Las autoridades chinas deben poner fin al uso de fuerza excesiva contra manifestantes tibetanos pacíficos. Así lo ha manifestado Amnistía Internacional después de que la policía abriera fuego contra manifestantes e hiriera a decenas de ellos.
Hoy se ha recibido información que indica que, el 6 de octubre, la policía china abrió fuego contra manifestantes tibetanos en la localidad de Diriu, en la Región Autónoma del Tíbet, e hirió al menos a 60 personas, algunas de ellas de gravedad. No está claro si la policía utilizó munición real o gas lacrimógeno.
“Es indignante que la policía abra fuego contra una reunión pacífica. Este reciente incidente demuestra que las autoridades chinas no han hecho nada por controlar el uso excesivo de la fuerza por parte de sus fuerzas de seguridad o por aumentar el respeto por el derecho de los tibetanos a la libertad de reunión pacífica”, ha manifestado Corinna-Barbara Francis, investigadora de Amnistía Internacional sobre China.
Se ha recibido incluso información que indica que a algunas de las personas heridas de gravedad se les negó la atención médica durante varios días; el estado de al menos una de esas personas es todavía muy crítico.
Los manifestantes se habían congregado para pedir la liberación de un tibetano de la zona que había sido detenido el 29 de septiembre tras denunciar los intentos de las autoridades de obligar a familias y monasterios a ondear la bandera china.
Según Campaña Internacional por Tíbet, ese mismo día fueron detenidas otras 40 personas, de las que algunas permanecen bajo custodia, mientras se desconoce el paradero de las demás.
El incidente del 6 de octubre es el segundo en los últimos meses en el que las fuerzas de seguridad disparan contra una reunión pacífica de tibetanos. El 6 de julio, en Tawu, provincia de Sichuan, al menos diez tibetanos que se habían reunido para celebrar el cumpleaños del Dalai Lama resultaron heridos.
Desde las protestas masivas de tibetanos en 2008 contra el gobierno chino, las autoridades de China han redoblado la represión en las zonas tibetanas y han impuesto controles militares y de seguridad invasivos y generalizados a la población local.
Las autoridades, además, siguen sometiendo a los tibetanos a una humillante “educación patriótica”, que los obliga a denunciar al Dalai Lama y a expresar su apoyo al Partido Comunista de China.
“La situación sigue siendo tensa en toda la región tibetana, y las autoridades chinas, al seguir negando a los tibetanos sus derechos humanos más fundamentales, no hacen nada por mejorarla. El acoso diario y el trato humillante deben cesar”, ha manifestado Corinna-Barbara Francis.
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