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Personas internamente desplazadas: “El mundo nos ha olvidado”

Sirios alojados en un campo de desplazados internos en Atmeh, cerca de la frontera con Turquía. © Amnesty International
  • Día Mundial del Refugiado
Como se ha podido constatar en una visita reciente a un campo situado cerca de Atmeh, en territorio sirio pero fronterizo con Turquía, unas 21.000 personas viven allí en condiciones espantosas. La lluvia intensa se ha colado en las tiendas y ha convertido la tierra arcillosa en un espeso lodo resbaladizo, y las aguas residuales sin depurar fluyen por entre las tiendas. Los alimentos distribuidos son insuficientes y de muy mala calidad y mucha gente se queja de enfermedades para las que no recibe tratamiento. “Cuando llegamos aquí, descubrimos que era imposible pasar a Turquía porque la frontera estaba cerrada. Así que nos hemos quedado atrapados aquí todo el invierno, sin nada. Hay poca comida, ni siquiera tenemos ropa ni mantas para abrigarnos, no podemos aislarnos de la lluvia y todo está mojado. Los niños se ponen enfermos continuamente. El mundo nos ha olvidado. ¿Qué va a ser de nosotros?”, contó en marzo a Amnistía Internacional Umm Husam, madre de cinco niños pequeños que ha buscado refugio en Atmeh. La historia de su familia ilustra la dura situación de gran parte de los cerca de 6 millones de personas que han quedado desplazadas por el conflicto de Siria al tiempo que se prolongan diariamente la muerte y la destrucción. Mucho se ha dicho de la terrible situación de las personas que cruzaron la frontera para refugiarse en países vecinos, pero la gran mayoría (4,25 millones) de quienes se han visto obligados a abandonar sus hogares por el aumento de la violencia están desplazados dentro de la propia Siria. Estos desplazados internos son extremadamente vulnerables, y su número va en aumento. “Las personas internamente desplazadas han sido con frecuencia víctimas invisibles y olvidadas de este conflicto brutal que asola el país desde 2011, han estado fuera de los focos de los medios de comunicación y han sido ignoradas en gran medida por el enfrentamiento político entre todas las partes en el conflicto y los respectivos aliados internacionales”, afirmó Donatella Rovera, asesora general de Amnistía Internacional sobre respuesta a las crisis. Estos millones de mujeres, hombres, niñas y niños desplazados dentro de Siria, que son refugiados en todo menos en nombre, apenas reciben ayuda internacional o no reciben ninguna. La mayoría se han visto desplazados varias veces: en cada ocasión esperan encontrar un lugar seguro, pero vuelven a sufrir ataques una y otra vez. De hecho, muchas de las víctimas mortales de los últimos meses son hombres, mujeres, niños y niñas que murieron precisamente en aquellos lugares a los que habían acudido en busca de seguridad. En cada una de las decenas de pueblos y ciudades sirios que Amnistía Internacional ha visitado en los últimos 15 meses, había un gran número de personas internamente desplazadas. Ninguna de ellas quería abandonar su hogar, pues ello significaba alejarse de sus seres queridos y de sus medios de vida. Sin embargo, dados los continuos bombardeos aéreos y los cambios en la línea del frente de los combates, no les quedaba otra opción. “Yo no quería irme de mi casa y convertirme en refugiada”, dijo Umm Husam. “Teníamos una casa muy bonita y abundante terreno que nos permitía vivir con comodidad. Incluso cuando se intensificaron los bombardeos y nuestros parientes y vecinos empezaron a marcharse, nosotros nos quedamos. Pero luego la situación se volvió insostenible; ya no había ningún lugar en el que pudiese poner a salvo a mis hijos. Yo me habría quedado y habría muerto en mi casa, pero tenía que salvar a mis hijos”, explicó Umm Husam. La muerte a menudo alcanza a quienes huyen de la violencia. En uno de los poblados que visitó Amnistía Internacional, habían muerto en un ataque aéreo reciente seis civiles, de los cuales cuatro eran miembros de una familia de desplazados internos. Un vecino explicó lo siguiente: “Murieron cuatro miembros de la familia Khalluf, junto con una mujer de 60 años y un niño de 4, que eran del poblado. Los Khalluf habían llegado de Maaret al Naaman, huyendo de los enfrentamientos que había allí. Vinieron para ponerse a salvo y encontraron la muerte”. En un primer momento, muchas de las personas internamente desplazadas de Siria buscaron cobijo en casa de parientes o familiares, pero posteriormente han tratado de huir del país, dirigiéndose a países vecinos. Después de que Turquía cerrase su frontera con Siria en agosto-septiembre del año pasado, decenas de miles de desplazados internos se han establecido en extensos campos improvisados como el de Atmeh, que ha ido creciendo a lo largo de la frontera. Si bien los campos proporcionan cierta seguridad –por lo general, el gobierno sirio no bombardea las zonas fronterizas–, las condiciones humanitarias son atroces. Escasea la comida, las instalaciones médicas y de saneamiento son prácticamente inexistentes y las tiendas están abarrotadas y no protegen de las inclemencias del tiempo. Con una cifra de muertos en Siria que se acerca a los 100.000 y ningún indicio de que disminuyan los combates, el regreso al hogar para muchas personas internamente desplazadas es un sueño inalcanzable. En este contexto, Amnistía Internacional insta a los países vecinos y a la comunidad internacional a que se esfuercen más por ayudar a los millones de refugiados y desplazados internos de Siria. “Los países vecinos, como Turquía, deben en todo momento mantener abiertas sus fronteras a toda persona que huya de Siria, y todas las partes en el conflicto deben permitir el acceso a ayuda humanitaria vital para los desplazados internos del país”, afirmó Donatella Rovera. “Los líderes mundiales, y en especial los de la Unión Europea, deben comprometerse a asumir su cuota de responsabilidad sobre los refugiados sirios de forma real y tangible, por ejemplo, accediendo a reasentar a un número mucho mayor de refugiados, o prestando apoyo económico y técnico urgente a Turquía y a otros países vecinos que acogen a la gran mayoría de las personas que han logrado huir de Siria.”

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