La política del gobierno chino en la región autónoma de Xinjiang ha desencadenado una serie de medidas que buscan limitar la identidad cultural, religiosa y étnica de la comunidad uigur.
Desde la imposición de barreras para el empleo y la migración forzada, hasta la erradicación del idioma uigur en las escuelas y una intensa vigilancia de las prácticas religiosas, estas políticas han creado un ambiente de represión y miedo. En el siguiente artículo analizamos cómo estas tácticas, justificadas por el gobierno bajo argumentos de seguridad, representan una amenaza para el pueblo uigur, impulsando una lucha por su supervivencia cultural y su libertad.
1.- Presión migratoria propiciada por el gobierno
Mapa dibujado de Xinjiang con muros de seguridad exteriores y torres de vigilancia. © Molly Crabapple
Con el fin de reducir la proporción de población uigur, mayoritaria en la Región Autónoma de Xinjiang, se favoreció el asentamiento de población han (mayoritaria en China) en esta región. El problema es que esto se hizo priorizando a la población han sobre la uigur a la hora de ofrecer puestos de trabajo, lo que generó un profundo malestar y obligó a muchas personas uigures a buscar empleo fuera de Xinjiang. Llegaron a verse carteles de “Abstenerse uigures” en algunas ofertas laborales. Junto con esta presión migratoria dentro de la región, el gobierno sigue ejerciendo una considerable presión sobre las jóvenes uigures para que emigren a otras partes del país, como una manera de fomentar uniones mixtas.
2.- Limitación al uso del lenguaje uigur
Las autoridades chinas aplican una política lingüística que se presenta como educación bilingüe en la Región Autónoma, pero que ha convertido al chino en el único idioma utilizado en la enseñanza. Se comenzó suprimiendo el uigur como lengua en la docencia universitaria, dejándolo solo para asignaturas de poesía uigur. Esto continuó con medidas adicionales que hicieron del chino el principal idioma de enseñanza en niveles preescolares, siguió con el despido de docentes uigures y terminó con la imposición de multas a alumnado y profesorado que usaran una palabra en uigur dentro de las instalaciones escolares, como ocurrió en una ciudad al sur de Xinjiang.
“Si los niños no aprenden el idioma [uigur], no conocerán su cultura ni su religión y, por lo tanto, no serán uigures. Serán personas chinas. [Las autoridades chinas] nos están destruyendo por medio del idioma [...]”
3.- La excusa de la lucha contra el terrorismo
Activistas de Amnistía Internacional promueven el caso de Ilham Tohti. © Amnesty International
Los violentos incidentes ocurridos en 2008 en Xinjiang sirvieron de excusa a las autoridades para iniciar una aplastante campaña de represión contra la población uigur, con miles de detenciones, juicios sumarísimos y condenas a personas destacadas de esta etnia. Se impusieron 10 años de cárcel al escritor y poeta Nurmuhemmet Yasin por su relato corto La paloma salvaje, considerado por las autoridades chinas como una crítica velada al gobierno en la Región Autónoma Uigur de Xinjiang. También se condenó a nueve años de prisión por “actividades separatistas” a Ablikim Abdiriyim, hijo de la activista por los derechos humanos y expresa de conciencia Rebiya Kadeer, quien fue golpeado frente a sus hijos para obtener su confesión. Finalmente, se detuvo a Ilham Tohti, profesor universitario y defensor de la convivencia pacífica entre las etnias uigur y han, y se le condenó a cadena perpetua en un juicio lleno de irregularidades, en el que su defensa no tuvo acceso a las pruebas ni pudo reunirse con él durante seis meses.
4.- Las restricciones a la libertad religiosa
Las autoridades establecen un estricto control sobre las mezquitas y el clero, interviniendo en la designación de los imanes y desplegando policía dentro y alrededor de las mezquitas. Las personas que trabajan para el gobierno en la región se arriesgan a perder su empleo si participan en las actividades religiosas. No se permite el acceso a las mezquitas a menores de 18 años, quienes tampoco pueden recibir ningún tipo de educación religiosa, y temen que se les expulse de la escuela si entran en una mezquita o si se descubre que rezan en casa.
El gobierno chino empieza a detener a quienes muestran algún signo de práctica religiosa musulmana, y finalmente, la mayoría de las mezquitas son cerradas.
“Se anunció que todos debían llevar sus libros [a la oficina del gobierno]... Teníamos una estantería. Teníamos libros uigures. No entregamos los libros porque eso sería aportar pruebas. Así que escondimos los libros. Algunas personas quemaron los libros. Los escondimos mientras yo estaba allí”
5.- Desapariciones de estudiantes y familiares para silenciar las voces. Aumento de la vigilancia y control en las calles
Un control de seguridad frente a una estación de tren en Urumqi, Xinjiang. Los chinos han y los miembros de grupos étnicos predominantemente musulmanes pasan por puestos de control separados. Los musulmanes son sometidos a controles de seguridad mucho más severos. © Molly Crabapple
Primero vinieron las detenciones de familiares de personas destacadas por sus actividades en el extranjero. Así ocurrió con familiares de Gulchehra Hoja, periodista uigur que realizaba reportajes críticos con el gobierno chino en Radio Free Asia, o con numerosos familiares de Rebiya Kadeer, presidenta del Congreso Mundial Uigur.
