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Yarmouk sitiado: El horror de los crímenes de guerra, el hambre y la muerte

Miles de personas refugiadas hacen cola para recibir la ayuda alimentaria de Naciones Unidas (UNRWA) en el campamento de Yarmouk, al sur de Damasco, el 31 de enero de 2014. © unrwa.org
  • Tercer aniversario de la crisis en Siria Casi 200 personas han muerto desde que se endureciera el sitio al campamento en julio de 2013. Al menos el 60% de la población sufre malnutrición.

Amnistía Internacional revela en un nuevo informe sobre Siria que se han cometido crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad contra la población civil siria y palestina en Yarmouk, situado a las afueras de Damasco y sometido a un asedio brutal por las fuerzas del gobierno sirio. 

El informe, titulado Squeezing the life out of Yarmouk: War crimes against besieged civilians y publicado en vísperas del tercer aniversario de la crisis en Siria, destaca la muerte de casi 200 personas desde que el sitio se endureciera en julio de 2013 y el acceso a alimentos y suministros médicos cruciales fuera cortado. Según la investigación de Amnistía Internacional, 128 de estas personas murieron de hambre como consecuencia de la catastrófica crisis humanitaria. 

“La vida en Yarmouk se ha ido haciendo cada vez más insoportable para una población civil desesperada que pasa hambre y se encuentra atrapada en una espiral de sufrimiento de la que no puede escapar”, ha declarado Philip Luther, director del Programa de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el Norte de África.


“La población civil de Yarmouk está siendo manipulada como una marioneta en un juego mortífero sobre el que no tiene ningún control.”

El informe pone de relieve que las fuerzas del gobierno y sus aliados han lanzado repetidos ataques contra Yarmouk –entre ellos ataques aéreos y bombardeos con armamento pesado– sobre edificios civiles, como escuelas, hospitales y una mezquita. Algunas de las zonas atacadas han servido de refugio a personas internamente desplazadas a consecuencia del conflicto. También han sido objeto de estos ataques los médicos y personal sanitario. 

“Lanzar ataques indiscriminados sobre zonas civiles y provocar muertes y lesiones constituye un crimen de guerra. Atacar reiteradamente una zona densamente poblada de la que la población civil no puede escapar demuestra una actitud despiadada y un desprecio cruel de los principios más elementales del derecho internacional humanitario”, ha señalado Philip Luther. 

Según parece, al menos el 60 por ciento de quienes permanecen en Yarmouk sufre malnutrición. Los habitantes de Yarmouk contaron a Amnistía Internacional que llevaban muchos meses sin comer fruta o verdura. Los precios se han disparado, y un kilo de arroz puede costar hasta 100 dólares estadounidenses. 

“Las fuerzas sirias cometen crímenes de guerra al usar el hambre de la población civil como arma de guerra. Los espeluznantes relatos de familias que han tenido que comerse gatos y perros, y de civiles atacados por francotiradores mientras buscan alimentos, se han convertido en algo cotidiano en el horror que se vive en Yarmouk”, ha manifestado Philip Luther. 

Yarmouk también lleva con el suministro eléctrico cortado desde abril de 2013.

Pese al suministro intermitente de algunos alimentos por la agencia de la ONU para la ayuda a los refugiados palestinos (UNRWA) durante enero y febrero de 2014, la ayuda que ha llegado sigue siendo lamentablemente insuficiente para cubrir las necesidades básicas. Los trabajadores humanitarios han comparado los esfuerzos llevados a cabo hasta la fecha con una mera “gota en el océano”. En los últimos días se han reanudado los bombardeos en la zona, lo que ha vuelto a cortar los suministros.

“Las muertes se acrecientan en Yarmouk y la situación es desesperada. Resulta escandaloso pensar que, en muchos casos, se habrían podido salvar vidas si se hubiese dispuesto de una atención médica adecuada”, ha señalado Philip Luther. 

Se ha sabido que hay mujeres que han muerto durante el parto. Niños, niñas y personas mayores son los que más han sufrido. Han muerto 18 niños, entre ellos algunos bebés. También han surgido complicaciones debido a que hay quien come plantas no comestibles o venenosas y carne de perro. 

Los hospitales se han quedado incluso sin los suministros médicos más básicos. La mayoría se ha visto obligada a cerrar. Los habitantes de Yarmouk contaron a Amnistía Internacional que, en algunos casos, grupos armados de oposición se habían apoderado de los suministros médicos y habían robado ambulancias de los hospitales. 

El personal sanitario también ha sido acosado reiteradamente. Al menos 12 trabajadores han sido detenidos durante el asedio, a menudo en los puestos de control. Seis desaparecieron tras ser secuestrados por las fuerzas del gobierno sirio. Se cree que al menos un médico ha muerto por la tortura que sufrió bajo custodia. 

“Atacar selectivamente a médicos o personal sanitario que trata de ayudar a personas enfermas o heridas constituye un crimen de guerra. Todas las partes deben abstenerse de atacar al personal sanitario y humanitario”, ha declarado Philip Luther.

Al menos 150 personas han sido detenidas durante el asedio desde abril de 2011, de las cuales más de 80 continuaban todavía recluidas a finales de febrero de 2014. Amnistía Internacional pide que se ponga en libertad de inmediato y sin condiciones a todas aquellas personas recluidas únicamente por sus opiniones políticas o su identidad.


“El asedio a Yarmouk constituye un castigo colectivo a la población civil, que no se merece el sufrimiento que se ve obligada a soportar. El gobierno sirio debe poner fin al asedio de inmediato y permitir a las organizaciones humanitarias acceso sin restricciones para ayudar a la población civil”, ha manifestado Philip Luther.

Amnistía Internacional pide que se ponga a disposición de la justicia a toda persona que presuntamente haya cometido u ordenado que se cometan crímenes de guerra o crímenes de lesa humanidad, incluso remitiendo la situación de Siria a la fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI). Según el Estatuto de Roma de la CPI, determinados actos, entre ellos el asesinato, la tortura y la desaparición forzada, constituyen crímenes de lesa humanidad si van dirigidos contra la población civil en el contexto de un ataque sistemático o generalizado.

Mucho por hacer aún para los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU
El pasado 22 de febrero el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la resolución 2139, la primera que se ocupa de la abismal crisis humanitaria en que se ha hundido el país en los casi tres años transcurridos desde que comenzó el levantamiento. La resolución pide a todas las partes que terminen con todas las formas de violencia y con las violaciones de derechos humanos, incluidas las que constituyen crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. Esto es un llamamiento para que todas las partes levanten los asedios a las zonas pobladas y permitan el acceso sin trabas –incluso a través de las líneas divisorias del conflicto y a través de las fronteras– de la ayuda humanitaria que proporcionan los organismos de ayuda de la ONU y las entidades asociadas en su implementación. 

Amnistía Internacional ha lanzado una petición en su centro de activismo en Internet www.actuaconamnistia.org  dirigida a los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, para que exijan a todas las partes implicadas en el conflicto la implementación de dicha resolución y adopten medidas de forma urgente si alguna de las partes no contribuye a ello de forma efectiva.

El asedio a Yarmouk es el más mortífero de una serie de bloqueos armados de otras zonas civiles, impuestos por las fuerzas armadas sirias y grupos armados de oposición sobre 250.000 personas en todo el país. Estos asedios están causando un enorme sufrimiento humano y se debe poner fin a todos ellos de inmediato.”
 

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