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Se niega la entrada a refugiados sirios, incluidos menores de edad

Familias con niños se encuentran entre quienes han sido bloqueados para cruzar a Jordania. © Jordania Pix / Getty Images
Las autoridades jordanas no deben negar la entrada a ninguna persona que huya del conflicto armado en el vecino país de Siria; así lo ha afirmado Amnistía Internacional al saber que hay familias con niños de corta edad entre las decenas de personas obligadas a esperar en la frontera. “Las autoridades jordanas deben garantizar el acceso seguro a Jordania a todas las personas que buscan refugio, sin discriminación”, ha afirmado Said Boumedouha, director en funciones del Programa de Amnistía Internacional para Oriente Medio y Norte de África. “No se puede negar la entrada a quienes huyen de Siria, ni siquiera de manera temporal, ya que hacerlo pone en peligro sus vidas. En virtud del derecho internacional, Jordania tiene la obligación de garantizar que sus fronteras están abiertas a los refugiados.” La organización ha sabido que, desde el miércoles, 14 de agosto, no se permite a la ciudadana siria Amina entrar en Jordania con sus seis hijos por el puesto fronterizo oficial de Nasib. Los funcionarios de fronteras jordanos les concedieron visados de entrada pero les dijeron que no podrían entrar en Jordania hasta pasado un mes. En sus pasaportes estamparon un mensaje que decía: “Volver dentro de un mes”.  Los informes recibidos indican que otras familias también han sido rechazadas, tanto en Nasib como en otros puestos fronterizos. Amina y su familia no pueden regresar a su pequeña localidad natal de Deraa al Hara porque ha sido atacada y asediada por fuerzas gubernamentales sirias. Llevan desde el 14 de agosto abandonados en tierra de nadie entre los puestos fronterizos de Jordania y Siria. “No tenemos agua ni pan, y tenemos que dormir en la carretera junto a un centenar de familias”, ha afirmado Amina. La familia sobrevive a duras penas comiendo los frutos que encuentra en árboles de los alrededores. Amina contó a Amnistía Internacional que su casa había sido alcanzada por un cohete. Otros residentes de Deraa al Hara dijeron que había decenas de cadáveres esparcidos por las calles de la localidad. Según afirmaron, las fuerzas de seguridad no han permitido enterrar los cadáveres a los pocos habitantes que quedan. La localidad está en la gobernación suroccidental de Deraa, donde las fuerzas de seguridad usaron fuerza excesiva y medios letales para sofocar las protestas generalizadas contra el presidente Bachar el Asad desatadas en marzo de 2011. Desde hace algunos meses, Jordania no permite la entrada en el país a ciertas categorías de personas, como refugiados palestinos e iraquíes procedentes de Siria, personas sin documento de identidad o varones solteros.  La novedad de que se esté rechazando a sirios con pasaporte válido puede significar que las autoridades jordanas han endurecido aún más su postura. El hecho de que últimamente las autoridades jordanas nieguen la entrada a sirios que tienen la documentación en regla indica que Jordania empieza a estar harta de tener que acoger a medio millón de refugiados de Siria, sin que se atisbe el final de la crisis. La afluencia de refugiados está poniendo a prueba las infraestructuras jordanas. Ha causado un incremento de la demanda de agua, electricidad, alojamiento, alimentación y enseñanza. Algunas zonas residenciales tienen dificultades para alojar a grandes grupos de refugiados y la frustración cunde en muchos sectores de población ante la subida de los alquileres y el aumento de la competencia por el empleo. “Con independencia de la sobrecarga en la demanda de recursos, las autoridades jordanas tienen la obligación inexcusable de garantizar que todas las personas que huyen pueden acceder a su territorio y recibir protección”, ha afirmado Said Boumedouha. “Es fundamental que la comunidad internacional garantice que Jordania y otros países de acogida cuentan con el apoyo económico y técnico necesario para ofrecer la debida protección y asistencia a los refugiados de Siria.” Se ha ocultado el nombre auténtico de Amina para proteger su identidad. 

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