avances para despenalizar y legalizar el aborto en lugares como Irlanda, México, Argentina y Colombia han sido un logro tremendo para la comunidad global. Es evidente que Estados Unidos está avanzando en la dirección equivocada, dando un ejemplo terrible al mundo entero y, de paso, poniendo en peligro a mujeres, niñas y demás personas susceptibles de embarazo.”