Algunas familias romaníes de Eslovenia disponen de una cantidad de agua inferior a la mínima considerada necesaria para las personas que se encuentran en circunstancias de emergencia humanitaria, denuncia Amnistía Internacional en su publicación Vidas paralelas: población romaní sin derecho a vivienda y agua en Eslovenia. Según el informe presentado por Amnistía Internacional, muchas de estas familias viven hacinadas en chozas de precaria construcción en asentamientos rurales aislados y segregados, lejos de servicios de atención a la salud, escuelas, puestos de trabajo y comercios. “La discriminación continuada que sufre la población romaní condena a muchas de estas personas a vivir en lugares que no disponen de servicios públicos básicos. Esto afecta a todos los aspectos de su vida, desde la salud hasta la educación de sus hijos e hijas, pasando por las oportunidades de encontrar un empleo”, ha declarado Nicola Duckworth, directora del Programa Regional para Europa y Asia Central de Amnistía Internacional. “Algunos municipios se niegan a ofrecer servicios públicos a la población romaní porque consideran que sus asentamientos son ‘irregulares’, a pesar de que estas familias llevan viviendo en ellos desde hace décadas, y el gobierno se ha desentendido del problema”. “El gobierno esloveno debe actuar para poner fin a la discriminación que sufre la población romaní, y debe garantizar que se respetan sus derechos humanos y que sus necesidades básicas quedan cubiertas”. Eslovenia es un país altamente desarrollado y disfruta de un PIB per cápita superior a la media de la Unión Europea. Prácticamente el total de su población tiene acceso a agua apta para el consumo, mientras que muchas de las comunidades romaníes a duras penas consiguen pequeñas cantidades de agua para beber, cocinar, y para el aseo personal y de las familias. La media de consumo de agua por persona al día es de 150 litros, cantidad que asciende a los 300 litros al día en los centros urbanos. Sin embargo, según una encuesta realizada el año pasado, entre el 20 y el 30 por ciento de los asentamientos romaníes del sureste del país no disponen de agua corriente. Amnistía Internacional tiene conocimiento de la existencia de familias romaníes que únicamente pudieron reunir entre 10 y 20 litros de agua por cada miembro de la familia para beber, cocinar y para el aseo personal, recogidos de fuentes ubicadas a gran distancia de los asentamientos y, en algunos casos, incluso de riachuelos contaminados.
La población romaní con frecuencia no tiene otra opción que vivir en asentamientos, dada la discriminación a la que se enfrentan cuando intentan comprar o alquilar una vivienda. A pesar de que el Estado y los municipios tienen la responsabilidad de ofrecer un alojamiento adecuado a las comunidades romaníes, muchas familias tienen grandes dificultades, o encuentran imposible, acceder a viviendas sociales u obtener permisos para mejorar las casas en las que residen. Asimismo, viven con el temor de ser víctimas de desalojos forzosos y raramente se les consulta o informa sobre las alternativas que tienen a su disposición. Amnistía Internacional insta a las autoridades eslovenas a:
- Mejorar las inadecuadas condiciones de vivienda en las que viven las comunidades romaníes, permitir la regularización en los casos en que sea posible, y ofrecer alternativas de vivienda.
- Garantizar la seguridad de tenencia a todos los habitantes de asentamientos informales y ofrecer opciones alternativas de vivienda, consultando a las comunidades romaníes afectadas, y siempre que éstas no provoquen una mayor segregación.
- Garantizar, de forma inmediata, un nivel mínimo esencial de agua apta para el consumo en todos los asentamientos romaníes.