“Muchos se atrevieron a abrigar esperanzas de que la 'Primavera Árabe', como se la conoció, auguraría un cambio real en la relación entre los gobernantes y la población a la que gobernaban: un mayor reparto del poder, justicia social, transparencia, rendición de cuentas y un mayor respeto por los derechos humanos. La realidad es que, en toda la región, los conflictos y la dura represión siguen estando a la orden del día”, ha manifestado Philip Luther, director del Programa para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional.
- Túnez: El único “éxito” relativo que ha surgido de la “Primavera Árabe”, aunque las violaciones de derechos humanos persisten, y se necesitan urgentemente reformas para evitar una recaída en la represión del pasado.
- Egipto: La dura represión sigue estando a la orden del día, en un país en el que activistas pacíficos y detractores del gobierno, simpatizantes del presidente depuesto Mohamed Morsi y líderes de la Hermandad Musulmana permanecen detenidos. Se ha condenado a muerte a centenares de personas.
- Bahréin: Las autoridades siguen reprimiendo la disidencia mediante el uso de fuerza excesiva y el arresto, detención y encarcelamiento de manifestantes, así como la tortura y otros malos tratos a detenidos.
- Libia: El país está profundamente dividido, con múltiples conflictos armados a lo largo de todo su territorio en los que todas las partes han cometido impunemente crímenes de guerra y graves abusos contra los derechos humanos.
- Siria: El conflicto armado más sangriento de la región, que estalló como respuesta a la brutal represión, por parte del gobierno de Bachar al Asad, de las multitudinarias protestas. Se están cometiendo crímenes atroces a una escala masiva, y la mitad de la población se ha visto obligada a desplazarse.
- Yemen: Los ataques aéreos de la coalición encabezada por Arabia Saudí y los bombardeos por parte de fuerzas huzi contra zonas civiles han causado la muerte de cientos de personas. Algunos de los ataques constituyen crímenes de guerra.