CUANDO LEIDY PERDIÓ UN OJO
“Tenía 22 años. Ese día, mis amigos y yo fuimos a la protesta de Bogotá para defender nuestros derechos. […] A mi mamá le preocupaba que fuera, pero le prometí que sería pacífica. Y lo fue. […] Cuando tratábamos de volver a casa, un escuadrón de policía nos cortó el paso, y uno me disparó una bala de goma directamente y a poca distancia. Entonces sentí calor en la cara y todo se puso negro”.
Este es el testimonio de Leidy Cadena, que nos advierte sobre la importancia de establecer unos controles efectivos para evitar abusos.
A pesar de que ya existen leyes internacionales que regulan cómo y cuándo pueden usarse tanto las armas de fuego como estas "armas menos letales”, las personas que protestan se enfrentan a un riesgo cada vez mayor de muerte o de sufrir graves lesiones a manos de las fuerzas de seguridad si asisten a protestas.
Ayúdanos a exigir a los gobiernos de todo el mundo que apoyen la creación de un Tratado sobre el Comercio sin Tortura que garantice la portección de quienes protestan.