Petición antes del cierre
La destacada defensora iraní de los derechos humanos Narges Mohammadi cumple dos condenas, una de seis años y otra de 16, ambas relacionadas con su incansable trabajo en favor de los derechos humanos. Es presa de conciencia.
Pero a estas penas se suma otra que tiene que ver con su condición de madre. Narges tiene dos gemelos de nueve años con los que apenas puede mantener contacto. Verlos ya es casi imposible porque los niños se fueron a vivir al extranjero con su padre hace más de un año. Pero las autoridades también le han estado "castigando" no permitiéndole ni siquiera hablar con ellos por teléfono. En protesta por esta situación, Narges inicio en junio una huelga de hambre que sólo dio por concluida cuando se le permitió hablar con sus hijos durante 30 minutos. También consiguió que el fiscal le entregase un documento en el que se compromete a que pueda llamarles una vez a la semana.La huelga de hambre ha empeorado su estado de salud ya que está gravemente enferma al padecer embolia pulmonar y un transtorno neurológico. Necesita atención médica especializada constante, que no pueden prestarle en la prisión.“A este respecto vienen a la mente las penalidades adicionales que sufren las presas políticas y las presas de conciencia. El ala de mujeres de la prisión de Evin tiene prohibido tener teléfono, pese a que de las 27 presas, 17 son madres y 4 tienen hijos de corta edad.”Carta de Narges Mohammadi desde la cárcel, julio 2016