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© Asia Alfasi/PositiveNegatives/Amnesty International

Blog

Patricia, mujer trans, perseguida por las maras y la policía: "No puedo vivir en mi país"

Por Amnistía Internacional,
Triángulo Norte
El Salvador es uno de los países más mortales del mundo fuera de una zona de guerra. Más de 108 homicidios por cada 100.000 habitantes.
Amnistía Internacional
Patricia*Tengo 32 años. Todo el tiempo me he dedicado a mi negocio, vender sodas. Siempre me ha gustado ser trabajadora, pero desgraciadamente ahora por el problema que estamos viviendo ya no puede tener uno su propio negocio porque ya le ponen renta [las maras de El Salvador] entonces ya no puede vivir uno ya tranquilamente. Los policías me hostigaban, siempre me paraban y me decían cosas, me extorsionaban y me golpeaban. Decían que no les gustaba por ser quien soy. Las maras me amenazaban también: cada mes me cobraban una “renta”, pero no podía pagarla toda. Creo que me amenazaban por la discriminación y la homofobia, por ser quien soy. Pensé en ir a las autoridades, pero después viéndolo bien que [ellos mismos] me llegaban a molestar a mi casa [...] y siempre me molestaban. Fui a [la Procuraduría para la Defensa de] los Derechos Humanos [...] y fui en dos ocasiones y en las dos ocasiones jamás tampoco me dieron resultado.Decidí irme del país. Me tenían acorralada. No conocía [a nadie que hubiera migrado]; cuando yo decidí irme me fui sola sin conocer nada ni saber a qué [...] o que me podía pasar algo. Viajé el año pasado en septiembre de 2015. En fronteras fui asaltada, me robaron. Me instalé en un lugar allí en Tapachula, busqué apoyo de COMAR [Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados], me negaron mi refugio también. Me dijeron por algunos problemas que había tenido tiempo atrás [había estado detenida]. Me involucraron con drogas y pagué con la cárcel, hace 12 años. Estuve presa cinco años y la experiencia fue dura. Estaba en una cárcel de un sector sólo de trans, [pero había] discriminación siempre [y] los señores agentes se aprovechan. Siempre [me] trataban como hombre, [y] siempre le decían el nombre de hombre a uno.[Ahora] se siente la [misma] inseguridad. Tengo miedo, así que he decidido volver a migrar. Tengo miedo pero a veces se siente uno más seguro [...] no siendo el país de uno.

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