La ejecución de un paquistaní en Indonesia el pasado domingo, llevada a cabo en secreto, constituye un espantoso retroceso, ha manifestado Amnistía Internacional. Según los medios de comunicación, el domingo pasado de madrugada fue fusilado Muhammad Abdul Hafeez, de 44 años, con lo que son ya cinco las personas ejecutadas desde marzo, cuando Indonesia reanudó las ejecuciones tras un lapso cuatro años. Se cree que corren riesgo inminente de ejecución otras cinco personas. Papang Hidayat, investigador de Amnistía Internacional sobre Indonesia, ha señalado: “Este último fusilamiento pone de relieve la deplorable y retrógrada tendencia de Indonesia a llevar a cabo las ejecuciones en secreto. La completa falta de transparencia no sólo es devastadora para las víctimas y sus familias, sino que también puede impedir presentar en el último momento solicitudes de suspensión de la ejecución. “Tales acciones van en contra del compromiso del gobierno indonesio con la necesidad de hacer valer los derechos humanos. Instamos a las autoridades a que no ejecuten ninguna otra condena de muerte.” “Toda nueva ejecución menoscabará además los esfuerzos del gobierno por proteger a los ciudadanos indonesios que se enfrenten a la pena de muerte en el extranjero.” "Con estas ejecuciones clandestinas, parece que el gobierno estuviera tratando también de impedir el debate público pleno e informado sobre el uso de la pena capital.”