A esto le siguieron las desapariciones de estudiantes matriculados en universidades de países de mayoría musulmana. Viajar para estudiar, especialmente a países musulmanes, se ha convertido en un motivo de sospecha para el gobierno chino, que amenaza a las familias de los y las estudiantes para obligarles a regresar. Incluso exige la deportación de estudiantes desde países como Egipto.
En general, el contacto con personas fuera de China representa un detonante claro de sospechas. Para evitar esto, muchas personas uigures, kazajas y residentes de Xinjiang han cortado lazos con sus familiares y seres queridos que viven en el extranjero, advirtiéndoles que no les llamen y borrando sus contactos de redes sociales. Sin embargo, como no es posible saber si se trata de un distanciamiento intencional para protegerse o de una detención por parte de las autoridades, el temor se apodera de quienes permanecen fuera.
“Tengo miedo por mi madre. Estoy muy preocupada por su salud y su seguridad. Es una profesora honesta y asidua. Ha dedicado toda su vida a la enseñanza y la investigación. No se me ocurre ninguna razón por la que deba sufrir”
6.- La vigilancia masiva y los campos de adoctrinamiento
Varios guardias rodean a un numeroso grupo de detenidos en un campo de internamiento de Xinjiang en China. © Molly Crabapple
Se han incrementado los controles en las calles dirigidos a la población musulmana, así como la vigilancia intrusiva y las detenciones arbitrarias. El adoctrinamiento político y la asimilación cultural forzada se implementan masivamente en centros de internamiento que tienen como objetivo a las etnias uigur, kazaja y otras comunidades musulmanas de la región.
Toda la población —hombres, mujeres, jóvenes, ancianos y ancianas, urbanos y rurales— puede ser sometida a una “transformación”. No se ha hecho pública una lista de los criterios específicos para determinar quién se debe detener. En algunos lugares, se han difundido listas de “signos de extremismo” y “actividades religiosas ilegales”, que incluyen dejarse crecer una barba “anormal”, llevar velo o pañuelo en la cabeza, rezar regularmente, ayunar, evitar el alcohol o poseer libros o artículos sobre el Islam o la cultura uigur. Incluso existen informes que indican que, al menos en ciertos lugares, las autoridades podrían estar deteniendo personas de forma indiscriminada para cumplir con cuotas numéricas.
“Yo estaba allí… La policía sacaba a la gente de sus casas… con las manos esposadas a la espalda, incluso a las mujeres… y les ponían capuchas negras… Nadie podía resistirse. Imagínate si de repente un grupo [de policías] entra [en tu casa], te esposa y te pone [una capucha negra] en la cabeza… Fue muy triste… [Después] lloré… Esa noche hicimos 60 arrestos… Eso fue solo en un distrito [de muchos donde había personas detenidas]… Cada día arrestaban a más personas”
Las detenciones también provocan que los niños y niñas sean separados de sus padres/madres. Los mayores pueden ser enviados a centros de formación profesional estatales, mientras que los más pequeños terminan en grandes “centros de bienestar” sin considerar las solicitudes de familiares que reclaman su custodia.
Inicialmente, el gobierno chino negó la existencia de estos centros, pero se vio obligado a reconocerla ante la evidencia acumulada por Amnistía Internacional y otras organizaciones. Los presentó como centros de formación y capacitación profesional, aunque en realidad funcionan como instalaciones donde se intenta reemplazar la creencia religiosa y la identidad étnica por una lealtad política secular y patriótica. Las condiciones en estos centros son extremadamente duras, con hacinamiento, insalubridad y frecuentes maltratos; cualquier acto de desobediencia se castiga severamente.
La tortura, especialmente el uso de la “silla del tigre” —donde la persona es atada durante horas o incluso días— es un método común para someter a las personas detenidas, como lo ha documentado Amnistía Internacional en su informe.
“Dos guardias entraron en la habitación y nos llevaron a la sala de castigo. Había ocho sillas. Estuvimos allí unas cinco horas sin agua, sin comida y sin acceso al baño. Abrieron la ventana, y hacía mucho frío. Nos quedamos atados a la silla. La silla es de metal y nos esposaron con los brazos estirados hacia afuera. También esposaron nuestras piernas…”
El trabajo de Amnistía Internacional en defensa del pueblo uigur
La lucha por la identidad y los derechos del pueblo uigur en Xinjiang es un grito silencioso que exige ser escuchado. En un contexto de represión extrema y control, cada acción de solidaridad internacional es un paso hacia la visibilidad y justicia que merecen. Amnistía Internacional continúa documentando estas violaciones, presionando a las autoridades chinas y movilizando a la sociedad civil para que ningún gobierno ni organismo internacional pueda ignorar esta realidad. Para conocer más sobre el pueblo uigur y las violaciones de derechos humanos que sufren, visita nuestro Centro de Documentación y accede a todos nuestros informes.