Amnistía Internacional ha acusado a las autoridades israelíes de someter a acoso y a hostigamiento judicial a Nariman Tamimi, activista palestina de los derechos humanos que ha sido puesta hoy bajo arresto domiciliario parcial para impedirla participar en manifestaciones pacíficas mientras espera a que se celebre su juicio la semana próxima. “Es una campaña implacable de hostigamiento, la expresión más reciente de una sucesión de violaciones de derechos humanos contra Nariman Tamimi, su familia y sus vecinos –ha afirmado Philip Luther, director del Programa de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el Norte de África. Deben levantarse de inmediato estas restricciones arbitrarias y retirarse los cargos.” Tamimi fue detenida junto con otra activista, Rana Hamadi, el viernes 28 de junio, cuando los habitantes de Nabi Saleh se dirigían a un manantial cercano al pueblo en una marcha de protesta por la perdida de sus tierras. En 2009, el manantial de Al Qaws, próximo al pueblo de Nabi Saleh, donde vive Tamimi, fue ocupado por colonos israelíes. El asentamiento ilegal israelí tiene ahora protección militar. Durante la marcha, un soldado se acercó a ellas agitando un papel y diciendo que podían ser detenidas si no se marchaban. Cuando intentaban salir de allí, llegaron más soldados y las detuvieron. Ambas fueron acusadas de estar en una “zona militar cerrada”. Tras dejarlas en libertad bajo fianza el lunes, el tribunal las ha puesto ahora bajo arresto domiciliario parcial: no se les permite salir de sus casas los viernes de nueve de la mañana a cinco de la tarde, que es cuando se lleva a cabo todas las semanas la protesta. “Se les niega el derecho humano básico de manifestación pacífica como medio de protesta contra la confiscación ilegal de tierras por colonos israelíes, y los tribunales israelíes se valen de falaces argumentos jurídicos para sancionarlas por ejercer su derecho humano básico de manifestación pacífica”, ha añadido Philip Luther. Tras su detención, Nariman Tamimi explicó a Amnistía Internacional que las habían sometido a condiciones como ponerles grilletes, tenerlas toda la noche detenidas en un vehículo y recluirlas en una camioneta junto con presos israelíes varones que las insultaron e intimidaron físicamente. Tamimi ya ha sufrido anteriormente detenciones y asaltos a su casa. Su esposo, Bassem, ha estado encarcelado al menos dos veces y ha sido preso de conciencia. El año pasado, unos soldados israelíes dispararon a su hermano, Rushdi Tamimi, en la espalda con munición real durante una manifestación. Murió dos días después en el hospital. Hay imágenes de vídeo que demuestran que los soldados impidieron a su familia llevarlo enseguida al hospital. “Estos hechos muestran la brutalidad constante de los militares y la determinación de las autoridades israelíes de perseguir y hostigar a quienes estén dispuestos a defender sus derechos. Se valen de todos los medios disponibles para silenciar con intimidaciones a los activistas y a sus familias.”
