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Se debe anular la pena de prisión de una activista de “Madres en Duelo”

Mansoureh Behkish. Fuente http://en.irangreenvoice.com
Las autoridades iraníes deben anular la pena de cárcel de cuatro años y medio dictada por un tribunal contra una mujer de Teherán por su actividad pacífica en defensa de los derechos humanos, ha dicho hoy Amnistía Internacional. El 4 de abril, el Tribunal Revolucionario comunicó a los abogados de Mansoureh Behkish que la activista había sido condenada por cargos de “propaganda contra el sistema” y “reunión y colusión con la intención de dañar la seguridad nacional” por su labor dentro del grupo Madres del Parque Laleh, anteriormente conocido como “Madres en Duelo”. Mansoureh Behkish, de 54 años, ha dicho que su intención es recurrir la sentencia. Amnistía Internacional cree que Mansoureh también se encuentra en el punto de mira por apoyar a las familias de los presos políticos ejecutados de forma sumaria entre 1988 y 1989. “De ser encarcelada, Mansoureh Behkish se convertiría en presa de conciencia, recluida únicamente por su actividad pacífica en defensa de los derechos humanos”, ha afirmado Hassiba Hadj Sahraoui, directora adjunta del Programa Regional para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional. “Las autoridades iraníes deben anular de inmediato las condenas dictadas contra ella y otras activistas de Madres del Parque Laleh.” El grupo Madres del Parque Laleh, compuesto principalmente por mujeres cuyos hijos desaparecieron o fueron asesinados o detenidos durante los actos de violencia ocurridos tras las elecciones de Irán en junio de 2009, se reúne en un parque del centro de Teherán para hacer campaña contra las violaciones de derechos humanos. El grupo también incluye a familiares de víctimas de violaciones anteriores, entre ellas los homicidios masivos perpetrados durante la década de 1980. Otra integrante del grupo, Zhila Karamzadeh-Makvandi, fue detenida en Teherán el pasado 27 de diciembre de 2011 y trasladada a la cárcel de Evin con una pena de prisión de dos años por “fundar una organización ilegal” y “actuar contra la seguridad del Estado”. Leyla Seyfollahi y Nader Ahsani, este último activista varón de Madres del Parque Laleh, también se enfrentan a penas de dos años por su pertenencia al grupo y pueden ser encarcelados en cualquier momento. Mansoureh Behkish fue arrestada en una calle de Teherán el 12 de junio de 2011 y permaneció recluida en la cárcel de Evin durante casi un mes antes de quedar en libertad bajo fianza. Su juicio comenzó el 25 de diciembre de 2011.
 
Continúa la represión Las experiencias personales de Mansoureh Behkish se extienden a lo largo de decenios de violaciones de derechos humanos en Irán. Entre 1981 y 1988, seis familiares suyos fueron asesinados o sometidos a desaparición forzada, entre ellos una hermana, cuatro hermanos y un cuñado. Muchos de estos homicidios ilegítimos se llevaron a cabo durante lo que se conoce en Irán como las “matanzas de las prisiones”, que tuvieron lugar entre agosto de 1988 y febrero de 1989 aproximadamente. Durante el periodo previo al décimo aniversario de la Revolución Islámica de 1979, las autoridades iraníes ejecutaron de forma sumaria a miles de presos y presas políticos. Nunca nadie ha tenido que rendir cuentas por estos homicidios masivos, y miles de familias, entre ellas la de Mansoureh Behkish, no saben dónde fueron depositados los cuerpos de sus seres queridos. En 1989, el entonces experto de la ONU en materia de derechos humanos sobre Irán pidió que se llevase a cabo una investigación exhaustiva de las ejecuciones masivas y la violencia que vivía el país. Muchas de las víctimas de estos homicidios masivos están enterradas en el cementerio Khavaran, en la zona sur de Teherán, donde otro grupo de apoyo a las familias llamado Madres de Khavaran, del que Mansoureh Behkish también forma parte, se reúne desde los últimos dos decenios para velar en honor de las víctimas. Durante las festividades del año nuevo iraní, en marzo de 2012, los funcionarios de seguridad se pusieron en contacto con cientos de familias, como llevan haciendo de forma regular desde 1988, para ordenarles que no acudieran al cementerio de Khavaran a llorar la muerte de sus familiares. El hermano de Mansoureh, Jafar Behkish, que emigró en 2002, contó a Amnistía Internacional que existían importantes lazos de solidaridad entre las Madres de Khavaran y las familias de las víctimas de violaciones de derechos humanos más recientes. “Tanto las atrocidades anteriores como las más recientes han afectado a todo el país, y por ello se requieren esfuerzos nacionales para hacer frente a estos despreciables actos”, ha dicho Jafar Behkish.

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