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Temor por las personas detenidas por las fuerzas contrarias a Gadafi

© Amnistía Internacional
Londres.- Las personas sospechosas de haber combatido a favor del coronel Muamar al Gadafi, sobre todo los libios negros y los africanos subsaharianos, corren un gran riesgo de sufrir abusos a manos de las fuerzas contrarias a Gadafi, ha declarado hoy Amnistía Internacional tras haber presenciado el lunes en Trípoli agresiones contra libios negros.
 
Una delegación de Amnistía Internacional que visitaba el Hospital Central de Trípoli vio a tres revolucionarios thuwwar, como se conoce habitualmente a los combatientes de la oposición, sacando de la cama a un paciente negro procedente de la ciudad occidental de Tawargha para detenerlo. Los hombres vestían ropa de civil.

Los thuwwar afirmaron que iban a llevarse al hombre a Misratah para ser interrogado, alegando que en Trípoli los interrogadores “dejan en libertad a los asesinos”.

Las fuerzas contrarias a Gadafi advirtieron a otros dos libios negros que recibían tratamiento en el hospital por heridas de bala que “su turno estaba próximo”.

La delegación de Amnistía Internacional también vio a un grupo de thuwwar pegando a un hombre delante del hospital. El hombre gritaba angustiado: “No soy de la quinta columna”, como se conoce a las fuerzas leales a Gadafi.

En sólo una hora, Amnistía Internacional presenció cómo pegaban a un hombre y sacaban a otro de su cama en el hospital para llevárselo a un destino desconocido,” declaró Claudio Cordone, director de Amnistía Internacional.

Hemos de temer por lo que les pueda estar ocurriendo a los detenidos que están fuera del campo de visión de los observadores independientes”, añadió.

En mayo, el Consejo Nacional de Transición  emitió unas directrices a sus fuerzas para que actuaran con arreglo a las leyes y normas internacionales. Además, en los últimos días el Consejo ha enviado  mensajes de texto a usuarios libios de teléfonos móviles pidiendo a sus simpatizantes que trataran a los cautivos con dignidad y evitaran los ataques de venganza.

Acogemos con satisfacción estas iniciativas del Consejo, pero éste debe hacer algo más para garantizar que sus combatientes no infligen abusos a los detenidos, especialmente a los más vulnerables, como los libios negros y los africanos subsaharianos”, afirmó Claudio Cordone.

Los combatientes que cometen abusos deben ser separados de inmediato del servicio activo mientras se realiza una investigación”, dijo.

“Todos los crímenes, sea quien sea su autor, deben ser investigados y los responsables deben comparecer ante la justicia”, añadió.

Los combatientes thuwwar  declararon a Amnistía Internacional que se llevaban al paciente de Tawargha del hospital porque no les gustaba que el personal del hospital estuviera a punto de dar de alta a un hombre a quien consideraban leal al coronel Muamar al Gadafi.

Tawargha
es la ciudad de origen de muchos libios negros. Los residentes de Misratah asocian Tawargha a las peores violaciones cometidas durante el mes de asedio y a los despiadados bombardeos de Misratah de este año.

El médico de guardia autorizó la “detención” y finalmente se llevaron al paciente, a pesar de las protestas de Amnistía Internacional.

Los africanos subsaharianos son especialmente vulnerables a los abusos. Muchos corren el riesgo de sufrir represalias debido a las acusaciones de que las fuerzas de Gadafi emplearon a “mercenarios africanos” para cometer violaciones generalizadas de derechos humanos durante el conflicto.

En las visitas realizadas hoy a los centros de detención de Al Zawiya y Trípoli, Amnistía Internacional ha sabido que entre un tercio y la mitad de los detenidos procedían del África subsahariana.

El 29 de agosto, Amnistía Internacional examinó el cadáver de un hombre negro no identificado en el depósito del Centro Médico de Trípoli, donde le habían dejado esa mañana unos hombres desconocidos.

El cuerpo tenía ataduras en los pies y el torso. Aunque no mostraba lesiones visibles, tenía manchas de sangre alrededor de la boca. El estado del cadáver indicaba una muerte reciente. No había informe de autopsia ni se le encontraron documentos de identificación.

El 28 de agosto Amnistía Internacional visitó a un grupo de eritreos que estaban ocultos en su vivienda, en un barrio pobre de Trípoli.

Los eritreos dijeron a la organización que permanecían dentro por miedo a sufrir ataques violentos. Su situación era especialmente mala debido a la ausencia de electricidad y agua corriente.

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