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El enorme bazar de armas de Abu Dabi pone de manifiesto la debilidad de las conversaciones en torno al Tratado Internacional

En la feria de Abud Dabi se exponen armas y munición que a menudo acaban en las manos equivocadas. © KARIM SAHIB/AFP/Getty Images
China, Estados Unidos, los Estados de la Unión Europea y otros países exportadores de armas deben garantizar que ninguno de los tratos que se cierren en la feria internacional de armas que se celebra esta semana en Abu Dabi (Emiratos Árabes Unidos) da lugar a que lleguen armas a países donde puedan contribuir a que se cometan abusos graves contra los derechos humanos. Así lo ha manifestado Amnistía Internacional.

La Exposición y Conferencia Internacional de Defensa (IDEX), que se celebra cada dos años en la capital de Emiratos Árabes Unidos, se precia de ser uno de los bazares de armas más grandes del mundo.

La IDEX que está teniendo lugar esta semana concluye el 21 de febrero, menos de un mes antes de que los Estados se reúnan en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York para finalizar un histórico Tratado sobre el Comercio de Armas cuyos controles Estados Unidos, China y algunos otros Estados confían en debilitar.

Amnistía Internacional ha señalado repetidamente la manera en que el comercio global de armas mal regulado contribuye a que se cometan crímenes de guerra y otras violaciones de derechos humanos en todo el mundo y lleva desde la década de 1990 destacando el problema del comercio de armas no regulado.

“El enorme surtido de armas convencionales que se exhiben en la IDEX esta semana contrasta fuertemente con el limitado alcance de las cuestiones propuestas por Estados Unidos, China y otros Estados para el borrador del Tratado sobre el Comercio de Armas”, ha manifestado Brian Wood, director del trabajo de Amnistía Internacional sobre control de armas y derechos humanos.

“Y, si las propuestas de estos Estados sobre normas de derechos humanos y control del comercio de armas en el tratado siguen siendo débiles, las empresas seguirán haciendo tratos por valor de cientos de millones de dólares con compradores de armas poco escrupulosos.”

Las ferias y exposiciones internacionales de armas como la IDEX son una de las principales vías que tienen los gobiernos y las asociaciones del sector de defensa para promover y acordar ventas internacionales de armas, municiones y otros equipos y servicios militares y de seguridad.

Entre las más de 1.100 empresas de casi 60 países que participan esta semana en la IDEX, Amnistía Internacional ha podido identificar varios fabricantes de países clave exportadores de armas cuyos productos se han utilizado anteriormente en zonas en las que se han cometido abusos graves contra los derechos humanos.

Por ejemplo, hay fabricantes estatales de China que esta semana en la IDEX han expuesto armamento pesado, como sistemas de artillería. O hay empresas paquistaníes que están haciendo publicidad de una diversidad de municiones, entre ellas municiones de armas pequeñas, morteros, granadas de artillería y bombas.

Ambos países han suministrado una gran variedad de armas a Sri Lanka, país que en 2009 salió de un amargo conflicto de décadas de duración. Durante los últimos años del conflicto, de 2000 a 2009, Amnistía Internacional identificó a China como uno de los principales suministradores de armas a las fuerzas armadas de Sri Lanka. Tanto el gobierno de Sri Lanka como el grupo armado separatista Tigres de Liberación de Eelam Tamil (LTTE) cometieron graves abusos y violaciones de derechos humanos, decenas de miles de civiles murieron y muchos más resultaron heridos o fueron víctimas de abusos.

Las empresas chinas que exponen en la IDEX también fabrican una amplia diversidad de armas pequeñas y munición, como por ejemplo cartuchos que han sido utilizados por un grupo armado en el este de la República Democrática del Congo (RDC). Las fuerzas de mantenimiento de la paz de la ONU destacadas en Goma, en el este de la RDC, han recogido carcasas de cartucho con distintivos chinos. Los cartuchos en cuestión fueron fabricados en 2007 y posteriormente fueron utilizados por un grupo armado en la RDC. Amnistía Internacional identificó los distintivos como pertenecientes a un fabricante chino específico.

Amnistía Internacional también concluyó que había cartuchos chinos entre los encontrados en Bushani, República Democrática del Congo, donde los soldados del gobierno habían cometido tortura, violaciones y otros actos de violencia sexual.

En la IDEX de esta semana también se exhibe una amplia diversidad de armas “menos letales”, entre ellas irritantes químicos como gas lacrimógeno y equipo de control de multitudes como balas de goma y cañones de agua.

La policía y las fuerzas de seguridad han utilizado esas armas en todo Oriente Medio y el Norte de África para reprimir los levantamientos populares masivos que han tenido lugar en la región desde principios de 2011. Aunque esas armas pueden tener un uso legítimo en la labor de hacer cumplir la ley, también pueden ser letales, y Amnistía Internacional ha censurado repetidamente los casos en los que las fuerzas de seguridad las han utilizado para violar derechos humanos, por ejemplo mediante el uso excesivo e innecesario de la fuerza para dispersar ese tipo de protestas.

Entre los fabricantes que exponen esas armas “menos letales” se encuentran dos empresas de Estados Unidos y Francia cuyo gas lacrimógeno ha sido utilizado en Bahréin. Otra empresa estadounidense ha suministrado ese tipo de armas a Egipto. Tanto en Bahréin como en Egipto, durante 2011 y 2012 hubo manifestantes que murieron o resultaron heridos de gravedad a consecuencia del presunto uso indebido del gas lacrimógeno por parte de las fuerzas de seguridad.

“Los gobiernos están permitiendo que las incesantes presiones comerciales de las empresas de armas y sus propios y limitados intereses nacionales se impongan sobre el establecimiento del Estado de derecho y el respeto por los derechos humanos”, ha manifestado Brian Wood.

Estos son ejemplos excelentes de por qué el mundo necesita desesperadamente un Tratado sobre el Comercio de Armas que sea sólido y que detenga la venta de armas cuando pueda preverse que existe un riesgo sustancial de que esas armas se utilicen para cometer abusos graves contra los derechos humanos.”

Un expositor de Corea del Norte está promocionando también en la IDEX municiones de racimo: un arma inherentemente inhumana. Hasta el momento, 111 Estados han firmado o ratificado o se han adherido a un tratado internacional diferente que prohíbe estas armas.

Las bombas de racimo se han utilizado en conflictos recientes. En 2011 se fotografiaron en Libia municiones de racimo fabricadas en Rusia y España. Amnistía Internacional descubrió que las fuerzas de Gadafi utilizaban esas armas en zonas residenciales de Libia, y también las fuerzas gubernamentales sirias utilizaron bombas de racimo en su país en 2012.

“Resulta inconcebible que armas prohibidas internacionalmente como las bombas de racimo, que vuelan las piernas de los niños mucho después de terminado el conflicto, sigan vendiéndose en una gran feria internacional”, ha manifestado Brian Wood.

Amnistía Internacional pide a las empresas que fabrican o suministran esas armas indiscriminadas que cesen de inmediato su producción y las saquen del mercado, y pide a todos los Estados que se unan a la Convención sobre Municiones en Racimo, tratado internacional que prohíbe el uso, la producción, la transferencia y el almacenamiento de estas municiones.

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