“Cuando cierro los ojos, lo único que veo es que estoy de nuevo con mi padre”, me contó Alan Mohamed cuando lo conocí en un campo de refugiados cerca de Atenas, el pasado mes de julio. Él y su hermana Gyan, que tienen distrofia muscular desde que nacieron, creían que nunca iba a llegar ese momento.
Fue un viaje muy difícil, es muy difícil para ‘personas normales’. Pero, para las personas con discapacidad, es un milagro porque todas las fronteras entre los dos países [Irak y Turquía] son montañas”.
Fue aterrador”,“Cada vez que miraba a mi alrededor veía niños y bebés llorando. [...] Mi madre se mareó y en un momento dado mi hermana me dijo que no aguantaba más”.
Espero que encuentren una solución para las personas que están atrapadas en las islas [...] algunas murieron debido a la nieve hace unas semanas. Es muy difícil para ellas. He visto las fotos de la gente que está en las islas y fue muy doloroso verlos en tiendas bajo la nieve”,
“Me siento muy triste por todas mis amistades y por todas las personas refugiadas que he dejado. Hay niños, niñas y bebés que están en condiciones muy malas. Por favor, no se olviden de ellos”.