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Convertir la esperanza en una realidad duradera

Londres.- Mientras las autoridades israelíes y palestinas del más alto nivel reanudan las negociaciones y se comprometen a trabajar por la paz, la reciente reducción de la violencia despierta la esperanza de que se ponga fin a la espiral de violencia que tantas vidas se ha cobrado. Amnistía Internacional pide a los dirigentes israelíes y palestinos que se reúnen hoy en Sharm el Sheij que conviertan estas esperanzas renovadas en una realidad duradera en la que se respeten y protejan los derechos tanto de palestinos como de israelíes. El compromiso expreso del primer ministro israelí Ariel Sharon y del presidente palestino Mahmud Abbas de trabajar para poner fin al círculo de violencia, ataques y contraataques debe continuarse con medidas rápidas y concretas. Los dos bandos deben trabajar con resolución para realizar cambios fundamentales en los sistemas y mecanismos que han permitido que se cometan impunemente homicidios ilegítimos y otras graves violaciones de derechos humanos. Amnistía Internacional reitera su llamamiento a los dirigentes para que garanticen que la protección de los derechos humanos ocupa un lugar central en las medidas que ahora se adopten. A los grupos armados palestinos y a los soldados y colonos israelíes no debe caberles la menor duda de que tendrán que rendir cuentas de los abusos que cometan o en los que participen. Para ello, las autoridades judiciales de ambos bandos deben llevar a cabo investigaciones inmediatas, exhaustivas e imparciales sobre los abusos contra los derechos humanos y procesar, en juicios con las debidas garantías, a los responsables. Esto requiere un cambio de conducta por parte de las autoridades, quienes con demasiada frecuencia han mirado hacia otro lado cuando las víctimas eran “del otro bando”, perpetuando así un clima de impunidad en el que han proliferado los abusos. En los últimos cuatro años y medio, más de 3.000 palestinos, entre ellos unos 600 niños, han sido víctimas de homicidio, en la mayoría de los casos ilegítimo, a manos de soldados israelíes. Sin embargo, los soldados israelíes han eludido sistemáticamente el procesamiento por estos crímenes. En ese mismo periodo, los grupos armados palestinos han dado muerte a más de 1.000 israelíes, la mayoría de ellos civiles, y entre ellos más de un centenar de niños, pero la Autoridad Palestina no ha procesado a los responsables de estos crímenes. Debe romperse esta constante de impunidad. Además, Israel debe poner fin de inmediato a la construcción y la expansión de asentamientos israelíes en Cisjordania, incluido Jerusalén Oriental, y debe tomar medidas para evacuar a los colonos israelíes que vivan en estos asentamientos en contra de lo establecido por el derecho internacional. El plan de retirada del gobierno de Israel para evacuar a unos 7.000 colonos israelíes de la Franja de Gaza este mismo año es un paso positivo en la dirección correcta, pero no debe distraer la atención de la situación en Cisjordania, donde la presencia de unos 400.000 colonos israelíes causa un sufrimiento indescriptible a la población palestina. Deben levantarse las estrictas restricciones que Israel ha impuesto a la circulación de palestinos en Cisjordania para mantenerlos alejados de los asentamientos israelíes, restricciones que hacen que a casi 1,8 millones de palestinos les resulte imposible llevar una vida normal y realizar sus actividades cotidianas normales. Amnistía Internacional reitera asimismo su llamamiento a Israel para que detenga la destrucción ilegal de casas, tierras y bienes palestinos, y para que cese la construcción del muro de 600 kilómetros de largo en el interior de Cisjordania. Estas medidas ilegales han dejado a decenas de miles de palestinos sin hogar y a innumerables más en la miseria.

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