La comunidad internacional debe tomar medidas concretas para ayudar a conseguir la liberación del intelectual uigur Ilham Tohti. Así lo ha manifestado Amnistía Internacional en vísperas del décimo aniversario de la declaración de culpabilidad de este hombre por cargos infundados de “separatismo”.
Tohti fue condenado a cadena perpetua el 23 de septiembre de 2014 después de un juicio sin las debidas garantías. Fue tomado como blanco por el gobierno chino tras propugnar pacíficamente el diálogo y la conciliación entre el grupo étnico uigur y la población han mayoritaria en China.
“Cuando Ilham Tohti promovió la cooperación y la coexistencia pacífica entre las comunidades chinas uigur y han, el gobierno chino respondió con la represión y la cárcel. Su decenio de encarcelamiento es una vergonzosa mancha más en el inquietante historial de derechos humanos de China”, ha manifestado Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional.
“Este infeliz aniversario no sólo nos recuerda la falta de humanidad de Pekín. También pone de manifiesto la inacción de otros gobiernos para conseguir la liberación de Ilham Tohti. El escandaloso hito de 10 años entre rejas subraya la necesidad de que la comunidad internacional haga más.”
Los cargos contra Ilham Tohti se basaban en sus escritos y enseñanzas, que explican la opresión y discriminación sistémica que sufre la población uigur en la Región Autónoma Uigur de Xinjiang, en el noroeste de China.
Aunque se mostraba crítico con las políticas gubernamentales chinas en Xinjiang, Ilham Tohti se oponía sistemáticamente a la violencia y el separatismo y trabajaba para tender puentes entre comunidades étnicas de acuerdo con las leyes chinas.
En 2019 fue galardonado con Premio Sájarov, el máximo premio del Parlamento Europeo en materia de derechos humanos.
“La concesión de premios reconoce y afirma la destacada contribución de Ilham Tohti en materia de derechos humanos, así como su propio sufrimiento en lo que se refiere a los derechos humanos. Sin embargo, lo que más necesita es libertad, y para conseguirla merece una defensa pública inquebrantable por parte de la comunidad internacional, que pida su liberación. Eso significa que los dirigentes mundiales deben pedir directamente que actúen a sus homólogos chinos, en todas las reuniones de alto nivel, todas las conferencias de la ONU, todas las ocasiones”, ha manifestado Agnès Callamard.
“Es la compasiva postura de Ilham Tohti lo que convierte su encarcelamiento en algo especialmente atroz, y lo que obliga a la comunidad internacional a hacer más para defender los derechos de este hombre. Ilham Tohti es un preso de conciencia, y su liberación sería un paso crucial para la promoción de los derechos humanos y la justicia en China.”
Intentos de ‘silenciar’ a la hija
Según informes, durante su encarcelamiento, Ilham Tohti ha sufrido tortura y otros malos tratos, como uso de esposas y grilletes, aislamiento prolongado, privación de asistencia médica y alimentos adecuados, y adoctrinamiento político.
Su hija, Jewher Ilham, ha hecho campaña incansablemente por su liberación. Jewher contó a Amnistía Internacional que las autoridades chinas habían intentado silenciarla ofreciéndole un contacto condicional con él a cambio de que dejara de actuar públicamente sobre su caso.
Su última conversación con su padre, por Skype mientras ella estudiaba en Estados Unidos, tuvo lugar el 14 de enero de 2014, unas horas antes de que él fuera detenido en Pekín. La familia de Tohti en China no lo ha vuelto a ver desde la primavera de 2017, cuando sus visitas trimestrales en prisión cesaron abruptamente.
“Debería ser un derecho fundamental que una hija vea a su padre y, como ser humano, tengo derecho a denunciar una injusticia cuando la veo”, ha dicho Jewher Ilham a Amnistía Internacional.
Al hablar de su última reunión, hace 10 años, ha dicho: “Si hubiera sabido que era la última vez que me comunicaba con mi padre le habría llamado durante horas y horas y horas para decirle que le quiero. Por desgracia, muchas personas uigures, muchos hijos e hijas uigures, comparten mi misma suerte.”
Crímenes de lesa humanidad
La represión de China contra las personas de la etnia uigur o kazaja y de otras personas de etnias predominantemente musulmanas en Xinjiang, ejercida bajo el pretexto de combatir el terrorismo, está ampliamente documentada desde 2017.
En 2021, un informe de Amnistía Internacional concluyó que el encarcelamiento masivo, la tortura y la persecución sistemáticos perpetrados por las autoridades chinas y organizados por el Estado constituían crímenes de lesa humanidad.
Muchas de las conclusiones de Amnistía se reflejaron en la evaluación sobre Xinjiang realizada por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH), publicada en agosto de 2022.
El informe de la ONU concluía que la “extensión de la detención arbitraria y discriminatoria de miembros de la comunidad uigur y de otros grupos de predominio musulmán […] puede constituir crímenes de derecho internacional y, concretamente, crímenes de lesa humanidad”. Y proseguía afirmando que “siguen existiendo condiciones para que continúen y se cometan de nuevo violaciones graves”, lo que añade urgencia a la necesidad de un esfuerzo rápido y eficaz para abordar la situación.
Sin embargo, en octubre de 2022, los Estados miembros del Consejo de Derechos Humanos rechazaron por un pequeño margen una decisión que pedía un debate sobre el informe.
El alto comisionado de la OACNUDH, Volker Türk, se comprometió en diciembre de 2022 a dialogar personalmente con las autoridades chinas sobre las graves violaciones de derechos humanos expuestas en el informe.
En marzo de 2024, el alto comisionado instó al gobierno chino a implementar las recomendaciones de su oficina y de otros organismos de la ONU, incluidas las formuladas en el informe de 2022. Y, en agosto de 2024, la OACNUDH publicó un comunicado de prensa en el que destacaba flagrantes lagunas en la implementación por parte de China de las recomendaciones de la ONU; en él manifestaba que muchas de las leyes y políticas problemáticas siguen vigentes.
“Resulta indignante que la persecución de uigures, incluido Ilham Tohti, continúe imparable, y con impunidad”, ha manifestado Agnès Callamard.
“Puesto que las autoridades chinas no dan señal de cambiar de comportamiento, son los dirigentes mundiales quienes deben redoblar las presiones sobre Pekín —en la ONU, entre otros foros— para que ponga fin a toda discriminación y detención arbitraria de ciertos grupos étnicos y haga rendir cuentas a los responsables de violaciones de derechos humanos.”
Mientras tanto, Jewher Ilham continúa su larga espera para reunirse con su padre.
“Espero que puedan ayudarme a traerlo a casa”, ha dicho a Amnistía Internacional. “Le diría simplemente: ya no tienes que preocuparte por nada más. Ahora estoy a tu lado. Ya no estás solo.”
Amnistía Internacional ha lanzado una nueva petición para instar al presidente chino Xi Jinping a garantizar la liberación inmediata e incondicional de Ilham Tohti.